Comprobado

"Pueden comprobarlo todos los
días: cuando en una cena se
reúnen cinco personas
inteligentes y un imbécil, 
la conversación decae
indefectiblemente al nivel
del imbécil". 
Jean Amadou, Journal d’un bouffon

"Cada uno de Nosotros"

"Cada uno de nosotros es 
sucesivamente, no uno, si 
no muchos. Y estas personalidades
sucesivas, que emergen las unas
de las otras, suelen ofrecer entre 
sí, los más raros y asombrosos
contrastes". José Enrique Rodó
Motivos de Proteo 

"Michael Cooper", óleo de mi autoría, de la muestra del C.C.Borges 2013-2014-Buenos Aires-Argentina

Michael Cooper (1941 - 1973) fue un fotógrafo británico, reconocido por sus fotografías de los principales músicos de rock de la década de 1960 y principios de 1970. Con un total de 70 mil fotografías gran mayoría son del grupo The Rolling Stones que datan de mediados de la década de 1960. Fue el fotógrafo en las sesiones para las portadas de los álbumes Their Satanic Majesties Request y Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band.

"De todos los fotógrafos que existen, Michael ha sido por lejos el que mejor documentó esa magnífica década, y quien entendió realmente que significaron aquellos años sesenta y aquellos juveniles sueños de futuro".
John Lennon.
"Michael Cooper", óleo de mi autoría, de la muestra del C.C.Borges 2013-2014-Buenos Aires-Argentina 

"He soñado una fuga"

"He soñado una fuga. Un «para siempre»
suspirado en la escala de una proa..."
César Vallejo

"Nudo seduto su un divano"

Amedeo Modigliani 

'La civilización empática'

http://www.xatakaciencia.com/psicologia/libros-que-nos-inspiran-la-civilizacion-empatica-de-jeremy-rifkin?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+xatakaciencia+%28Xataciencia%29 
Cubierta Rifkin La Civilizacion Empatica
La empatía es la capacidad de ponerse en la piel del otro. El término deriva de la palabra alemanaEinfühlung, acuñada por Robert Vischer en 1872 y empleada en estética alemana: se refiere a cómo proyecta el observador su sensibilidad en un objeto de adoración o contemplación. El origen biológico de la empatía son las neuronas espejo, descubiertas a principios de la década de 1990 por un grupo de científicos dirigido por Giacomo Rizzolatti, aunque no llegaron a comprender plenamente el hallazgo hasta varios años más tarde.
La empatía es una cualidad propiamente humana (aunque no hace mucho que los biólogos han comenzado a descubrir manifestaciones conductuales primitivas de la empatía en muchos mamíferos). La empatía es el rasgo que favorece la cooperación en el ser humano, una cooperación que, en tiempos de internet, podría cambiar el mundo para siempre de una forma que ni siquiera somos capaces aún de atisbar. Éstas y otras cuestiones sobre la empatía son las que trata magistralmente, con abundancia de datos y bibliografía, el prolífico autor Jeremy Rifkin en uno de sus mejores libros, después de La sociedad del coste marginal ceroLa civilización empática.
Por ello, el libro de Rifkin ha sido fuente de inspiración para un buen puñado de artículos de Xataka Ciencia, como algunos de los que siguen:
Un trabajo de gran alcance y erudición que propone la empatía como el mejor modelo, y posiblemente el único, para las relac iones internacionales y la supervivencia global en los inicios del siglo XXI. Parece que el mundo jamás ha estado tan interconectado a través de los medios de comunicación, el comercio y la cultura, y tan salvajemente desgarrado por la guerra, la crisis financiera, el calentamiento global e, incluso, la migración de las enfermedades. No importa cuánto nos empeñemos en la tarea de afrontar los desafíos de un rápido mundo globalizador, la raza humana parece quedarse corta continuamente, incapaz de reunir los recursos mentales colectivos para pensar globalmente y actuar localmente .En este libro el autor expone cómo la desconexión entre nuestra visión del mundo y nuestra habilidad para percibir dicha visión radica en el estado actual de la conciencia humana. El modo en que nuestro cerebro está estructurado nos predispone hacia una forma de sentir, pensar y actuar en el mundo que ya no es apropiada para los nuevos entornos que hemos creado. Es el primer libro que explora cómo la conciencia empática reestructura la forma en que organizamos nuestra vida personal, nos acercamos al conocimiento, perseveramos en ciencia y tecnología, dirigimos el comercio, gobernamos y orquestamos nuestra vida civil. El desarrollo de esta conciencia empática es esencial para crear un futuro en que pensemos y nos comportemos de manera que el mundo valga la pena.

"Tu verdadera naturaleza”.

“Cuando miras a otros seres humanos y sientes un gran amor hacia ellos, o cuando contemplas la belleza en la naturaleza y algo dentro de ti responde profundamente hacia ella, cierra tus ojos por un instante y siente la esencia del amor y la belleza que hay dentro tuyo, que es inseparable de quien eres, inseparable de tu verdadera naturaleza”. Eckhart Tolle 

Metacognición

http://www.elmostrador.cl/vida-en-linea/2014/12/30/un-simple-truco-para-mejorar-tu-memoria/ 
Como-mejorar-la-memoria-6Una de las cosas interesantes de la mente es que aunque todos tengamos una, no conocemos la mejor manera de aprovecharla al máximo. Esto es en parte causa de las dificultades que tenemos para reflexionar sobre nuestra forma de pensar, algo que se denomina metacognición.
¿Buscas una manera de mejorar tu memoria? Este artículo te da algunas pistas.
Si te pidiese que te sentases un momento y te aprendieses una lista de números telefónicos de memoria, ¿cómo lo harías?
Por mucho que lo intentes, hay altas probabilidades de que lo hagas mal.
Una de las cosas interesantes de la mente es que aunque todos tengamos una, no conocemos la mejor manera de aprovecharla al máximo.
Esto es en parte causa de las dificultades que tenemos para reflexionar sobre nuestra forma de pensar, algo que se denomina metacognición.
El estudio de nuestros procesos mentales revela que la mente humana tiene puntos ciegos.
Y un área en la que estos puntos están particularmente presentes es la del aprendizaje.
Somos especialmente malos a la hora de reflexionar sobre la mejor manera de aprender.

