«Una de las formas más sutiles de cuidado se da cuando apelamos a nuestra presencia consoladora y amorosa para tratar de calmar a alguien. La mera presencia de un ser querido tiene, según las investigaciones realizadas al respecto, un efecto analgésico, aquietando los centros que se ocupan del registro del dolor. Cuando más empática se muestre la persona la persona que acompaña a alguien que experimenta dolor, más poderoso será el efecto calmante.»
En 'Focus', de Daniel Goleman: http://bit.ly/
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