No, no podía esperar a septiembre para volver. Adelantar la vuelta para hablar de sueños siempre merece la pena.
¿Tengo un sueño? Claro, y en cuanto uno se hace realidad, tengo otro, y luego otro… ¿será por eso que Laura me define como ‘soñador empedernido’ y así lo hago constar en las ‘bios’ de todas mis redes sociales?
El caso es que ‘Tengo un sueño’ es el título de mi blog. Porque sí, era un sueño que nació hace algo más de dos años después de una acumulación de Moleskines y archivos con reflexiones, cuentos, artículos… ¿por qué no compartirlos con los demás? Gracias por empujarme.
Sí, sueños tengo muchos, pero todos son compartidos, nunca solo. Cuando sueño en conseguir algo es con alguien o para alguien; cuando sueño en sacar adelante un proyecto es en equipo… Siempre; cuando sueño en el progreso es porque creo en un mundo mejor. Un mundo en el que habito yo… y 7000 millones de almas más.
Pero hoy no es un día para hablar de mí, hoy no hemos venido a hablar de ‘mi libro’. Hoy toca hablar de alguien que hizo famoso el tener un sueño y luchar por hacerlo realidad. Lo hizo ante más de doscientas mil personas, junto a la estatua de Lincoln en Washington. Martin Luther King hizo historia con un discurso impecable que marcaría un antes y un después en los derechos civiles de los Estados Unidos gracias a su ‘I have a dream’.
¿Por qué hablo de esto hoy? Porque hoy se cumplen cincuenta años de aquel día. Sí, hasta hace solo cincuenta años, los fanáticos blancos de los estados sureños norteamericanos mataban e incendiaban propiedades sin compasión de la gente de raza negra. ¿Por qué? Por el color de su piel, porque los consideraban ciudadanos de segunda. Sí, hasta hace solo cincuenta años disponían de salas separadas en transportes públicos, en colegios… Sí, hasta hace solo cincuenta años la justicia se ensañaba con ellos y llevaban siempre las de perder en un juicio, y la policía les propinaba las peores palizas… Sí, hace solo cincuenta años.
El ambiente estaba muy caldeado, con una población negra dividida entre los que buscaban una solución pacífica buscando la integración en el sistema y los que, liderados por Malcolm X, con su ‘burn, baby, burn’ lo decían todo.
En la Casa Blanca, Kennedy no era indiferente a lo que ocurría y urgía resolver el asunto aprobando una Ley de Derechos Civiles en la que quedase claro que la raza no sería motivo limitante en las formas de vida ni en las leyes del país. Creía que podría resolverlo de forma pacífica pero, a los tres meses, cayó abatido en Dallas. Su sucesor, L. Johnson, fue quién sacó adelante la Ley.
La marcha, que destacó por su tranquilidad, se desarrolló ante 6000 policías (4000 soldados estaban preparados para actuar en caso de necesidad) y contó con las actuaciones de Joan Baez y Bob Dylan. Pero el protagonista fue un joven predicador, el doctor Martin Luther King, al que el FBI llegó a calificar como ‘el líder negro más peligroso y efectivo del país’. Su discurso, uno de los más inspiradores de la historia, estuvo cargado de mensajes de esperanza e igualdad.
Llamó a la acción de todos con cordura: ‘No busquemos satisfacer nuestra sed de libertad bebiendo de la amargura y el odio. Debemos conducir nuestra lucha por el camino elevado de la dignidad y la disciplina’; con mensajes de esperanza: ‘Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos amos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad’ y utilizando la emoción: ‘Sueño con que mis cuatro pequeños hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por su carácter. ¡Hoy tengo un sueño!’. Y terminó de manera brillante utilizando un espiritual negro: ‘Free at last, free at last, thanks God mighty, we are free at last!”
Fue el principio, aunque no pudo ver el final. Cinco años más tarde fue asesinado en Memphis, lo que provocó la mayor oleada de violencia en la historia del país.
Su mensaje caló hondo, y se pusieron manos a la obra. Todos. Inspiración, motivación, cordura, esperanza y emoción fueron sus ingredientes. Ingredientes que hoy faltan, y fallan, y provocan el descrédito de la clase política actual. Como leía en un artículo de Antoni Gutiérrez Rubí, ‘el descrédito de la política es triple; no tiene sueños que se conviertan en retos, no defienden utopías que comprometan a la acción y no encuentra las palabras que conmuevan y promuevan los cambios colectivos: aquellos que son mucho más que la suma de los individuales’.
Hoy, cincuenta años después, Estados Unidos tiene otros problemas, pero no es la raza lo que les divide.
En el fondo todos tenían un sueño, el sueño de la igualdad, y Martin Luther King hizo lo que tenía que hacer para que éste se hiciese realidad: les despertó.
Soñad y luchad por hacer vuestros sueños realidad… Siempre!!!
Hoy os hago dos regalos: Un ebook: ‘I have a dream. Miradas al discurso de Martin Luther King 50 años después‘. Para descargarlo haced click. Y, como no, el discurso…
No hay comentarios:
Publicar un comentario