LA MEJOR MANERA DE APRENDER

Los investigadores Jeffrey Karpicke y Henry Roediger III se propusieron estudiar un aspecto en particular sobre nuestra forma de aprender: cómo las pruebas pueden consolidar nuestra memoria de los hechos.
En su experimento pidieron a estudiantes que memorizasen pares de palabras en inglés y swahili
.
Por ejemplo, tendrían que aprender que si se les daba la palabra en swahili mashua, su correspondencia en inglés era boat (barco).
Podrían haber usado el tipo de preguntas que se emplean en un examen normal de secundaria, pero el uso del swahili implicaba que no podían apoyarse en el conocimiento ya adquirido.
Tras aprenderse todas las parejas de palabras, el examen se planeó para la semana siguiente.

LA IMPORTANCIA DE PROBARSE

Si algunos de nosotros tuviésemos que aprendernos esta lista lo que haríamos sería estudiarla, ponernos a prueba y después no pensar en los términos que pudimos memorizar.
Esto acelera el estudio y hace que nos podamos enfocar en lo que todavía no aprendimos.
Es un plan que parece perfectamente lógico, pero es desastroso si lo que queremos es aprender de manera correcta.
Karpicke y Roediger pidieron a los estudiantes que se preparasen para los exámenes de distintas maneras y compararon los resultados obtenidos.
Por ejemplo, a un grupo se le pidió que continuara poniéndose a prueba sin dejar a un lado las respuestas que eran correctas, mientras que al otro, se le dijo que podían dejar a un lado lo que ya sabían.
En el examen final las diferencias entre ambos grupos fueron enormes.
Mientras que dejar de estudiar los términos aprendidos no tuvo mucho efecto, a aquellos que no siguieron comprobando si los recordaban les fue mucho peor que a los que sí lo hicieron.
Los que dejaron de ponerse a prueba solo recordaron un 35% de los términos, mientras que los que siguieron haciéndolo consiguieron recordar un 80% de las palabras.
Parecería que la mejor manera de recordar es practicar y recuperar los datos de la memoria, y no tratar de mantenerlos aislados para continuar con el estudio.
Además, olvidarse totalmente de las partes ya revisadas, como recomiendan algunos manuales de estudio, es totalmente incorrecto.
Puedes dejar de estudiarlas si ya te las aprendiste, pero debes seguir probando si las recuerdas si quieres acordarte de ellas cuando llegue el momento del temido examen final.

GUIARSE POR LA EVIDENCIA

Por último, los investigadores preguntaron a los participantes cuánto recordarían de lo aprendido.
Los dos grupos consideraron que aprenderían un 50% de los términos.
Esto fue mucho más de lo que esperaban los que no lo hicieron tan bien y bastante menos de lo que consiguieron los que mejor memorizaron.
La conclusión podría ser que tenemos una especie de punto ciego metacognitivo para el cual las estrategias de recuperación de la memoria podrían funcionar muy bien.
Estamos ante un escenario en el que por lo tanto tenemos que guiarnos más por las pruebas que por nuestro instinto.
Pero la evidencia esconde también una moraleja para los profesores: las pruebas no solo sirven para ver si los alumnos saben algo, también les puede ayudar a recordar.

EL RETO DEL CRECIMIENTO INTELIGENTE

http://xavierferras.blogspot.com/2014/12/el-reto-del-crecimiento-inteligente.html 
Aprovecho estos días de fin de año para recordar el gran reto que tiene Europa por delante: el reto de un crecimiento inteligente (basado en la innovación), sostenible (que respete el medio ambiente) e inclusivo (que reduzca las desigualdades). La clave para todo ello: una industria competitiva, basada en la investigación y el desarrollo, eficiente energéticamente, en el seno de una sociedad equilibrada y justa. Este es mi deseo para el 2015.

¡Saludos y muy feliz entrada de año!  

"Aprender"

La historia misma de cada uno de nosotros puede leerse en clave del conocimiento adquirido para adaptarse a situaciones nuevas por el hecho de haber conocido (y procesado) situaciones viejas . Eso es "aprender" y solo es posible por obra de la memoria. 

Menos gesticulación y más gestión

http://www.xaviermarcet.com/2014/12/contra-la-tonteria-menos-gesticulacion.html 



Este artículo fue publicado en Sintetia el 15 de diciembre de 2014

Uno de mis maestros fue Francesc Santacana, el que durante muchos años fue, entre otras cosas, líder y alma del Plan Estratégico de Barcelona. En una entrevista que le hicieron en El País  resumió bien su posición: él estaba contra la tontería. Intuyo expresaba un cierto hartazgo ante la vacuidad. Al final lo importante en la vida, y por tanto también en la gestión de organizaciones y proyectos, es la autenticidad. La búsqueda y asunción real de resultados significativos. La tontería equivale al humo, a las barreras burocráticas,  al seguidismo papanatas y la sofisticación grandilocuente. Lo difícil es crear y transformar realidades u organizaciones hacia algo que valga la pena. Algo que, por ejemplo, en las empresas permita crear valor sostenidamente para las personas, sean clientes, sean empleados, sean accionistas, sea la propia sociedad.

