Afortunadamente, atención plena o mindfulness es un término que se escucha cada vez más en diferentes sociedades occidentales (aunque aún falta mucho). Desde las principales universidades de los Estados Unidos y sus centros de investigación, hasta cada día más blogs y video sobre cómo realizar esta práctica—pasando por el sector salud, los sistemas educativos, el mundo empresarial y el deporte—, el entrenamiento de la atención ha y sigue levantando la curiosidad de millones de personas por las bondades que se le atribuyen.
Es por eso que a continuación le presento en 10 puntos (y con enlaces a otros textos para quien esté más interesado) el qué, por qué y para qué de esta maravillosa herramienta que a mí me ha cambiado la vida.
- La mente humana divaga naturalmente.
- Esa divagación suele significar mucho estrés, angustia, ansiedad y demás emociones aflictivas para todos nosotros pues solemos viajar principalmente hacía nuestros problemas, pendientes, retos e inconvenientes.
- Esta divagación tampoco nos permite ser eficientes en nuestras actividades diarias pues en muchas ocasiones estamos haciendo algo cuando nuestra mente está completamente en otro lado; lo que termina por fragmentar nuestra capacidad de atención/concentración.
- Hay una solución a lo anterior: entrenar la mente, entrenar la atención.
- Una herramienta científicamente probada para logar el cometido anterior es la atención plena (mindfulness).
- “Mindfulness o Atención Plena significa “prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación” Jon Kabat Zinn
- El mindfulness tiene dos grandes beneficios (entre muchos otros) para quien lo práctica con regularidad, convicción, disciplina y dirección: unamejora en la atención/concentración y una mejor regulación emocional.
- La mente emocional es más rápida que la racional y por eso muchas veces ante un estímulo incomodo o molesto nos comportamos de una manera que nos aflige la mente (y el cuerpo) o de la que incluso podemos llegar arrepentirnos al recobrar la calma. ¿A quién no le ha pasado?
Adicionalmente, las emociones fuertes o intensas (tanto aflictivas como placenteras) pueden fácilmente nublar nuestro juicio y restarnos perspectiva. Por lo que influenciados por estas, solemos tomar acciones de mente, palabra o cuerpo agresivas, contundentes, pasivas o desde un postura absoluta o auto-centrada. Es decir, nos alejamos de la asertividad y capacidad de cooperación.
- Sin embargo, el cerebro, queramos o no, siempre está cambiando como respuesta a las experiencias que vivimos en el día a día. A esto se le llama neuroplasticidad y este concepto sugiere que, si lo deseamos y a través de adoptar hábitos más saludables, podemos responsabilizarnos más de nuestro cerebro y de nuestras tendencias emociónales en pos de nuestra felicidad y bienestar. En otras y más simples palabras, que si entrenamos a la mente, incluso “ante la adversidad seremos capaces de regular las emociones aflictivas para que estas no persistan más de lo necesario” Richard Davidson.
- Como la habilidad que se desarrolla a través de la práctica de la atención plena es el DARSE CUENTA, lo que pretendemos con este entrenamiento mental es tomar consciencia (cada vez con más eficacia y prontitud) de cuando nuestra mente está divagando, de hacía dónde lo hace (que pensamientos se están llevando mi atención ), de cómo me hacen sentir estos pensamientos (son agradables o desagradables) y en determinando caso (si son pensamientos aflictivos o que no me permiten enfocarme en la actividad que estoy realizando), de decidir mover, voluntariamente, nuestra atención de esos pensamientos que nos perturban y dirigirla a las sensaciones del cuerpo: la respiración, los movimientos corporales o incluso un sonido” Susan Kaiser
Lo anterior nos permite dejar de desarrollar o perseguir esos pensamientos y centrar nuestra mente en el aquí y el ahora; con lo que nuestra mente se aquietará.
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