Por Gonzalo Fuentes
Si eres como yo, es posible que te guste leer muchas cosas que encuentras por internet, en el móvil, en tus ratos libres, traslados…Cantidad de información. Una ingente cantidad de información se está desplegando en las redes de todo el mundo (bueno, en casi todo, hay mucha censura aun vigente). Y en esta crisis interior que vivimos, porque la estamos viviendo, se genera un ansia de encontrar respuestas, nuevos caminos, nuevas formas de vivir la vida, de “ganarnos” la vida (terrible expresión), de amarnos, de perdonarnos, de sanarnos, de alimentarnos, de ser espirituales…
De esta manera, internet y las redes sociales se han convertido en la gran mina de la información. Y en ocasiones puede ser, o al menos lo reconozco por mi parte, una auténtica compulsión. Un ansia total por encontrar información y abrir nuevas posibilidades de pensamiento, y por tanto, de acción y resultados.
Buscamos ese artículo, ese video… que nos salve la vida. Que nos de “esa información” que nos falta para conseguir ese cambio que tanto deseamos y anhelamos. Puedo resultar un poco exagerado, pero algo de eso hay.
Todo está cambiando a una velocidad impresionante.Puede que a veces no lo parezca, que todo vaya muy lento, que los problemas sigan insidiosos, que cuando vemos la luz enseguida volvemos a encontrarnos con la oscuridad… Pero todo se está moviendo sin cesar. Vivimos un tiempo excepcional. Un tiempo excepcional y altamente delicado.
Por un lado no cesan de surgir nuevos paradigmas para todas esas cosas que he comentado en el primer párrafo. Hay personas en distintos lugares del planeta que están obteniendo nuevos resultados. Veo a mi alrededor cada vez a más gente que se interesa por toda una serie de temas que hasta hace muy poco creía que me convertían en un bicho raro por estar interesado en ellos. El caso de las redes sociales es genial. Según con quien “te juntes” te llega una información u otra, de modo que ahí estás creando una especie de filtro más adecuado a tus intereses y de este modo no tener por qué caer en el mainstream o principales canales de información.
Ay… El mainstream… Porque ése es el otro lado. La prensa, por ejemplo. Llevo tiempo sin televisión en casa así que de esa ni voy a hablar. Porque quitando alguna cosilla rescatable, la televisión (el contenido, no el aparato y sus posibilidades), no es más que un emisor de información que te puede arruinar la vida. Porquería. Pero me quiero centrar en la prensa. De vez en cuando me meto en la web de algún diario para saber un poco qué ocurre en el mundo y en mi país. Es cierto que cada vez mis visitas duran menos. Porque leer eso me genera absoluto rechazo para mi propia evolución. Lo que quiero decir es que la prensa refleja lo que hay en ese otro lado del que estoy hablando. La prensa refleja (digo refleja, no “informa”) esa otra realidad tan extremadamente delicada. Refleja la división, la separación, el enfrentamiento, el miedo, el peligro, el morbo más insano. Ha optado por contar el lado insano del ser humano. La mierda que podemos llegar a crear. Y a eso lo llaman “realidad”.
La prensa te habla, posicionándose abierta o cobardemente, de unos políticos u otros que sólo buscan el enfrentamiento. Como si la mayoría de los seres humanos buscáramos cosas realmente “distintas”. La prensa sólo refleja división. Como si dividir fuese el camino. Se centra en mostrar amenazas bélicas, corrupción y posibles desastres económicos. Ese es el juego de una mente poco evolucionada.
De modo que veo dos polaridades. Por un lado, la de la gente que está despertando a un nuevo paradigma. Posiblemente por procesos nada fáciles y en ocasiones muy dolorosos. Por otro, los que no cesan de mover el mundo hacia un suicidio colectivo. Los que sólo quieren generar más división, separación y sufrimiento. Y entre ambos polos nos encontramos viviendo una época de cambio excepcional, intentando encontrar el sentido y una nueva forma de vivir nuestras vidas.
No es poca cosa la que está sucediendo.
Obviamente, esta es una lectura mía del momento actual. Nadie sabe lo que sucederá mañana. Hay algunas cosas previsibles y algunas con alta probabilidad de que ocurran. Pero nadie sabe.