Vivimos en un mundo de transparencia inexorable. La autenticidad ya no puede ser a medias, ni cuando se exhiben ambigüedades (que tampoco son tan malas como nos recuerda el Charles Handy). La autenticidad, más que un valor, es un resultado, es la concatenación de coherencias profundas que se producen en la espontaneidad, de modo natural. La autenticidad más que planificable es  el ejercicio de una trayectoria, con sus imprevistos, con sus éxitos y sus fracasos. Obviamente no es inmaculada ni objetiva, es tanto más subjetiva cuando compleja sea la trayectoria de las personas o las organizaciones que la encarnan.

Para los que no movemos en la gestión de organizaciones,  estar contra la tontería es apostar por un management menos pusilánime. Por un management capaz de sintetizar complejidades más que de simplificarlas. La simplificación de la complejidad en la empresa es el populismo de la política llevado al management. Lo que necesitamos es un management que sepa hacer síntesis estratégicas y operativas con gran fluidez. En contextos que cambian muy rápidamente y sobre los que la información de que disponemos crece exponencialmente y se actualiza sincrónicamente, no vale simplificar, no valen tonterías, lo que vale son síntesis capaces de adaptar y transformar con naturalidad nuestras organizaciones. Lo que valen son cadenas de decisiones que saben adaptarse al cambio de contexto sin dejar de ser decisiones estratégicas.

He tenido en los últimos años la oportunidad de trabajar como consultor con empresas muy distintas, a todas ellas les estoy agradecido, aunque no pueda decir que admire a todas. Admiro las que respiran autenticidad. Las que procuran el mínimo gap posible entre su discurso y sus prácticas.  Las que cuando deciden sus estrategias ya saben que son rumbos sinuosos más que caminos lineales sobre el mar. Las que cuando innovan saben que arriesgan explorando impactar con nuevo valor en sus mercados y convencen a sus unidades de negocio de que hay que hacer todo a la vez, el día a día y el labrar la agenda real del portfolio del futuro. Las que cuando cambian no se quedan en liturgias y buscan las palancas del cambio que activan las personas, las más sostenibles, las más competitivas.

La tontería de la que hablaba Santacana, sospecho que sería aplicada al management, la que gesticula más que transforma. La que cree que largo plazo es una suma de pequeños plazos. Aquella para la que innovar es tener ideas sin asumir riesgo. La que hace discursos sobre liderazgo pero no luego no es capaz de tomar decisiones. La que habla mucho de talento pero que es un estanque profesional. La que confunde soluciones con reuniones.

Necesitamos alejarnos de la tontería. Tener resultados no es fácil. Construir comunidades profesionales versátiles con un adn de cambio natural es un gran reto. Saber adaptarse para crear un valor que el cliente perciba como único está al alcance de pocos. Luchar contras esas burocracias que nos crecen sin querer es muy duro. Equilibrar los intereses de clientes, empleados, accionistas y de la sociedad en un mapa de resultados que ofrezca outputs económicos y otros sociales es todavía más complicado como para que las cosas no sean verdad.

El management que está contra la tontería, lo hacen líderes auténticos que piensan por cuenta propia, estrategias que prueban rumbos que no son lineales, escenarios de comunicación poliédricos  e iniciativas de innovación sin sordina. Estar contra la tontería es huir del gattopardismo ( que todo cambie para que todo siga igual), es entender que el cambio si es una tontería, si no transforma realmente nuestras empresas, entonces gesticulamos más que gestionamos.

( La imagen pertenece a una obra de Pinturicchio)

efectos asombrosos del sueño

http://www.rinconpsicologia.com/2014/03/3-efectos-asombrosos-del-sueno.html


El sueño siempre nos ha fascinado, desde el inicio de los tiempos. En algunas culturas se considera que durante este periodo nuestra mente se desliga del cuerpo y viaja hacia otras dimensiones. En el pasado se consideraba que el sueño era el estado ideal para que los dioses enviaran sus mensajes y, más reciente en el tiempo, Freud introdujo la idea de que el contenido de nuestros sueños son mensajes de nuestra mente inconsciente para ayudarnos a aceptar determinados conflictos. En los últimos años el sueño también ha llamado la atención de los neurocientíficos por lo que ahora conocemos muchos detalles realmente sorprendentes sobre este estado.

1. El sueño nos permite suavizar los malos recuerdos

Un estudio realizado en la Universidad de California descubrió que durante la fase REM del sueño, es decir, mientras soñamos, la química de nuestro cerebro varía. Específicamente, se apreció que los niveles de norepinefrina descienden, lo cual significa que la química cerebral vinculada al estrés se desactiva. De esta forma, nuestro cerebro procesa mejor las experiencias emocionales dolorosas y puede suavizar su impacto o incluso llegar a borrarlas por completo. 

Básicamente, durante la fase REM la memoria se vuelve a activar trayendo a colación muchas de las situaciones que hemos vivido durante el día. De esta forma podemos poner en perspectiva los hechos e integrarlos en nuestra experiencia anterior. Si consideramos que no son demasiado importantes, los borramos. Sin embargo, lo interesante es que como está desconectado el sistema vinculado al estrés, podemos procesar esta información asumiendo un enfoque más positivo.

2. Es posible controlar el contenido de nuestros sueños

Normalmente pensamos que no tenemos ningún control sobre los sueños, que estos simplemente ocurren al azar. Sin embargo, un estudio desarrollado en la Universidad de Harvard ha desvelado que no solo tenemos cierto control sobre lo que soñamos sino que también podemos encontrar soluciones a los problemas mientras estamos durmiendo.

