- El cerebro no distingue entre el dolor ajeno y el propio. Se lo debemos a las neuronas espejo y a pesar de que su sufrimiento no necesariamente lo sintamos de la misma manera (aunque las personas con un alto grado de empatía se puedan acercar bastante), sí hay actividad y desgaste neuronal, así como una predisposición a sentir angustia, tristeza, malestar y frustración ante diferentes y otros estímulos que lleguen a lo largo del día.
- El cerebro no reconoce entre lo que vivimos y lo que solamente imaginamos. Quizá la forma más sencilla de entender esta característica de nuestro cerebro son las pesadillas; si bien solo son producto de nuestra imaginación, las emociones que sentimos a raíz de este tipo de proyecciones mentales son reales y palpables, o ¿no? En este sentido, cada vez que desarrollamos en nuestra mente o en una conversación los crueles y trágicos hechos que afligen a nuestra sociedad, nuestro cerebro es el primero que se perturba y pierde en bienestar.Adicionalmente en este punto vale la pena mencionar series, programas, videojuegos y películas que resaltan, promocionan y pregonan el lado más cruel y despiadado de nuestra especie. Y es que si bien estos los interpretamos conscientemente como ficción, a nivel neuronal e inconscientemente, en mayor y menor medida, las regiones que se activan son las relacionadas al miedo y el sufrimiento.
- El cerebro no diferencia entre el dolor físico y el emocional. El cerebro humano registra de la misma manera un trancazo que una humillación por lo que la violencia verbal, mental o emocional jamás debe ser menospreciada.Lo mismo va para cualquier otro tipo de relación social (personal o laboral) y espero que a estas alturas del texto esté demás decir que cuando a través de las noticias nuestra empatía nos hace conmovernos o hasta desgarrarnos ante una historia, para nuestro cerebro es como, literalmente, si estuviera recibiendo un golpe.Finalmente, a manera de conclusión y para acabar con las malas noticias, lo bueno es que estas características de nuestro órgano rector trabajan también a la inversa. Es decir que si bien la ola de violencia aflige directa o indirectamente nuestro cerebro, aprovechándonos de estos conocimientos hay diferentes acciones que podemos hacer para abonar a nuestro bienestar. Es por eso que por último les dejo este interesante video en donde con base en la neurociencias se nos dice qué podemos hacer para procurar la felicidad.Ojalá sea de su interés.Colaboración para La Otra Opinión de Ricardo Alemán,
- El cerebro no diferencia entre el dolor físico y el emocional. El cerebro humano registra de la misma manera un trancazo que una humillación por lo que la violencia verbal, mental o emocional jamás debe ser menospreciada.
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