Las autoridades sanitarias insisten de forma constante en la necesidad de practicar ejercicio físico para llevar una vida saludable. Su beneficios son de sobra conocidos, pero podrían ir incluso más allá de lo que pensamos.
Un nuevo estudio dirigido por Laura Chaddock-Heyman, psicóloga de la Universidad de Illinois, pone de manifiesto que los niños de entre 9 y 10 años que están más en forma tienen más materia blanca en el cerebro.Esta parte del sistema nervioso central es la responsable de trasladar las señales nerviosas de una región del cerebro a otra; y cuanto más compacta es, más rápida y eficiente es la actividad neuronal.
“Estudios anteriores señalaban que los niños con mejor forma física tienen una mayor concentración de materia gris, importante para el aprendizaje y la memoria”, explica Chaddock-Heyman en la nota de presentación del estudio. “Ahora por primera vez hemos explorado cómo el ejercicio se relaciona con la materia blanca de los niños”.
El trabajo se suma a anteriores investigaciones del grupo, que apuntaban también una relación entre la práctica de ejercicio y la integridad de la materia blanca en personas mayores. “Por lo tanto, parece que la condición física puede tener efectos beneficiosos sobre la materia blanca a lo largo de toda la vida”, asegura Arthur Kramer, otro de los autores del estudio.
¿Puede el ejercicio fomentar un mayor rendimiento académico?
El nuevo estudio se ha limitado a medir la densidad de la materia blanca de 24 chavales de entre 9 y 10 años, pero no ha medido sus habilidades cognitivas. Aunque, investigaciones anteriores han mostrado que existe una relación, por ejemplo, entre una mayor concentración de materia blanca y un mayor rendimiento en matemáticas, Chaddok-Heyman reconoce que, de momento, la relación entre una mayor concentración de esta sustancia y un mayor rendimiento no pasa de la especulación.
Lo que sí demuestra la investigación es que la actividad física juega un papel importante a la hora de acelerar la actividad cerebral de los niños y mantenerles receptivos al aprendizaje. Según Chaddok-Heyman las clases de educación física y el recreo podrían ser tan importantes en la escuela como el tiempo que los niños pasan en el aula, y es por ello que pide a las autoridades educativas que aumenten su apoyo a la actividad física.
“Cada vez más escuelas contribuyen a un estilo de vida sedentario eliminando o reduciendo la actividad física que se realiza en horario escolar”, explica la investigadora, “pero sabemos que el ejercicio aeróbico está relacionado con el tamaño de las estructuras cerebrales así como con su funcionamiento”.
Los investigadores planean seguir manteniendo esta línea de trabajo y ahora mismo trabajan en un experimento de cinco años en el que los participantes serán asignados aleatoriamente a un programa de ejercicio o no. Durante este tiempo, los científicos observaran los cambios en la materia blanca así como su rendimiento académico.
“Trabajos anteriores de nuestro laboratorio han demostrado que existe una relación, tanto a corto como a largo plazo, entre la práctica de ejercicio aeróbico y la salud y cognición del cerebro”, asegura Charles Hillman,quinesiólogo y tercer, y último, autor del estudio. “Sin embargo, nuestro actual experimento debería darnos la más completa evaluación de esta relación que se ha hecho hasta la fecha”.
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