Estos psicólogos les pidieron a un grupo de estudiantes que, antes de ir a la cama, pensasen en un problema que debían resolver. Debían hacerlo a lo largo de una semana. Al cabo de ese tiempo, más de la mitad de ellos reportó haber soñado con aspectos relacionados con el problema en cuestión. No obstante, lo más curioso fue que el 25% de los estudiantes afirmó que sus sueños contenían la respuesta que estaban buscando. A este proceso se le conoce en el ámbito de la Psicología como incubación y no es del todo raro ya que se sabe que algunos grandes científicos han encontrado soluciones geniales precisamente mientras dormían.

3. El olor de la habitación determina nuestros sueños

Hace algunos años se pensaba que mientras dormíamos nos desconectábamos casi por completo de la realidad pero ahora se sabe que no es así. Un estudio realizado en la Universidad de Dresden ha descubierto que el aroma que respiramos en la habitación puede determinar el contenido de nuestros sueños.

Estos investigadores esperaron a que las personas entrasen en la fase REM del sueño y vaporizaron diferentes aromas en la estancia, desde el olor a huevos podridos hasta el perfume de las rosas. Cuando las personas despertaron no reportaron haber percibido ningún olor pero, asombrosamente, aquellas que olieron las rosas tuvieron sueños más tranquilos mientras que las que estuvieron expuestas al olor de los huevos podridos, reportaron pesadillas y sueños inquietantes. Por tanto, ahora ya sabes que si quieres tener buenos sueños, será mejor que te preocupes por el olor de tu habitación y, como colofón, también debes saber que la fragancia de las rosas mejora la memoria.


Fuentes:
Walker, M. P. et. Al. (2011) REM Sleep Depotentiates Amygdala Activity to Previous Emotional Experiences. Current Biology; 21(23): 2029-2032.
Stuck, B. A. (2009) Information processing during sleep: the effect of olfactory stimuli on dream content and dream emotions.Journal of Sleep Research; 18(3): 285-290.
Barrett, D. et. Al. (1993) The "committee of sleep": A study of dream incubation for problem solving. Dreaming; 3(2): 115-122.

¿cómo nos afectará a largo plazo la Inteligencia Artificial?

http://www.ticbeat.com/tecnologias/stanford-estudia-como-nos-afectara-largo-plazo-inteligencia-artificial/
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Un equipo de científicos de la Universidad de Stanford está inmerso en un proyecto diseñado para contestar una pregunta tan concreta como compleja: "¿Qué influencia tendrán las máquinas inteligentes para la sociedad y la economía durante los próximos 30, 50 o 100 años?". El proyecto recibe el nombre de 'One Hundred Year Study on Artificial Intelligence' (AI100) y ha llevado a Stanford a invitar a científicos de diversas universidades (Columbia Británica, Stanford, Carnegie Mellon, Berkeley, etc) y áreas (no sólo robótica e inteligencia artificial) para que realicen un esfuerzo conjunto para estudiar y anticipar el efecto de las IAs (y de sus mecanismos de percepción, aprendizaje y -quizá- razonamiento) sobre nuestra manera de vivir, trabajar y comunicarse.

Apocalípticos e integrados

Recientemente, destacados científicos (como Stephen Hawking) y emprendedores tecnológicos (como Elon Musk) han expresado públicamente sus reservas sobre un eventual desarrollo futuro de la inteligencia artificial, al percibirlo como un peligro creciente. Anteriormente, Musk ya había dejado caer que no era el único que pensaba que la Humanidad debía permanecer alerta: “Las empresas líderes en inteligencia artificial han dado grandes pasos para garantizar la seguridad. Reconocen el peligro, pero creen que pueden dar forma y controlar las ‘superinteligencias’ digitales y prevenir que las malas se escapen a Internet. Eso está por verse…”. Pero el pasado octubre, durante un simposio en el MIT, Musk llegó a señalar a la IA como "nuestra principal amenaza existencial" y a compararla metafóricamente con el Diablo: "Con la inteligencia artificial estamos invocando al Diablo. Como en todas esas historias de un tío y una estrella de cinco puntas, seguro de poder controlar al demonio. Nunca funciona". Otros protagonistas del debate mantienen posturas menos apocalípticas. Por ejemplo Eric Horvitz, ex-alumno de Stanford y director del laboratorio principal de Microsoft Research que expresaba lo siguiente en declaraciones a ComputerWorld: "Soy muy optimista sobre el futuro y aprecio la posibilidad de grandes avances para la Humanidad en el desarrollo de la IA. (...) Sin embargo es difícil anticipar todas las oportunidades y los obstáculos, por lo que necesitamos establecer un proceso permanente". Por su parte, Tom Mitchell, director del departamento de aprendizaje automático de la Universidad Carnegie Mellon, sostiene que los caminos que se están abriendo para la IA son tan variados, y hay tantas organizaciones diferentes promoviendo su desarrollo, que no cabe duda de que va a seguir evolucionando... por lo que sería prudente mantenerse uno o dos pasos por delante del desarrollo de la inteligencia artificial: "AI100 es una respuesta innovadora y con visión de futuro a esta tendencia, y una oportunidad para la sociedad para determinar la hoja de ruta de nuestro futuro y no dejar que, sencillamente, se desarrolle sin saberlo".
Marcos Merino

Marcos Merino es redactor freelance y consultor de marketing 2.0. Autodidacta, con experiencia en medios (prensa escrita y radio), y responsable de comunicación online en organizaciones sin ánimo de lucro.