Así que ahora considero muy importante que te preguntes, no de qué lado estás, no busco crear más división, sino que te preguntesqué es lo que quieres alimentar. Si separación, miedo, enfrentamiento, morbo y dolor, ese juego de la mente vieja, o buscar y apoyar el camino de un cambio de paradigma. Un salto evolutivo. Y estoy hablando de un cambio de paradigma completo y planetario. No hay que seguir pensando tan en pequeño.Pensemos A LO GRANDE. Los grandes de nuestra historia lo han sido porque pensaban a lo grande. El sistema económico muestra unas señales de invalidez tremendas e incluso diría que terminales, las personas estamos cada vez más hartas del abuso que se hace de nuestra generosa madre Tierra con el objetivo único de generar más dinero, en las sociedades “avanzadas” hay más agotamiento de tener que vender nuestra vida a trabajos insatisfactorios para tan sólo sobrevivir, no hablemos de las sociedades en las que simplemente no llega el alimento, la avaricia de unos pocos bajo la excusa de que generar trabajo sea el único objetivo humano… Que nos tenemos que actualizar es cada vez una obviedad mayor por mucha resistencia y manipulación que sigan sucediendo.
No es tarea fácil. Pero cada vez somos más y más y más y más los que no nos creemos la película que nos están contando. La película de que nosotros somos ASÍ. Seres enfrentados, divisores, asustados y peligrosos. En un mundo en el que no hay suficiente para todos. No. Esa película ya no nos sirve. No la compremos. Esa es la película que nos convierte en seres manipulables.
Si cada vez somos más los que decidimos que ya no queremos enfrentamiento sino comprensión, no competitividad sino colaboración, no injusticia sino justicia, no hambruna sino alimento para tod@s, no necesidad sino realización personal, no ataque sino perdón, entonces empezarán a cambiar las cosas. Ya está sucediendo. Y cada vez somos más. Y a la vez el otro lado aun se irá extremando más, contemos con ello, aunque sean unos pocos los que tomen decisiones peligrosas.
Así que, para conseguir eso, entre tanta marabunta de información quiero que hoy leas el mejor artículo que puedes leer. Pero no lo vas a encontrar en la red. Ni siquiera es este que tienes ante ti, por mucho que yo quisiera. No.
El mejor artículo que puedes leer está dentro de ti. Está en tu interior. Allí se encuentra toda la información. Esta en tus células, en tu espíritu, en tu sangre, en tu corazón. Ha ido pasando generación tras generación tras generación. Vida tras vida tras vida. Pero en esa información de la que ya dispones vas a encontrar dos corrientes. Las mismas dos corrientes de las que te he hablado hace un momento. Una es la que separa y enfrenta. La que vive del miedo y la escasez. La limitante. Herida por los traumas pasados. La mente prisionera y egótica. Otra es la maravillosa expresión de tu ser. Lo que realmente eres. La parte de ti que no quiere comprar la película. La parte de ti que cree en el ser humano. La parte de ti que encuentra heridas y busca la manera de sanarlas. La parte de ti que se puede enfurecer pero no para destruir sino para crear. La parte de ti que se desafía y está dispuesta a superar límites. La parte de ti que está dispuesta a perdonar y a soltar el orgullo. La parte de ti que está cansada de escudarse una y otra vez tras una mente excesivamente lógica y engañosa llena de excusas. La parte de ti que está cansada de enfrentarse y competir y que sólo desea colaborar para crear un mundo mejor para tod@s. La parte de ti que está dispuesta a confiar en la vida.
Porque sabes qué, ahí fuera hay muchas herramientas. Y eso es maravilloso que esté ocurriendo. La información se está desplegando. Pero todas esas herramientas están para relevarte a ti mism@. Para recordarte a ti mism@. Para sentir lo que sabes que puedes sentir SIENDO quien realmente eres. No lo que otros se empeñan en hacerte creer que eres.
Es una tarea como he dicho ardua. Y que sólo se puede conseguir leyendo ese artículo tan interesante que eres TÚ. ¿Y cómo lo lees?Confiando en que lo que hay dentro de ti es bueno y sabio. Abriéndote a tus emociones, sean cuales sean y lo intensas que sean. Abriéndote a los demás, con vulnerabilidad y amor. Abriéndote a tu cuerpo y a tu sensualidad. Abriéndote al misterio de tu sexualidad. Abriéndote a tu espacio interior. Abriéndote a tus heridas y miedos. Abriéndote a todos tus dones y capacidades. Abriéndote a la necesidad de tener tiempo para ti. Abriéndote a tu intuición. Abriéndote a la naturaleza. Abriéndote a las estrellas. Abriéndote al sol y su mágica luz. Abriéndote a quererte a ti mism@. Y finalmente, abriéndote a esa información que te hace sentir bien y no mal.
Porque TÚ eres único. Y como TÚ hay un ejército de seres resplandecientes.
Cualquiera que sea tu diferencia, tu singularidad, las ideas que albergan tu mente, no olvides nunca esto: es mucho más lo que nos une que lo que nos separa.
Aun queda mucho de lo que sorprenderte.
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