Peter Drucker (1909-2005) es considerado por muchos como el padre del management. Drucker nació en Austria y emigró a los Estados Unidos a los 28 años, donde desarrolló su carrera como consultor, escritor y profesor en temas empresariales. Al final de su vida escribió un artículo en la revista Harvard Business Review, al que tituló “Gestionarse a uno mismo” (Managing oneself), donde afirmaba que “el éxito en la economía del conocimiento llega a quienes se conocen a sí mismos; sus fortalezas, sus valores y cómo se desempeñan mejor”.
El artículo comenzaba así: “Los grandes ejemplos de logro en la historia –un Napoleón, un Da Vinci, un Mozart– siempre se han gestionado a sí mismos. Eso, en gran medida, es lo que los hace grandes ejemplos de logro. Pero son raras excepciones, tan inusuales en sus talentos y realizaciones que se consideran fuera de los límites de la existencia humana corriente. Hoy la mayoría de nosotros, incluso los menos dotados, tendremos que aprender a gestionarnos a nosotros mismos”.
Según Drucker, para gestionarnos a nosotros mismos, debemos responder a las siguientes preguntas:
¿Cuáles son mis fortalezas? ”La mayoría de las personas creen saber en qué son buenas. Por lo general se equivocan. Con mayor frecuencia, saben en qué no son buenas, y aun así son más las que se equivocan que las que aciertan. Y, sin embargo, una persona sólo puede desempeñarse a partir de fortalezas”. Luego agrega “Hace falta mucha más energía y trabajo para mejorar desde la incompetencia a la mediocridad que para pasar del desempeño de primera a la excelencia”.
¿Cómo me desempeño? “Sorprendentemente pocas personas saben cómo logran hacer las cosas. De hecho, la mayoría de nosotros ni siquiera sabemos que distintas personas trabajan y se desempeñan de manera diferente. Demasiadas personas trabajan de maneras que no les son propias, y eso prácticamente garantiza el no desempeño”.
¿Soy un lector o un auditor? “La primera cosa que usted debe saber es si es un lector o un auditor (que prefiere escuchar). Muy pocos saben siquiera que existen lectores y auditores y que las personas rara vez son ambos”.
¿Cómo aprendo? Para saber cómo uno se desempeña debe “entender cómo aprende”. Más adelante explica: “En todas partes las escuelas están organizadas bajo el supuesto de que existe sólo una manera correcta de aprender y que es la misma para todos. Pero ser obligados a aprender a la manera del colegio es el mismo infierno para los estudiantes que aprenden de otra forma. De hecho, probablemente exista media docena de maneras de aprender”.
¿Cuáles son mis valores? “Para ser capaz de gestionarse a sí mismo, usted finalmente debe preguntarse: ‘¿Cuáles son mis valores?’. Ésta no es una pregunta de ética”. Luego complementa: “Las fortalezas de una persona y la manera en que esa persona se desempeña rara vez entran en conflicto; son complementarias. Pero a veces hay conflicto entre los valores de una persona y sus fortalezas. Lo que uno hace bien –incluso muy bien y exitosamente– podría no calzar con el propio sistema de valores. En ese caso, podría parecer que no vale la pena dedicar la vida a ese trabajo (ni siquiera una parte sustancial de ella)”.
¿Cuál es mi lugar? “Un pequeño número de personas sabe desde muy temprano cuál es su lugar. Los matemáticos, los músicos y los cocineros, por ejemplo, generalmente ya son matemáticos, músicos o cocineros cuando tienen cuatro o cinco años de edad”. Agrega: “La persona que ha aprendido que no se desempeña bien en una organización grande debería haber aprendido a decir que no a un cargo en una de ellas. La persona que ha aprendido que no es un tomador de decisiones debería haber aprendido a decir que no a un proyecto de toma de decisiones”.
¿Cómo debería contribuir? “A lo largo de la historia, la gran mayoría de las personas nunca tuvo que preguntarse: ‘¿Cómo debería contribuir?’. Se les decía cómo contribuir, y sus tareas eran dictadas por el trabajo en sí”. Pero ahora no es así. Para responder a la pregunta, deben responder a su vez a otras tres preguntas. “¿Qué requiere la situación? Dadas mis fortalezas, mi forma de desempeñarme y mis valores, ¿cómo puedo hacer la mayor contribución a lo que debe hacerse? Y por último, ¿qué resultados deben alcanzarse para hacer una diferencia?”.
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