Diseñar un plan educativo

http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/educacion/2014-12-30/existe-una-ciencia-de-la-felicidad-o-es-un-timo-pseudocientifico_614536/ 
El autor sugiere que quizá estemos confundiendo la felicidad con la comodidad o la ausencia de estrés. (iStock)
¿Quién está en condiciones para decidir lo que deben estudiar nuestros niños y adolescentes? ¿Los políticos? No, porque no tienen los conocimientos necesarios y pueden convertir la escuela en una máquina propagandística. ¿Los científicos? Tampoco, porque sólo conocen su especialidad. ¿Losempresarios? Menos, porque sólo necesitan buena mano de obra. ¿Lossacerdotes? No, porque sólo pueden hablar desde sus creencias. ¿Losdocentes? Sería lo deseable, pero necesitarían salir de su asignatura y elevarse a un plano más universal. Diseñar un plan educativo es, de las tareas que conozco, la que exige más competencias, sabiduría, energía y humildad. Hace falta poder justificar los objetivos educativos, atender a las necesidades sociales, tener claro el tipo de sociedad para la que se educa, ponderar la importancia de los diferentes conocimientos y distribuir adecuadamente un tiempo escaso.
En este momento, numerosas instituciones mundiales intentan precisar las destrezas necesarias para el siglo XXI. No sólo hay que educar para el mundo que probablemente va a haber, sino también para el que sería deseable que hubiera. De lo contrario, la escuela no colaborará al verdadero progreso personal y social. Una sociedad como la nuestra, basada en el conocimiento y el aprendizaje, debería generar un tipo de expertos de extraordinario nivel capaces de pensar estas cosas en nombre de todos. Hubo un momento en que los filósofos se encargaron de la tarea, pero en este momento el puesto está vacante.
La psicología es un saber sometido a modas que acaban teniendo una profunda influencia en los sistemas educativos
Una de sus tareas sería evaluar críticamente las relaciones entre psicología y educación. La psicología es un saber sometido a modas que acaban teniendo una profunda influencia en los sistemas educativos. Muchos colegas franceses lamentan, por ejemplo, la influencia que tuvo en la escuela primaria francesa Françoise Doltò, una psicoanalista infantil. Durante mucho tiempo, el conductismo imperó en las facultades de Psicología, porque elaboró una teoría del aprendizaje muy potente. Afirma que el comportamiento está regulado por el entorno, por el sistema de reforzadores o premios. Sus investigaciones experimentales fueron rigurosas, pero se generalizaron de forma injustificada. Su máximo representante, B.F. Skinner, pensaba que era una gran rémora para la humanidad considerar al ser humano como dotado de libertad y de dignidad, cuando en realidad no es más que un organismo sometido a las leyes del condicionamiento. Explicó las ventajas de un mundo regido por este sistema en la novela Walden 2, una especie de mundo feliz, dirigido por psicólogos conductistas. Desde la filosofía de la educación puede admitirse el uso de esas técnicas –que las terapias conductuales utilizan con éxito–, pero fuera del marco interpretativo que se le quiso dar.
El lado oscuro de la psicología positiva
Este es un ejemplo de cómo desde la educación debemos someter a crítica losmovimientos psicológicos. La dificultad estriba en que, para hacerlo, los diseñadores de planes educativos deberían saber más que los psicólogos. Por eso decía que necesitamos unos expertos de superior nivel. No multidisciplinares, sino supradisciplinares. En este momento, me gustaría que sometieran a examen tres escuelas psicológicas que están penetrando profundamente en nuestro sistema educativo: la psicología positiva, la educación emocional y las inteligencias múltiples. ¿Podemos fiarnos de ellas? ¿Tienen las garantías científicas necesarias? ¿Debemos incluirlas en nuestros currículos? Hoy hablaré de la “psicología positiva”, que tiene como objetivo elaborar una ciencia de la felicidad. Lo hago porque el último número del National Geographic incluye una separata titulada: “Felicidad. Un nuevo reto para la ciencia”.

La felicidad está de moda. Hasta Coca-Cola ha fundado un “Instituto de la Felicidad”. Abundan los best-sellers que incluyen la palabra en sus portadas. Hay incluso una industria de la felicidad. Se ha producido una mezcla indigesta de apelación al rigor científico, retórica de autoayuda, ycoaching para la felicidad. Un ejemplo: el National Geographic cita las investigaciones realizadas porRichard Davidson, neurólogo de la Universidad de Wisconsin, mediante resonancia magnética funcional. La revista explica que “ha analizado el cerebro del genetista molecular y monje budista Matthieu Ricard, considerado "el hombre más feliz del mundo". Las investigaciones de Davidson son serias, pero la expresión “el hombre más feliz del mundo” es una bobada, lo que perjudica la calidad de la exposición.
El actual interés científico por la felicidad fue iniciado por la llamada “psicología positiva”, un movimiento comenzado en 1998 por Martin Seligman, psicólogo de gran prestigio, cuando fue nombrado presidente de la American Psychological Association. Propuso como objetivo de la nueva psicología estudiar las bases del bienestar psicológico y de la felicidad, así como las fortalezas y virtudes humanas necesarias para alcanzarlos. En este sentido es una actitud que cuadra muy bien con los intereses educativos, porque la educación es fundamentalmente optimista, y cree en la “perfectibilidad” del ser humano.
La psicología positiva se ha expandido espectacularmente. Se ha hecho popular. Los profesionales que la aplican se cuentan por millares. Hay libros, cursos, talleres, másteres, aplicaciones para móviles y ahora también se intenta introducir en las aulas. Lo importante es que los niños en la escuela sean felices, y les preparemos para la felicidad. ¿Hay algo que objetar? Pues tal vez que se esté confundiendo felicidad –que es una palabra profunda– concomodidad, ausencia de estrés o diversión. Convencer a nuestros alumnos de la inutilidad del sufrimiento puede entenderse como un consejo para eliminar los sufrimientos no justificados, pero también como una recomendación para huir de cualquier molestia.

