Uno de los proyectos más creativos que he podido llevar a cabo este año, es el que he podido hacer en Bilbao de la mano de Amadeus y su evento anual ART&Cooking. La colaboración se desarrollo en la realización de una dinámica con un grupo de interés en el sector del viaje, en la que reflexionamos sobre el futuro del sector en busca de un mapa de acción.
Tras una jornada de trabajo , encuentro y reflexión, la cita nocturna se desarrollo en el restaurante Azurmendide Bilbao. Su Cheff Eneko Atxa, nos mostró su concepto de innovación sostenible y los secretos de su cocina, su jardín sostenible, su bodega de Txacoli y todas las esxquisiteces. Durante la cena pude disfrutar de uno de los trabajos más exquisitos (literalmente hablando) que he podido hacer nunca. Mientras cené el maravilloso menú Adarrak , pude dibujar cada uno de los platos in situ.
Desde huevos cocinados a la inversa, con trufa en su interior, hasta un airbag de aguacate que explotaba en la boca y te llenaba de sabores que nunca había probado. No es muy normal probar algunas de las cosas que comimos, pero desde luego lo que resulta imposible es probarlo tal y como lo cocinan en Azurmendi. La selección de los ingredientes, es sorprendente, pero la preparación lo es mas. Por mi parte pude ir disfrutando del proceso de la siguiente manera. Me servían cada plato y yo lo miraba, le daba vueltas al plato buscando como estaba compuesto, que colores tenía y puedo asegurar que se trataban de piezas de arte tan estudiadas como lo puede ser la composición de un cuadro o de una escultura. Cada hierba, flor o el color que se combina de un elemento con el que tiene a su lado, resulta fruto de un cuidado y un concepto de diseño muy cuidado. Hace poco he leído que el diseño no es un departamento de las empresas, es una actitud y un modo de concebir cualquier ocupación.
Me daba pena comerme cada plato, pues eran para quedarse mirándolos y oliendo los diferentes aromas que unas veces te llevan a la montaña y otras al mar.
La siguiente sorpresa de la experiencia, tras mirar y oler, se trataba del tacto y el gusto. El tacto porque cada textura en el paladar era muy diferente y es fundamental apreciar eso, no es lo mismo algo rugoso que suave, resbaladizo que seco, y el gusto....que decir. Se trata de una experiencia especial, hay sabores que como decía antes explotan, otros que llegan poco a poco al punto álgido.
En algunos casos los sabores te llevaban al mar y a la misma sensación de estar nadando entre pececillos y erizos de mar, en otras la hierba fresca y las flores de ajo aromatizándolo todo en su punto.
Aquí os dejo el resultado en un panel de lo que pude degustar, con el buen hacer de todo el equipo de Azurmendi y de Eneko Atxa. Muy recomendable!
Tras una jornada de trabajo , encuentro y reflexión, la cita nocturna se desarrollo en el restaurante Azurmendide Bilbao. Su Cheff Eneko Atxa, nos mostró su concepto de innovación sostenible y los secretos de su cocina, su jardín sostenible, su bodega de Txacoli y todas las esxquisiteces. Durante la cena pude disfrutar de uno de los trabajos más exquisitos (literalmente hablando) que he podido hacer nunca. Mientras cené el maravilloso menú Adarrak , pude dibujar cada uno de los platos in situ.
Desde huevos cocinados a la inversa, con trufa en su interior, hasta un airbag de aguacate que explotaba en la boca y te llenaba de sabores que nunca había probado. No es muy normal probar algunas de las cosas que comimos, pero desde luego lo que resulta imposible es probarlo tal y como lo cocinan en Azurmendi. La selección de los ingredientes, es sorprendente, pero la preparación lo es mas. Por mi parte pude ir disfrutando del proceso de la siguiente manera. Me servían cada plato y yo lo miraba, le daba vueltas al plato buscando como estaba compuesto, que colores tenía y puedo asegurar que se trataban de piezas de arte tan estudiadas como lo puede ser la composición de un cuadro o de una escultura. Cada hierba, flor o el color que se combina de un elemento con el que tiene a su lado, resulta fruto de un cuidado y un concepto de diseño muy cuidado. Hace poco he leído que el diseño no es un departamento de las empresas, es una actitud y un modo de concebir cualquier ocupación.
Me daba pena comerme cada plato, pues eran para quedarse mirándolos y oliendo los diferentes aromas que unas veces te llevan a la montaña y otras al mar.
La siguiente sorpresa de la experiencia, tras mirar y oler, se trataba del tacto y el gusto. El tacto porque cada textura en el paladar era muy diferente y es fundamental apreciar eso, no es lo mismo algo rugoso que suave, resbaladizo que seco, y el gusto....que decir. Se trata de una experiencia especial, hay sabores que como decía antes explotan, otros que llegan poco a poco al punto álgido.
En algunos casos los sabores te llevaban al mar y a la misma sensación de estar nadando entre pececillos y erizos de mar, en otras la hierba fresca y las flores de ajo aromatizándolo todo en su punto.
Aquí os dejo el resultado en un panel de lo que pude degustar, con el buen hacer de todo el equipo de Azurmendi y de Eneko Atxa. Muy recomendable!
Aquí en plena tarea :-)
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