”.
El cuarto está en oscuras, sólo la pantalla del ordenador lo ilumina. Dice el reloj del ordenador que es la 1 de la mañana. Todo está callado, todo está en silencio.
Años atrás, esta situación me hubiera sido imposible vivirla. Estar en soledad, estar en silencio.
No podía vivir en silencio, necesitaba que la televisión estuviera puesta, tener el ordenador con la música puesta,… lo que fuera, todo por no oírme.
Cuando me oía, no paraba de llorar, me quedaba en una esquina de la habitación, en posición fetal, preguntándome: ” ¿Para qué?, ¿Por qué?…”
Cuando no oía ningún ruido exterior, oía mi voz y hacia todo lo posible por apagarla, por bajarle el volumen, no quería escuchar algo que en el fondo sabía que era verdad, pero que le tenía pavor a sus consecuencias.
No dejaba de llorar, el silencio me daba miedo, mucho.
Por mucho que digamos lo contrario, adoramos el ruido. La televisión, la música, conversaciones con los amigos, gritos de la gente, bocinazos de los coches desde las primeras horas del alba… Todo por nos escucharnos de corazón.
Todo por no vivir en el presente.
El silencio nos impulsa a enjuiciar lo que estamos viviendo, y no hacer lo que primero que tenemos que hacer,ACEPTARLO.
“ La culpa lo tienen los demás, mi familia no me ayuda, no me entiende, la culpa la tiene este gobierno que recorta…..Todos tienen la culpa menos yo…” Siempre ponemos la atención en los demás, en el exterior, en vez de empezar por nosotros mismos.
Pero es que eso da mucho miedo. Darte cuenta que tu vida no es tan idílica, que tienes miedo a levantarte y ponerte una “mascara” que ya te has cansado de llevar ante los demás… Es darte cuenta que has llevado una vida automática y que quieres ser libre.
Quieres ya no sentir vergüenza, no tener miedo a salir a la calle, que te descubran como eres de verdad , miedo al qué dirán, a quién se irá de tu lado cuando sepan que no eres como habías demostrado hasta entonces…
Esos miedos, te hacen hundirte más y más… pero ya no hay más donde cavar… El fondo ya lo has tocado. Ahora solamente hay que salir hacia arriba.
Hace poco hablaba con una persona, que me gusta hablar con ella cada vez que nos vemos, y me decía, que la gente no se da cuenta, que estamos solos, aunque tengamos mucha gente alrededor, y el silencio, es lo que me enseño, entre otras muchas cosas. Que si quería ser feliz, tenía que serlo por yo mismo, nadie me daría la felicidad.
En el presente, es cuando encontrarás la solución, la cuerda que te llevará a ver la luz que tanto deseas observar.
¿Y cómo empezar a construir esa cuerda?
Gracias al silencio, me daba cuenta, que las conversaciones conmigo mismo que me habían enredado en la situación en la que me encontraba, empezaban en mi mente.
Como bien dice Álvaro Gómez, muchas de ellas eran absolutamente absurdas. “ David, siempre serás lo que digan los demás, nunca llegarás a gustar a nadie, no vales para nada…” ¿De dónde salía todo eso? De mi, de mi cerebro.
El silencio, te ayuda a pararte. A darte cuenta que estas corriendo en una rueda de pensamientos que no te ayudan, que más bien te limitan. Esas conversaciones se hacen insoportables, por eso el silencio, te ayuda a saber que cáliz tienen y como empezar a que giren en otro sentido.
Actuamos en función a respuestas que ya hemos dado a situaciones parecidas.
¿Qué hay un problema sentimental? Yo no tengo la culpa. ¿Qué el jefe nos hecha la culpa? Yo no tengo la culpa, se habrá levantado mal. ¿ Que tu familia no te entiende? La culpa es de ellos, no de nosotros.
Como bien decía Einstein, es de locos hacer las mismas cosas, esperando resultados diferentes. Pero es lo que hacemos siempre. Siempre reaccionamos de la misma forma, de forma automática, a todos los problemas, aunque sean totalmente distintos.
El silencio te hace darte cuenta, que lo que estas haciendo, es una locura. Te hace “ver” que otras respuestas, son la solución a tus dificultades.
El silencio, te ayuda a reconducirte.
Te das cuenta, que tus emociones han sido como caballos desbocados sin control, creando una huella en nosotros.
El parar, el darte cuenta de la situación, hace que tus emociones, vuelvan a su cauce, se equilibren. NO quiero decir que se olviden por completo, sino que en un estado de control sobre la mismas, la solución es más fácil que surja y tenga su efecto deseado.
Aunque todos lo deseamos, el vivir una vida, tranquila, con esa ansiada felicidad, el primer paso para conseguirla, que es estar en silencio, conocer nuestra verdad, que es la que nos proporcionara la tranquilidad, ese primer paso nos da un miedo atroz. Odiamos el silencio.
La vida es tan fácil o tan difícil como tú quieras. En el silencio te darás cuenta de muchas cosas, se abrirán heridas que pensabas que estaban cicatrizadas, de emociones que descubres, de caretas que se caen. Te sentirás desnudo ante la vida, ante ti mismo, ante los demás
Pero el silencio te dará la libertad, de ser uno mismo. Déjate el orgullo y el ego en el baño y tira la cadena. Escúchate, siéntete, vive el silencio, deja que fluyan tus pensamientos, escríbelos si hace falta.
ES EN EL SILENCIO EL PRINCIPIO DEL COMIENZO DE UNA NUEVA ANDADURA, EL CAMINO DE TU SER, DE TU FELICIDAD.
¿Te da miedo el silencio? ¿Qué estás oyendo ahora mismo? ¿Música, gritos o estás oyéndote a ti mismo?
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