Recuerdo que hace tres años, estando en Harvard, asistí a la polémica provocada por la aparición del libro Himno de batalla de la madre tigre. Su autora, Amy Chua, una americana de origen chino, explicaba cómo había educado a sus dos hijas. Creía que el sistema educativo americano pensaba tanto en el bienestar del niño que no se preocupaba de fomentar en él la excelencia. Una de sus hijas, que acababa de ingresar en una de las grandes universidades americanas, le escribió una carta abierta, publicada en un gran periódico, diciendo que su infancia no había sido agradable, pero que ahora quería agradecerle públicamente su comportamiento. Tal vez la dureza de Amy Chua nos parezca reprobable, pero el problema que plantea es muy pertinente. La preocupación por la felicidad del niño ¿está siendo eficaz para preparar a los niños para la felicidad duradera? La pretensión científica de la psicología positiva ha sido duramente atacada. En España, desde la Universidad lo han hecho Marino Pérez ÁlvarezEdgar CabanasLuis Fernández-RíosMaría Prieto-Ursúa y varios profesores más. Se la acusa de carecer de rigor científico, de difundir una ideología conservadora y de convertir la felicidad en un artículo de consumo. También hay defensores acérrimos de la psicología positiva, como los catedráticosCarmelo Vázquez y María Dolores Avia.
Los límites de la psicología
Los debates académicos pueden ser apasionantes, pero en la escuela tenemos que tomar decisiones, y eso exige una cuidadosa reflexión crítica. ¿La insistencia en la felicidad está beneficiando o perjudicando a los alumnos? ¿Hay realmente una ciencia de la felicidad? El asunto se complica porque Martin Seligman, el padre de la criatura, que alcanzó un gran éxito con su libroLa auténtica felicidad, dice en su último libro La vida que florece: "Odio la palabra felicidad porque está tan manida que ha perdido su significado. Se trata de un término impracticable para la ciencia o para cualquier otro empeño práctico, como la enseñanza, la terapia, la política pública o el cambio de vida a nivel personal”. Pretende sustituirla por “crecimiento personal”, lo que supone sustituir una palabra vaga por otra más vaga todavía.
Creo que poner continuamente el énfasis en el bienestar psicológico, en las emociones positivas, puede producir efectos negativos. Por de pronto implica proscribir los sentimientos desagradables, alguno de los cuales son necesarios: el esfuerzo, la responsabilidad, la culpa, el remordimiento, el sacrificio. Con esa idea empequeñecida del bienestar se puede educar esclavos felices. Por ejemplo, las mediciones que psicólogos positivos hacen de las causas de la felicidad les permiten decir que el 50% es de origengenético (hay personas que nacen mas dotadas para la felicidad), el 10% de origen social, y el 40% restante depende de la actitud personal. El entorno tiene tan poca importancia porque piensan que no nos entristecen las cosas, sino las creencias que tenemos sobre las cosas, por lo que basta cambiar estas creencias para encontrarnos bien. Esto, como es obvio, puede conducir a una resignación social, a una inacción política,  a un cierto hedonismo emocional individualista.
Muchos problemas sólo tienen una solución ética, y la psicología tendrá que limitarse, en todo caso, a facilitar la realización de esas soluciones
Para ser justo, creo que esa es una mala interpretación de la Psicología positiva, sin duda favorecida por sus mismos expositores. Suponen que la psicología es la solución de todos nuestros problemas y que una buena educación emocional nos dará la felicidad, la plenitud, la justicia. La realidad no es así. Un ejemplo. La empatía –la comprensión de los sentimientos y conductas ajenos– es necesaria para una adecuada convivencia. Pero los timadores y los manipuladores son expertos en empatía, por lo que habrá que decir que la empatia puede usarse bien o mal. Muchos problemas sólo tienen una solución ética, y la psicología tendrá que limitarse, en todo caso, a facilitar la realización de esas soluciones. De eso trataba la teoría clásica de las virtudes, que la Psicología positiva ha asumido, separándola de su raíz moral.
No distinguir bien entre Psicología y Ética es la gran equivocación de muchos de sus propagadores, aunque no de sus autores fundamentales. Seligman distingue tres niveles: la vida centrada en la satisfacción, la vida que busca unas gratificaciones más altas (como la bondad), y la vida puesta al servicio de algo que transcienda al individuo. Creo que los problemas que la introducción de la psicología positiva en las escuelas provoca se eliminarían con una clara distinción entre estas dos creaciones de la inteligencia humana, la psicología y la moral. La felicidad no es un concepto científico. Es un concepto ético. 

Gran Valle del Rift entre Kenia y Tanzania.

Los Masais son un histórico pueblo con una cultura propia de los que hoy solo quedan algo menos de 1 millón de personas en sus territorios de las llanuras del Gran Valle del Rift entre Kenia y Tanzania. Su indumentaria es de telas atractivas teñidas de vivos tonos rojizos y azulados. Su vida es prácticamente igual a la que durante siglos llevaron sus antepasados. 

No puedes innovar sin gestionar el conocimiento

http://www.catenaria.cl/km/newsletter/newsletter_105.htm 

Javier Martínez Aldanondo
Gerente de Gestión del Conocimiento de Catenaria
jmartinez@catenaria.cl y javier.martinez@knoco.com Twitter: @javitomar
 
