Sigo con Gregory Bateson a través de Enzo Cozzi, pasando a su tercer nivel (ojo que viene del nivel cero) que él llama "aprender a desaprender".
En este nivel, Bateson nos hace tomar conciencia de que el aprendizaje que hacemos, lo hacemos dentro de una cierta cultura, dentro de un cierto paradigma, y es en este nivel de aprendizaje en que empezamos a romper esos bordes, ese marco de operación y salirnos a otros mundos, a otras miradas.
Da el ejemplo de nuestra época, principios del siglo XXI o finales del XX, en que en occidente estamos dentro del paradigma que él llama de la racionalidad instrumental. Ahí, no encontramos el valor de la acción en la acción misma (o el goce directo de sentirse vivir), sino que en los fines y objetivos ulteriores, el resultado, el beneficio.
Mira también la educación, el proceso de aprendizaje, en que lo que importa es aprobar la prueba, sacar el título, y no en el goce del comprender mismo.
Señala Bateson, que la curiosidad pura ha sido enajenada por el paradigma racionalista instrumental y por ello nos encontramos con esa sensación de carencia del paraíso perdido.
El aprender entonces, necesita cambiar de signo y pasar a un proceso de desaprender, de transgredir aun más, pues el nivel II de aprendizaje de Bateson, también era transgresor del sistema educacional.
Cómo entonces buscamos inspiración para merodear por estos derroteros y Cozzi nos recomienda escudriñar en viejas culturas como la China de Confucio y relacionados. O también nos trae a casa, a la cultura mapuche, donde el sabio Armando Marileo, tiene también cosas que aportar a la conversación.
El coaching también , pienso merodea por estos territorios cuando logra instalar en la audiencia el concepto del observador particular que somos cada uno y desafía el paradigma de la realidad única y verdadera allá afuera. Y Tolle cuando nos incentiva a situarnos más en el momento presente. Son todos movimientos de tercer orden de aprendizaje y transformación, pienso.
Ah, y señala Bateson que si seguimos en el paradigma instrumental, el resultado será una catástrofe.
Ref: paper de Bateson escrito por Enzo Cozzi
En este nivel, Bateson nos hace tomar conciencia de que el aprendizaje que hacemos, lo hacemos dentro de una cierta cultura, dentro de un cierto paradigma, y es en este nivel de aprendizaje en que empezamos a romper esos bordes, ese marco de operación y salirnos a otros mundos, a otras miradas.
Da el ejemplo de nuestra época, principios del siglo XXI o finales del XX, en que en occidente estamos dentro del paradigma que él llama de la racionalidad instrumental. Ahí, no encontramos el valor de la acción en la acción misma (o el goce directo de sentirse vivir), sino que en los fines y objetivos ulteriores, el resultado, el beneficio.
Mira también la educación, el proceso de aprendizaje, en que lo que importa es aprobar la prueba, sacar el título, y no en el goce del comprender mismo.
Señala Bateson, que la curiosidad pura ha sido enajenada por el paradigma racionalista instrumental y por ello nos encontramos con esa sensación de carencia del paraíso perdido.
El aprender entonces, necesita cambiar de signo y pasar a un proceso de desaprender, de transgredir aun más, pues el nivel II de aprendizaje de Bateson, también era transgresor del sistema educacional.
Cómo entonces buscamos inspiración para merodear por estos derroteros y Cozzi nos recomienda escudriñar en viejas culturas como la China de Confucio y relacionados. O también nos trae a casa, a la cultura mapuche, donde el sabio Armando Marileo, tiene también cosas que aportar a la conversación.
El coaching también , pienso merodea por estos territorios cuando logra instalar en la audiencia el concepto del observador particular que somos cada uno y desafía el paradigma de la realidad única y verdadera allá afuera. Y Tolle cuando nos incentiva a situarnos más en el momento presente. Son todos movimientos de tercer orden de aprendizaje y transformación, pienso.
Ah, y señala Bateson que si seguimos en el paradigma instrumental, el resultado será una catástrofe.
Ref: paper de Bateson escrito por Enzo Cozzi
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