Un equipo de Suiza, dirigido por un español, idea cómo transmitir pensamiento a distancia
Científicos de Suiza, dirigidos por un español, han creado un sistema que permite a discapacitados físicos controlar un robot de forma remota con el pensamiento. Mediante un sombrero de electrodos, las órdenes mentales se transmiten al robot, que también lleva una pantalla y una cámara para que el usuario se relacione con las personas y objetos del entorno del robot.
Desde su cama de hospital, un paciente discapacitado es capaz de controlar un robot a distancia y de interactuar con la gente que se encuentra a través de Skype. Imagen: Alain Herzog. Fuente: EPFL.
Usando un sistema de telepresencia desarrollado en la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza), 19 personas -incluyendo nueve tetrapléjicos- fueron capaces de controlar de forma remota un robot situado en uno de los laboratorios universitarios.
Se trata de un proyecto de investigación de varios años que tiene como objetivo dar una cierta independencia a personas paralizadas. La tecnología ha demostrado que funciona bien y es fácil de usar, dice la nota de prensa de la universidad.
Un equipo de investigadores de la Cátedra Fundación Defitech Interfaz Cerebro-Máquina (CNBI), encabezada por el español José del R. Millán, ha estado trabajando en un novedoso enfoque cerebro-máquina, con la idea de controlar de forma remota un robot desde casa con el pensamiento.
La investigación, en la que han participado 19 personas ubicadas en diferentes países, ha producido excelentes resultados, tanto en términos humanos y técnicos. Las conclusiones se discuten en la edición especial de junio deProceedings of the IEEE, dedicada a las interfaces cerebro-máquina.
19 personas probadas
Nueve personas con discapacidad y diez personas sanas de Italia, Alemania y Suiza participaron en la tarea de pilotar un robot con sus pensamientos. Durante varias semanas, se colocó a cada uno de los participantes un sombrero con electrodos capaz de analizar sus señales cerebrales.
A continuación, los participantes instruyeron el robot para moverse, transmitiendo sus instrucciones en tiempo real a través de Internet desde su país de origen. Gracias a su cámara de vídeo, pantalla y ruedas, el robot, que se encontraba en un laboratorio EPFL, fue capaz de filmarse a sí mismo mientras se movía, al tiempo que mostraba la cara del piloto remoto a través de Skype.
La persona a los mandos, como si se moviera en lugar del robot, era capaz de interactuar con lo que se iba encontrando el robot. "Cada uno de los 9 sujetos con discapacidad lograron controlar a distancia el robot con facilidad después de menos de 10 días de entrenamiento", dice el profesor Millán.
Se trata de un proyecto de investigación de varios años que tiene como objetivo dar una cierta independencia a personas paralizadas. La tecnología ha demostrado que funciona bien y es fácil de usar, dice la nota de prensa de la universidad.
Un equipo de investigadores de la Cátedra Fundación Defitech Interfaz Cerebro-Máquina (CNBI), encabezada por el español José del R. Millán, ha estado trabajando en un novedoso enfoque cerebro-máquina, con la idea de controlar de forma remota un robot desde casa con el pensamiento.
La investigación, en la que han participado 19 personas ubicadas en diferentes países, ha producido excelentes resultados, tanto en términos humanos y técnicos. Las conclusiones se discuten en la edición especial de junio deProceedings of the IEEE, dedicada a las interfaces cerebro-máquina.
19 personas probadas
Nueve personas con discapacidad y diez personas sanas de Italia, Alemania y Suiza participaron en la tarea de pilotar un robot con sus pensamientos. Durante varias semanas, se colocó a cada uno de los participantes un sombrero con electrodos capaz de analizar sus señales cerebrales.
A continuación, los participantes instruyeron el robot para moverse, transmitiendo sus instrucciones en tiempo real a través de Internet desde su país de origen. Gracias a su cámara de vídeo, pantalla y ruedas, el robot, que se encontraba en un laboratorio EPFL, fue capaz de filmarse a sí mismo mientras se movía, al tiempo que mostraba la cara del piloto remoto a través de Skype.
La persona a los mandos, como si se moviera en lugar del robot, era capaz de interactuar con lo que se iba encontrando el robot. "Cada uno de los 9 sujetos con discapacidad lograron controlar a distancia el robot con facilidad después de menos de 10 días de entrenamiento", dice el profesor Millán.
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Control compartido
La interfaz cerebro-máquina desarrollada por los investigadores va más allá. El robot es capaz de evitar los obstáculos por sí mismo, incluso cuando no se lo dice su controlador.
Para evitar cansarse demasiado, el piloto también puede tomarse un descanso de dar indicaciones. Si no recibe más indicaciones, el robot seguirá por el camino indicado hasta que reciba la orden de detenerse. De esta manera, el control sobre el robot se comparte entre el humano y el ordenador, lo que permite al piloto descansar mientras se navega.
Además, las pruebas no revelaron ninguna diferencia en la capacidad de pilotaje entre sujetos sanos y discapacitados. En la segunda parte de las pruebas, se pidió a las personas discapacitadas con movilidad residual pilotar el robot con los movimientos que seguían siendo capaces de hacer, por ejemplo, pulsando con la cabeza en botones colocados cerca. Pilotaban el robot como si estuvieran usando únicamente sus pensamientos, una prueba más de la eficacia del sistema.
Los resultados positivos de esta investigación llevan a su fin el proyecto europeo TOBI (Herramientas para la interacción cerebro-ordenador), que se inició en 2008. ¿Se convertirán pronto los robots en un hecho cotidiano para las personas que sufren de una discapacidad? Demasiado pronto para decirlo, según el profesor Millán. "Para que esto suceda, las compañías de seguros tendrán que ayudar a financiar estas tecnologías."
Sillas de ruedas
Además de robots, Millán y su equipo también han desarrollado otro tipo de neuroprótesis, como una silla de ruedas cuyos usuarios pueden manejar de forma fiable y segura durante largos períodos de tiempo, también como resultado del sistema de control compartido, que reduce la carga de trabajo cognitivo.
Las sillas de ruedas se encuentran actualmente en la fase de evaluación, para asegurarse de que van a funcionar en las condiciones de la vida diaria.
La interfaz cerebro-máquina desarrollada por los investigadores va más allá. El robot es capaz de evitar los obstáculos por sí mismo, incluso cuando no se lo dice su controlador.
Para evitar cansarse demasiado, el piloto también puede tomarse un descanso de dar indicaciones. Si no recibe más indicaciones, el robot seguirá por el camino indicado hasta que reciba la orden de detenerse. De esta manera, el control sobre el robot se comparte entre el humano y el ordenador, lo que permite al piloto descansar mientras se navega.
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Las sillas de ruedas se encuentran actualmente en la fase de evaluación, para asegurarse de que van a funcionar en las condiciones de la vida diaria.
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