“Cambiar de respuesta es evolución, cambiar de pregunta es revolución” (Jorge Wagensberg).
No cabe ninguna duda de que la innovación es la nueva religión de nuestros días. Resulta casi imposible encontrar a nadie que se manifieste en contra del culto a esta nueva diosa o, al menos, dispuesto a levantar la voz para discrepar de tanta adoración. Sin embargo, la innovación tiene cosas novedosas y otras que no lo son tanto. Innovar es sinónimo de cambiar y de aprender. La historia de la humanidad es la historia de la innovación. Si el hombre primitivo no hubiese innovado, todavía seguiríamos viviendo en las cavernas. El ser humano siempre ha estado obsesionado por mejorar y crear cosas nuevas, pero siempre estuvo limitado por su conocimiento. Una vez que el tiempo se erigió como un factor decisivo para los negocios, la velocidad a la que opera el mundo se ha acelerado exponencialmente (y no estoy seguro sí estamos preparados para un ritmo tan vertiginoso). Lo que comúnmente se conocía como “inventar” ha sido bautizado con un nombre mucho más comercial y atractivo. Por si fuera poco, se ha eliminado el componente “mágico” que tenía el oficio de inventor, sistematizando el proceso de innovación mediante numerosas metodologías. Pero lo realmente inédito es que las empresas la han declarado como uno de sus valores corporativos y por ende, como un elemento estratégico. Esa declaración formal y comprometida les está costando un esfuerzo gigante a las organizaciones que se ven obligadas a acompañar las palabras con hechos y con resultados. Y en cierto modo, lo que está ocurriendo es normal: las empresas tienen que aprender a innovar porque no saben cómo hacerlo ya que no fueron diseñadas para ello. Convertirse en organizaciones innovadoras, pasar de tener empleados obedientes a colaboradores proactivos y desafiantes es un proceso de aprendizaje para millones de empresas que no llevan en su ADN este gen. Muchos profesionales quieren innovar, pero no encuentran como canalizar dicho impulso al interior de sus instituciones.
Existe el convencimiento unánime, bastante fundado por otra parte, de que si no innovas estás en peligro de muerte. Sin embargo, un aspecto de la innovación me resulta incomprensible: Los proyectos de innovación, mediante los cuales se persigue desarrollar productos o servicios innovadores, casi nunca tienen en cuenta al conocimiento ni desde el inicio, como la materia prima esencial para la consecución de los objetivos que se persiguen, ni tampoco al final como resultado del proceso ya que toda la atención se concentra precisamente en el producto o servicio innovador. Resulta extraña esta omisión cuando los profesionales que se dedican a la innovación reconocen que todo proyecto de innovación es un proceso de gestión del conocimiento. Meses atrás recibí un documento que incluía un gráfico explicando que entre 2010 y 2013, una empresa había realizado 23 proyectos de innovación que le habían reportado 30 millones de dólares. ¿Qué creen que cambió al interior de esa compañía en ese lapso? Que al cabo de 3 años, esa empresa cuenta con conocimiento que, por ahora, vale 30 millones y que antes no tenía. La Innovacion es intensiva en conocimiento y no tanto en capital. En realidad, toda innovación es un conocimiento, algo nuevo que antes no existía. Igualmente, todo conocimiento fue en su momento una innovación que nace como una alternativa original y a veces única, y que posteriormente se comoditiza, va envejeciendo y en ocasiones muere sustituido por otra innovación posterior. Por eso necesitamos rentabilizar el conocimiento antes de que caduque y sea inservible.
Si consideramos la innovación como un proceso de gestión del conocimiento, todo proyecto necesita considerar la manera en que va a administrar el conocimiento en 3 momentos: Antes de empezar, durante la ejecución del proyecto y al finalizar el mismo.
1. Antes de comenzar el proyecto: Qué conocimiento necesitamos para que el proyecto sea exitoso. En esta instancia, cada proyecto de innovación necesita contar con un plan de gestión del conocimiento del proyecto que explicite: qué necesitamos saber antes de empezar (por ejemplo quien ha intentado antes algo similar), dónde lo vamos a encontrar, cómo lo vamos a incorporar y cómo entregaremos lo que aprendamos al final del proyecto. Una de las acciones que mayor impacto tiene a la hora de gestionar el conocimiento consiste en escoger a los integrantes del equipo en función, precisamente, del conocimiento que aportan al proyecto. Dado que innovar significa crear algo nuevo que no existía antes (y que sea rentable o al menos económicamente viable), no puedes pretender iniciar un proceso de innovación sin contar con conocimiento de ese ámbito en el que pretendes innovar. Por ejemplo, yo no podría innovar en tratamiento del cáncer o nuevas fuentes de energías renovables porque no tengo ningún conocimiento en dichas disciplinas. Para innovar hay que tener conocimiento y cuanto más conocimiento tienes, más quieres tener puesto que el conocimiento siempre llama a más conocimiento. Ese conocimiento especializado es el punto de partida ineludible para comenzar a generar ideas, detectar anomalías o formular preguntas respecto de cómo podrían ser las cosas. Esas ideas tienen que dar paso después a una serie de hipótesis que a su vez deben ser comprobadas mediante experimentos de cuyos resultados se obtienen conclusiones acerca de lo que funciona (y hay que mantener) y de lo que no funciona (y hay que corregir). En realidad, innovar es una manera elegante de referirse al viejo método de ensayo y error. Por tanto, es fácil de entender que la innovación es un proceso intensivo en conocimiento, primero de la temática específica de que se trate y luego del proceso en el que se va progresando y de los resultados que vas obteniendo. Cuando Boeing decidió construir el 787 Dreamliner que sería el avión de pasajeros más revolucionario creado en 60 años, era consciente de que el éxito de este proyecto dependía del conocimiento depositado en las cabezas y las manos de sus ingenieros, la mitad de los cuales estaban peligrosamente cerca de la edad de jubilación. Ahora bien, a veces, el conocimiento puede convertirse en un obstáculo, ya que no son pocos los expertos que están convencidos de que cuanto más saben, menos creen que necesitan aprender. La certidumbre anula la capacidad de cuestionar, de imaginar nuevas opciones, hacerse las preguntas adecuadas y renunciar a las verdades conocidas. Por eso mismo, se requiere enriquecer los procesos de innovación incorporando otros conocimientos complementarios, heterogéneos e incluso dispares que permitan asegurar diversidad de experiencias, de opiniones y de puntos de vista al interior del equipo.
