Se dice que Darwin, Chekhov y Proust eran personas que se distraían con facilidad, aunque ello no les impidió desarrollar sus teorías y escribir sus obras maestras. Y es que aunque en nuestra cultura se ensalza el poder del focus y la concentración, lo cierto es que a menudo la creatividad va de la mano con la distracción.
Un estudio realizado en la Universidad de Northwestern ha descubierto que las personas particularmente creativas tienen dificultades para silenciar los ruidos de las bocinas de los coches, los grifos que gotean o la gente hablando en la oficina. Estas personas tienen más “fugas” en sus filtros sensoriales, lo cual afecta su capacidad de concentración pero también les permite integrar diferentes ideas, que es una de las claves de la creatividad.
De hecho, se cuenta que Proust había aislado con corcho la habitación donde escribía y que incluso utilizaba tapones para los oídos. Solo así lograba concentrarse. Wagner afirmaba que su mayor necesidad para componer una pieza musical era la tranquilidad, el silencio y la calma, mientras que Kafka decía que necesitaba la soledad para escribir.
La distracción: Un factor necesario para la creatividad
En el experimento en cuestión participaron 84 personas. Se evaluó su nivel de creatividad de dos formas diferentes, en una primera prueba se les pidió que buscaran un final creativo para algunas historias. Mientras más finales encontraran y más originales o ingeniosos fueran, más puntuaban en la escala de creatividad. La segunda prueba consistía en hallar soluciones creativas para problemas de la vida cotidiana. Así se detectaron las personas más creativas.
Posteriormente, se midió la actividad eléctrica de sus cerebros, buscando señales que indicaran la habilidad para filtrar automáticamente la información indeseada. Para ello, les hicieron escuchar a través de unos audífonos dos clics, separados tan solo por 500 milisegundos. La mayoría de las personas mostraba una fuerte activación fisiológica al escuchar el primer clic pero después inhibía el segundo. Sin embargo, en las personas creativas no ocurría así.
Estas personas continuaban mostrando una gran activación ante el segundo clic, lo cual desvela que sus filtros para detener la información irrelevante no funcionaban muy bien. Estos resultados nos indican que distraerse con facilidad no es tan negativo como pensamos.
La relación oculta entre la creatividad y la distracción
Los filtros sensoriales nos permiten detectar los estímulos irrelevantes que provienen del ambiente e inhibirlos, de esta forma podemos mantenernos concentrados en la tarea. Sin embargo, los estudios más recientes indican que en algún momento del proceso creativo, es necesario que esos filtros tengan algunas “fugas”.
Al dejar que una mayor cantidad de estímulos intervengan en nuestra conciencia, aumentan las pprobabilidades de que podamos recurrir a combinaciones nuevas, diferentes y originales. En práctica, en las primeras fases del proceso creativo, la distracción nos permite encontrar más respuestas ya que integra ideas que de otra manera se habrían quedado fuera de nuestro focus de atención.
Si somos capaces de canalizar esos estímulos en la dirección adecuada, entonces la distracción nos permitirá encontrar una vida más rica de estímulos y experiencias, que pueden dar rienda suelta a la creatividad.
Fuente:
Zabelina, D. L. et. Al. (2015) Creativity and sensory gating indexed by the P50: Selective versus leaky sensory gating in divergent thinkers and creative achievers. Neuropsychologia; 69: 77-84.
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