Científicos de la Universidad de Cambridge estudian cómo nuestro cerebro puede ser capaz de aprender en un simple partido de tenis. Su investigación podría permitirnos aprender más rápido.
Rafa Nadal es uno de los mejores deportistas de la historia. Hasta la fecha ha conseguido ganar 14 torneos de Grand Slam, situándose a la altura de otros grandes tenistas como Pete Sampras (14) y Roger Federer (17). Su éxito es el resultado del enorme trabajo y esfuerzo realizado a diario. Y si nos preguntamos en nuestra vida cotidiana sobre cómo aprender más rápido, podemos volver la vista al tenis y al entrenamiento y ejemplo del deportista español.
¿Cómo podemos desarrollar mejor una destreza? ¿Podemos ser capaces de aprender varias habilidades al mismo tiempo? Una nueva investigación, realizada por científicos de la Universidad de Cambridge y publicada en Current Biology, indaga en losmecanismos cerebrales que determinan el aprendizaje.
En los deportes en los que se juega con una pelota, como sucede en el tenis, se nos “anima a seguir adelante” a pesar de que una vez que se haya producido el contacto con la bola, seamos incapaces de predecir el resultado final. Los movimientos que se realicen después de golpear la pelota no influyen en el movimiento de la bola, sin embargo, sí ayudan a maximizar la velocidad y fuerza del impacto, y reducen las posibilidades de lesión.
Según este estudio, los movimientos que realicemos tras pegar a la pelota con la raqueta también serían clave a nivel de nuestro cerebro. En otras palabras, practicar la misma acción con diferentes movimientos (ya que no siempre daremos a la bola de la misma forma ni cambiaremos nuestra postura o desplazamiento de igual manera) ayudaría a activar la memoria procedimental.
Este tipo de memoria se encarga de recordar las habilidades motoras y ejecutivas necesarias para realizar una tarea. Este sistema cerebral, clave en la práctica del deporte y en muchas actividades de nuestro día a día, funciona de manera inconsciente. Es decir, en caso de que sea necesario, los recuerdos procedimentales se recuperan de manera automática para ser ejecutados en la práctica de movimientos integrados y relacionados con habilidades motoras y ejecutivas.
Hasta el momento, se pensaba que aprender acciones o tareas similares podría interferir en su aprendizaje por parte de nuestro cerebro. Gracias a este nuevo estudio, hoy sabemos que si practicamos una destreza el suficiente número de veces, conseguiremos activar la memoria procedimental.
Esto significa que nuestro cerebro será capaz de archivar y guardar en su peculiar ‘almacén neuronal’ los recuerdos necesarios asociados a esa habilidad. Y cuando necesite recuperar esos datos, lo hará. A pesar de que practiquemos acciones muy parecidas al mismo tiempo, seremos capaces de discernir qué destrezas practicamos y qué recuerdos necesitamos recuperar de nuestra memoria.
La interferencia antes mencionada es en realidad mucho más débil de lo que se pensaba. Según los científicos de la Universidad de Cambridge, podemos aprender más rápido si somos capaces de repetir una acción de manera consistente para activar la memoria procedimental. Por ejemplo al practicar el golpeo en el tenis, podríamos pensar que no es tan importante controlar la variabilidad del raquetazo, ya que no afecta demasiado a la pelota.
Esta investigación propone, sin embargo, que controlar y manejar esa variabilidad es clave para nuestro cerebro. Ser capaces de gestionar dicha variabilidad también nos ayuda a reducir la velocidad a la que memorizamos dicha destreza, y así poder aprender más rápido. ¿Quién iba a imaginar que un simple partido de tenis puede ser tan importante en nuestra vida diaria?
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