Manuel Marín, Director del Centro de Emprendimiento de EADA, me hizo llegar un artículo de McKinseyque anunciaba la inminente publicación del libro “No Ordinary Disruption, The Four GlobalForces Breaking all the Trends”. Basado en años de investigación del McKinsey Global Institute, el libro postula un escenario de cambio radical en la configuración de la economía y la sociedad, que reescribirá el sistema operativo de la globalización. Comparado con la Revolución Industrial, el nuevo paradigma está llegando 10 veces más rápido, a una escala 300 veces superior, y con un impacto 3000 veces mayor. Y dicho nuevo paradigma se debe a la confluencia e interacción de cuatro grandes corrientes de fondo en la economía mundial:
La emergencia de ciudades globales: Especialmente en el sudeste asiático, la transformación económica y urbana está ocurriendo a una velocidad jamás vista antes. El centro de gravedad de la economía mundial se desplaza vertiginósamente al eje Shangai-Seoul-Tokio. Se espera que, si bien en el 2000, el 95% de las compañías del Fortune Global 500 se encontraban en países desarrollados, hacia el 2025 la mitad de ellas se ubiquen en economías actualmente en desarrollo, en Asia, Latinoamérica o Medio Oriente. Pero tan importante como esto es que en esos países las actividades económicas se concentran con rapidez en megaespacios urbanos. Cada año, 65 millones de personas se suman a la aglomeración urbana mundial. Es como crear siete nuevos Chicagos cada año. En 2025, la mitad del PIB mundial se generará en unas 400 ciudades, muchas de las cuales hoy somos incapaces de localizar en un mapa. Si hoy la producción de Taijin, una ciudad situada a unos 120 Kms de Beijing, es similar al de Estocolmo, el 2025, Taijin producirá tanto como toda Suecia.
Cambio tecnológico acelerado: La escala, el alcance y el impacto del cambio tecnológico en los próximos años no podemos siquiera imaginarlo. La tecnología se hará ubicua, y, una vez esté a disposición, será absorbida casi de inmediato. El teléfono tardó 50 años en alcanzar una penetración del 50% en Estados Unidos. La radio necesitó 38 años para llegar a los 50 millones de usuarios. Facebook consiguió los seis primeros millones de internautas en el primer año, y multiplicó por cien esa cifra en sólo media década. WeChat, el servicio chino de mensajería y voz equivalente a WhatsApp tiene más usuarios que toda la población de Estados Unidos. Y la adopción instantánea de nuevas tecnologías dispara la innovación abierta acelerada. Dos años después del lanzamiento del iPhone, la comunidad de programadores habían desarrollado 150.000 aplicaciones. Cinco años después, existían 1,2 millones de aplicaciones que habían generado más de 75.000 millones de descargas. En los próximos años asistiremos a la aparición de un flujo sistemático de innovaciones de ruptura, que cambiarán permanentemente la configuración de los mercados. Innovaciones que se verán amplificadas y realimentadas por el acceso a datos e información sin límites.
Hacia un mundo envejecido: La población del planeta, por primera vez, parece que se estabilizará y decrecerá en todas partes, en un proceso que ya afecta claramente a Japón y Rusia, a parte de Europa y Estados Unidos, y que empieza a afectar a China e incluso a Latinoamérica. El mundo envejece. Hace 20 años sólo una parte ínfima de la población mundial vivía en zonas con tasa de reposición negativa (inferior a 2,1 bebés por mujer). Hoy, el 60% de la población mundial vive en zonas con tasa de reposición negativa. Hacia 2060, Alemania habrá perdido el 30% de su población activa actual. ¿Será capaz el cambio tecnológico de substituir la capacidad productiva perdida? ¿Y, será capaz de hacerlo generando el excedente necesario para mantener capas crecientes de población envejecida y con necesidades asistenciales? ¿Seremos capaces de buscar las soluciones políticas para diseñar nuevos sistemas organizativos que sustenten estos desequilibrios?
Conexiones globales totales: El mundo avanza hacia una interconexión total, física y virtual. Los flujos de capital, de información, de personas, de bienes y de servicios dejarán de ser lineales y de sustentarse en grandes hubs o autopistas comerciales entre Europa y América. El comercio entre China y África se ha incrementado de 9 billones de dólares en 2000, a 211 billones en 2012. Los flujos financieros globales se multiplicaron por 25 entre 1980 y 2007. El tráfico de datos se ha multiplicado por 500 en sólo 10 años. Las conexiones comerciales y tecnológicas Sur-Sur se intensifican, creando una gran tela de araña de relaciones económicas internacionales, en una auténtica conexión global, total, de todos los agentes (individuos, empresas y naciones). Los emprendedores y start-ups tienen acceso total a datos, información y contactos, lo que puede generar ventajas competitivas que amenacen a los líderes en cada sector de operaciones.
Aunque el futuro se presenta lleno de oportunidades, no deja de preocuparnos. El análisis de cualquier decisión será infinitamente más complicado. La experiencia dejará de tener sentido en un mundo de cambio brutal. La estrategia se convertirá en intuición estratégica y en adaptación instantánea al entorno. Debemos, como decíamos en un anterior post, dejar de pensar de forma lineal y local, para pensar de forma exponencial y global.
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