1. El esfuerzo denodado de algunos por burocratizar la innovación no conseguirá mejores resultados. Al contrario, intentar garantizar la creatividad desde los reglamentos es ridículo. Una cosa es pautar y acompañar, otra intentar cuadricular la innovación.
2. Sin perjuicio de lo anterior. Los modelos de innovación basados en una lógica de Funnel pueden ser muy útiles para las empresas, especialmente en sus etapas iniciales de desarrollo. El Funnel es un mapa de proyectos en fase maduración y en estudio de mitigación de riesgos.
3. Hay que saber cruzar innovación y emprendimiento. Tanto en las startup como en las empresas consolidadas. Iniciativas entorno al Corporate Venturing o el Emprendimiento Corporativo pueden enlazar de modo natural con proyectos innovadores que requieran una salida propia en términos organizativos o de modelo de negocio.
4. ¿Cómo aprender a combinar humildad y ambición? Humildad que nos mantenga abiertos al valor que otros, de dentro o de fuera de la organización, nos puedan aportar. Ambición para crear valor diferencial, para no conformarnos con la inercia de la mejora incremental.
5. Sin líderes capaces de arriesgar en primera persona, la innovación tiende a lo incremental.
6. La relación desde las empresas para con la universidad puede ser una gran oportunidad. Pero no hay que dejar la prueba de carga de esta relación solamente del lado de la universidad. Si se tiene claro lo que se busca y se libran briefings claros, todo es mucho más fácil. Cada día hay más universidades con sensibilidad para entender la transferencia de conocimiento como un servicio que debe ofrecerse también en tiempo y forma. Además las únicas universidades que existen no son las más próximas a nuestras sedes.
7. La innovación abierta tiene como fin la inspiración cruzada, la colaboración en modelos de negocio abiertos, la hibridación en la maduración de los procesos y, a veces, la diversificación de los outputs del proceso innovador.
8. Hay que analizar los fracasos para aprender de ellos. Llevamos tiempo trabajando con una metodología “post mortem” que nos da pistas interesantes de cómo eran los proyectos y de cómo es nuestra cultura innovadora.
9. El índice de vitalidad tiene todavía poco predicamento y es la clave. El índice contesta a la pregunta ¿ qué parte de sus ingresos y beneficios está vinculados a productos y servicios que hace 2/3 años no existían y que son fruto de una sistemática de innovación ?
10. Tan estúpido es innovar por subvención cómo no mirar qué parte de las políticas públicas pueden reducir riesgos en nuestras apuestas innovadoras.
(la imagen pertenece a una obra de Tommaso da Modena)
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