Un estudio demuestra que si verbalizan las emociones y pensamientos de sus bebés, estos se convierten en niños capaces de interpretar los procesos mentales ajenos
Las madres que hablan a sus bebés de las emociones y estados mentales que estos van teniendo, los están ayudando a convertirse en niños empáticos, ha revelado un estudio realizado por psicólogos de la Universidad de York (Reino Unido). Según los investigadores, estos resultados demuestran el papel fundamental de la interacción conversacional entre madres y e hijos en la infancia.
Un equipo de psicólogos de la Universidad de York (Reino Unido) ha revelado nuevas evidencias que muestran cómo el lenguaje utilizado por las madres al hablar con sus bebés puede ayudar a los niños a entender los pensamientos de los demás cuando se hacen mayores.
El estudio analizó a 40 madres y a sus bebés cuando estos tenían 10, 12, 16 y 20 meses de edad. Consistió en registrar la lengua materna cuando las madres y sus hijos jugaban durante sesiones de 10 minutos, en concreto cada vez que la madre hacía comentarios relacionados con la mente, esto es, cuando infería algo sobre los procesos mentales de sus hijos a través del comportamiento de estos (por ejemplo, si un niño tenía dificultades al abrir la puerta de un coche de juguete, y su madre lo definía como 'frustrado' por ello).
Los científicos volvieron a observar a 15 de las parejas madre-hijo participantes en el estudio, cuando los niños tenían ya entre cinco y seis años de edad. Estos fueron sometidos entonces a una evaluación basada en la Teoría de la Mente (ToM) (que designa la capacidad de atribuir pensamientos e intenciones a otras personas), con el fin de determinar la capacidad socio-cognitiva que tenían.
El estudio analizó a 40 madres y a sus bebés cuando estos tenían 10, 12, 16 y 20 meses de edad. Consistió en registrar la lengua materna cuando las madres y sus hijos jugaban durante sesiones de 10 minutos, en concreto cada vez que la madre hacía comentarios relacionados con la mente, esto es, cuando infería algo sobre los procesos mentales de sus hijos a través del comportamiento de estos (por ejemplo, si un niño tenía dificultades al abrir la puerta de un coche de juguete, y su madre lo definía como 'frustrado' por ello).
Los científicos volvieron a observar a 15 de las parejas madre-hijo participantes en el estudio, cuando los niños tenían ya entre cinco y seis años de edad. Estos fueron sometidos entonces a una evaluación basada en la Teoría de la Mente (ToM) (que designa la capacidad de atribuir pensamientos e intenciones a otras personas), con el fin de determinar la capacidad socio-cognitiva que tenían.
Historias extrañas
En concreto, los científicos aplicaron un método, conocido como de 'historias extrañas' que consiste en leer viñetas de ficción en las que se plantean uno de12 escenarios sociales posibles (que reflejan emociones contradictorias, mentiras, mentiras piadosas, persuasión, fingimiento, bromas, olvido, incomprensión o sarcasmo, entre otros elementos).
Tras estas lecturas, se midió el nivel de capacidad de cada niño de relacionarse con los personajes que aparecían en las historias y de comprender los pensamientos de estos, a través de una pregunta de comprensión y de una prueba destinada a demostrar si habían entendido el contenido mental de cada relato.
La empatía de la madre se traslada al hijo
Los resultados mostraron una correlación fuerte y positiva entre los comentarios relacionados con la mente de las madres, a los 10, 12 y 20 meses de edad de sus hijos, y la puntuación obtenida por estos en la tarea de historias extrañas.
Por lo tanto, la capacidad de los niños para entender los pensamientos ajenos a los 5 y 6 años de edad fue relacionado con la forma en que sus madres comprendían sus mentes cuando eran bebés.
Elizabeth Kirk, profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de York y una de las autoras del estudio, señala en un comunicado de dicha Universidad que: "Estos hallazgos muestran cómo la capacidad de la madre para sintonizar con los pensamientos y sentimientos de su bebé desde el principio ayuda a su hijo a aprender a empatizar con la actividad mental de otras personas".
Este hecho tendría consecuencias importantes para el desarrollo social del niño, pues las madres pueden ayudar a sus hijos a entender lo que otras personas pueden estar pensando o sintiendo. "Estos resultados demuestran el papel fundamental de la interacción conversacional entre madres y e hijos en la infancia", concluyen los investigadores.
En concreto, los científicos aplicaron un método, conocido como de 'historias extrañas' que consiste en leer viñetas de ficción en las que se plantean uno de12 escenarios sociales posibles (que reflejan emociones contradictorias, mentiras, mentiras piadosas, persuasión, fingimiento, bromas, olvido, incomprensión o sarcasmo, entre otros elementos).
Tras estas lecturas, se midió el nivel de capacidad de cada niño de relacionarse con los personajes que aparecían en las historias y de comprender los pensamientos de estos, a través de una pregunta de comprensión y de una prueba destinada a demostrar si habían entendido el contenido mental de cada relato.
La empatía de la madre se traslada al hijo
Los resultados mostraron una correlación fuerte y positiva entre los comentarios relacionados con la mente de las madres, a los 10, 12 y 20 meses de edad de sus hijos, y la puntuación obtenida por estos en la tarea de historias extrañas.
Por lo tanto, la capacidad de los niños para entender los pensamientos ajenos a los 5 y 6 años de edad fue relacionado con la forma en que sus madres comprendían sus mentes cuando eran bebés.
Elizabeth Kirk, profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de York y una de las autoras del estudio, señala en un comunicado de dicha Universidad que: "Estos hallazgos muestran cómo la capacidad de la madre para sintonizar con los pensamientos y sentimientos de su bebé desde el principio ayuda a su hijo a aprender a empatizar con la actividad mental de otras personas".
Este hecho tendría consecuencias importantes para el desarrollo social del niño, pues las madres pueden ayudar a sus hijos a entender lo que otras personas pueden estar pensando o sintiendo. "Estos resultados demuestran el papel fundamental de la interacción conversacional entre madres y e hijos en la infancia", concluyen los investigadores.
Referencia bibliográfica:
Elizabeth Kirk, Karen Pine, Lisa Wheatley, Neil Howlett, Joerg Schulz, Ben C Fletcher. A longitudinal investigation of the relationship between maternal mind-mindedness and theory of mind. British Journal of Developmental Psychology (2015). DOI: 10.1111/bjdp.12104.
Elizabeth Kirk, Karen Pine, Lisa Wheatley, Neil Howlett, Joerg Schulz, Ben C Fletcher. A longitudinal investigation of the relationship between maternal mind-mindedness and theory of mind. British Journal of Developmental Psychology (2015). DOI: 10.1111/bjdp.12104.
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