2. Durante el proyecto: De qué forma vamos a capturar el conocimiento generado durante el proyecto, como garantizamos a los integrantes del equipo que contarán con el conocimiento que necesitan para cumplir sus objetivos y sobre todo, cómo nos vamos a asegurar de que aprendemos a medida que el proyecto avanza y que el conocimiento se aplica. Desgraciadamente, son mayoría absoluta los proyectos que, obsesionados con cumplir su carta Gantt, con los hitos y entregables comprometidos o con los presupuestos, no dejan espacio alguno para reflexionar respecto del avance y asegurarse de que tiene lugar el aprendizaje requerido. Se atribuye al Ejército de EEUU la creación de una técnica (ya bastante difundida) bautizada como After Action Review donde el equipo del proyecto reflexiona periódicamente (por ejemplo cada semana) sobre 4 preguntas:
a. Qué debía haber pasado respecto de los objetivos que teníamos
b. Qué pasó realmente
c. Por qué la diferencia entre lo previsto y lo real (qué funcionó bien y qué no)
d. Qué podemos aprender y hacer diferente la próxima vez.
El propósito no es otro que instalar en el proyecto una cultura de aprendizaje. El proceso de Innovacion es un proceso de creación de conocimiento en el que se generan multitud de iniciativas y ensayos, siempre en pos de lograr el ansiado objetivo. Para cada uno de esos intentos, fallidos o afortunados, se realiza un intenso esfuerzo de analizar distintas opciones que tratas de comprobar y obviamente corregir cuando no arrojan resultados positivos. Ese proceso, plagado de errores y de algunos aciertos, es inmensamente rico en generación de conocimiento que estamos obligados a administrar, capturándolo y almacenándolo de manera que las iniciativas subsiguientes se lleven a cabo teniendo muy presente esos avances. Por tanto es imprescindible generar un proceso permanente de lecciones aprendidas. Si no nos preocupamos de ir dejando rastro continuo de lo que hacemos, de cómo lo hacemos y de por qué lo hacemos, cuando finalicemos el trabajo no será posible mostrar la trazabilidad del proyecto. Y lo que es peor, cuando queramos repetir el proceso un tiempo después o cuando otro equipo en cualquier otro lugar quiera abordar ese mismo desafío, encontrará enormes dificultades para hacerlo ante la ausencia de un registro pormenorizado y se verá obligado a reinventar una rueda que ya existía, repitiendo errores que sus antecesores ya cometieron. No es suficiente reflexionar esporádicamente, sino que la reflexión es un proceso continuo, permanente, es parte de las tareas diarias. Simplemente no se te puede olvidar, ni puedes argumentar que no tienes tiempo para ello. La reflexión obliga a prestar atención (algo aparentemente tan difícil en nuestros días) para no pasar por encima de las cosas sin darnos cuenta.
3. Al finalizar: qué conocimiento entregaremos como resultado del proyecto que explica la innovación obtenida y permite replicarla y globalizarla. Al final de un proyecto de innovación, todos los honores y los méritos se los llevan los productos o servicios que eran el anhelado objetivo inicial. En muy contadas ocasiones se considera también relevante entregar como otro producto valioso, el conocimiento generado durante el proyecto. Para ello, resulta imprescindible hacer explícito el conocimiento usado y generado durante el proceso, la mayor parte del cuál es inconsciente y reside en las mentes de los miembros del equipo. Ello exige identificar el conocimiento aprendido, validado y utilizado por el equipo y capturarlo para uso futuro de otros equipos y proyectos. Las preguntas más importantes que este activo de conocimiento necesita responder son:
  • ¿Qué funcionó bien? ¿por qué? ¿cómo podemos repetir este éxito? Mejores prácticas
  • ¿Qué no funcionó tan bien? ¿por qué no? ¿cómo podemos evitarlo la próxima vez? Lecciones aprendidas
Invertir en conocimientos siempre produce los mejores beneficios (Benjamin Franklin)
La innovación y la gestión del conocimiento son 2 caras de la misma moneda, unidas por sólidos vasos comunicantes. Mientras innovar es hacer las cosas por primera vez, gestionar el conocimiento es hacerlas 2 o más veces. Mientras la gestión del conocimiento se centra en lo que ya sabemos, en aquello para lo que ya existe una respuesta, la innovación se centra en lo que todavía no sabemos, es decir en las preguntas. Claro que para fomentar las preguntas se necesita contar con permiso para experimentar, recibir feedback inmediato y tener tiempo para reflexionar. La gestión del conocimiento se basa en administrar lo que sabes, lo que aprendiste, mientras innovar es aprender lo que no sabes y gestionarlo. Si la gestión del conocimiento se hace cargo del conocimiento presente, actual, la innovación responde por el conocimiento futuro. El primero es el que tenemos hoy y permite que una empresa funcione. El segundo es el que la empresa no tiene pero debe adquirir si quiere seguir operando o si lo que busca es abordar nuevos mercados y clientes o desarrollar nuevos productos o servicios. Avanzar hacia el futuro es lo que obliga a desarrollar nuevo conocimiento
Los procesos de innovación ya no pueden conformarse únicamente con aportar un producto o servicio original sino que deben comprometerse a entregar 2 cosas más: cómo lo hiciste (qué camino recorriste para llegar a ese resultado de forma que sea fácilmente replicable de nuevo) y por qué lo hiciste así y no de otra manera (y qué consecuencias tuvo hacerlo así y en caso de hacerlo de nuevo, qué mantendrías y por qué y qué cambiarias y por qué).
¿Qué crees que haces cuando innovas? Seas consciente de ello o no, lo que haces es gestionar el conocimiento, que es la única manera de cumplir la promesa de innovar.