Estoy convencido de que vivimos mejor y brillamos más cuando tenemos un sueño claro, una dirección, un destino de llegada al que apuntar. Es más fácil enfocar los esfuerzos, más difícil distraerse con cosas que no nos llevan a ningún lado, y más divertido motivarse con las partes aburridas.
Así que la tarea para los que hoy no tenemos pensado nuestro próximo sueño, puede ser esa: Poner una meta, un objetivo, soñar un sueño claro (“buscar un ‘qué’ que te motive“, dice el video), ponerle fecha a ese sueño para que no quede sólo en el mundo volátil, y trabajar para conseguir eso que soñamos. Y punto.
Hay que dejar de creerle a los que dicen que no se puede (incluso si los que lo estamos diciendo somos nosotros mismos), dejar de darle bola a los que sólo buscan desanimar (o recordar todas esas veces que no pudimos), perderle el miedo a fallar, a no saber, o a lo desconocido, y de una vez por todas, empezar a probar. Como cuando eramos chicos y no sabíamos que no se podía. Que el conocimiento y la experiencia que tenemos hoy no nos saquen la curiosidad y esa fe un poco ciega en nosotros mismos que teníamos al principio.
Si algo te desanimó en el camino, si se cayó algún sueño pasado, si perdiste algo, o si algo te hizo perder la confianza, empezá de nuevo. Reavivá ese fuego. Volvé a confiar. Volvé a darte una oportunidad. Y si hoy de nuevo no sale, mañana volveremos a intentar. Hasta que salga.
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