La mente humana es asombrosa, mientras más escudriñamos en ella, más secretos nos desvela. Sin embargo, quizás lo más fascinante son sus contradicciones. Y es que nos gusta pensar que somos personas muy racionales y lógicas pero en verdad somos seres profundamente emocionales, llenos de contradicciones y altamente sensibles ante los estímulos aparentemente más irrelevantes del medio. De hecho, nuestras creencias, percepciones y deseos a menudo nos juegan malas pasadas y le tienden una trampa a nuestro cerebro, una trampa que urdimos nosotros mismos.
1. Lees más rápido cuando las líneas son largas, pero prefieres las líneas cortas
¿Alguna vez has elegido la longitud de una línea para leer en la pantalla? ¿Prefieres una línea larga de 100 caracteres o una corta, de aproximadamente 50? La mayoría de las personas prefiere leer las líneas cortas. Sin embargo, leemos más rápido cuando estas son largas.
Estudios realizados en la Universidad de Reading y de Wichita han demostrado que las líneas de aproximadamente 100 caracteres tienen la longitud ideal para leer a buena velocidad. No obstante, preferimos líneas mucho más cortas (entre 45 y 72 caracteres). Además, en este experimento también se apreció que leemos mucho más rápido cuando el texto tiene una sola columna que cuando está distribuido en múltiples columnas. Aún así, nos gustan más los textos de dos o tres columnas.
Aunque quizás lo más curioso es que las personas que participaron en el estudio estaban convencidas de que líneas cortas y las diferentes columnas facilitaban la lectura. Cuando en realidad los datos demostraban que no era así. Sin duda, se trata de un truco de nuestra percepción, que nos hace creer que lo que resulta más atractivo, también es más asequible.
2. Quieres tener más opciones de las que tu cerebro puede procesar
A todos nos gusta tener muchas opciones. Cuando vamos al supermercado nos encanta tener diferentes marcas y confecciones entre las cuales elegir. De hecho, si no tenemos muchas opciones, incluso podemos sentirnos frustrados. Sin embargo, varios estudios han demostrado que tenemos la tendencia a querer más opciones de las que podemos procesar.
Un estudio realizado en la Universidad de Columbia puso a prueba cuántas opciones podemos manejar a la vez. En una frutería, los investigadores colocaron primero una mesa con 6 tarros de mermelada, que más tarde se convirtieron en 24. Lo curioso fue que la mesa con la mayor cantidad de opciones recibió un 60% de visitas, la otra solo un 40%. Sin embargo, el 31% de las personas que se detuvo en la mesa con los 6 frascos de mermelada, compró. Solo el 3% de quienes se detuvieron ante la mesa con los 24 tarros compró alguno.
Esto significa que aunque nos sentimos atraídos por las opciones, en realidad nuestro cerebro solo puede manejar 3 o 4 a la vez. Por tanto, cuando tenemos demasiadas alternativas, nos bloqueamos, literalmente hablando. Entonces, si menos es más, ¿por qué queremos tener muchas opciones? Estos psicólogos están convencidos de que todo es una cuestión de dopamina ya que, al parecer, nuestro cerebro es un adicto a la información, aunque después tenga una capacidad limitada para procesarla.
3. Mientras más inseguro te sientas, más defenderás tus ideas
Nos ha sucedido a todos, aunque quizás no hemos sido conscientes de ello. Sin embargo, según la teoría de la disonancia cognitiva, nos sentimos muy incómodos cuando tenemos dos ideas que entran en contradicción entre sí. Como resultado, y para eliminar esa sensación que tanto nos molesta, nos aferramos a una idea y la defendemos. Este fenómeno se conoce como “negación de la disonancia cognitiva”.
Un estudio realizado en la Universidad de Northwestern le pidió a un grupo de personas que comentara sus opiniones sobre las diferentes dietas y que indicaran cuán seguros se sentían. Sin embargo, antes de comenzar, a algunos les pidieron que evocaran una época de sus vidas en las cuales se habían sentido muy inseguros y a otros les pidieron lo contrario, que recordaran una etapa de seguridad. Así los psicólogos generaban la sensación de seguridad/inseguridad. Curiosamente, las personas que se sentían más inseguras fueron las que más defendieron sus posturas y las que más discutieron.
Sin duda alguna, la sensación de falta de control genera inseguridad y eso nos hace querer aferrarnos a cualquier cosa, incluso a opiniones que en otro contexto, quizás no defenderíamos con tanta vehemencia. Por otra parte, se ha apreciado que mientras más defendemos una idea, más se activan las regiones del cerebro vinculadas con las emociones y la recompensa. Por tanto, aferrarnos a esa idea nos hace sentir bien, aunque no estemos plenamente de acuerdo.
Fuentes:
Gal, D. & Rucker, D. (2010) When in Doubt, Shout! Paradoxical Influences of Doubt on Proselytizing. Psychological Science; 21(11): 1701-1707.
Van Veen, V. et. Al. (2009) Neural activity predicts attitude change in cognitive dissonance. Nature Neuroscience; 12 (11): 1469–1474.
Sheikh, A. D. (2005) The Effects of Line Length on Reading Online News. Usability News; 7(2).
Iyengar, S. S. & Lepper, m. R. (2000) When choice is demotivating: Can one desire too much of a good thing? Journal of Personality and Social Psychology; 79(6): 995-1006.
Dyson, M. C. & Kipping, G. J. (1997) The legibility of screen formats: Are three columns better than one? Computers & Graphics; 21(6): 703–712.
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