lunes, 24 de agosto de 2015

Creatividad ¿músculo o inspiración?

By Anonymous on Aug 
"Sólo ponga un día de trabajo tras otro. Esa es la forma en que aparece. Y esa es la única forma en que funciona" —John Steinbeck
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Cuando el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi escribió al padre del management, Peter Drucker, invitándolo a participar en su monumental estudio sobre la creatividad, este último amablemente declinó la invitación argumentando que él no creía que existiera tal cosa. Dijo, además, que lo único que él hacía era trabajar todos los días, y si alguien lo consideraba creativo, era debido a su disciplina de trabajo.

La creatividad ha sido cubierta por un manto metafísico que ha originado confusión a su alrededor. Cuando hablamos de ella, es común encontrarla junto a términos como musas, inspiración, genio, don…

Lo anterior ha hecho que pensemos que los creativos son seres con dones que no están disponibles para el resto de los mortales.

Sin embargo, cuando las personas creativas son preguntadas por el origen de su talento, la inmensa mayoría ofrece una respuesta más terrenal: la creatividad es hija del trabajo. Del trabajo duro. (aunque algunos de ellos, pocos, realmente creen en las hadas).

Producir ideas originales requiere un enorme esfuerzo, no son chispazos que aparecen de la nada, como a menudo sugieren las historias sobre manzanas que caen y eurekas en la bañera. Si, los chispazos ocurren, pero surgen después de haber trabajado sobre una idea durante algún tiempo.

Para producir buenas ideas debemos dedicar tiempo y esfuerzo a crearlas. El problema es que nuestro cerebro es perezoso y tiende a conformarse con la primeras ideas que produce, las cuales, por lo general, son las más comunes; en las primeras que todos pensamos.

Llegar a ideas originales exige reprimir la tentación de conformarnos con las primeras que aparecen. Es necesario continuar explorando, cavar con mayor profundidad. Darle tiempo a nuestra mente para que establezca conexiones entre conceptos aparentemente desconectados.

David Ogilvy, uno de los más grandes publicistas de todos los tiempos, describió el arduo proceso que tenía que llevar a cabo para crear sus exitosos anuncios. En el, hay poco de ayuda divina y mucho de transpiración (aunque en casos de sequía, el ron echaba una mano):
Voy a casa y me siento en mi escritorio. Encuentro que estoy completamente sin ideas. Me pongo de mal humor. Si mi mujer entra en la habitación, le gruño. (Esto ha empeorado desde que dejé de fumar).

Me aterroriza producir un anuncio pésimo. Esto hace que tire los 20 primeros intentos.

Si todo lo anterior falla, bebo media botella de ron y pongo un oratorio de Handel en el gramófono. Por lo general, esto produce un chorro incontrolable de anuncios.

A la mañana siguiente me levanto temprano a editar el chorro.

Entonces, tomo el tren a Nueva York, y mi secretaria transcribe el borrador. (yo no puedo escribir, lo cual es muy inconveniente)

Soy un pésimo redactor, pero soy buen editor. Así que me pongo a editar mi propio proyecto. Después de cuatro o cinco ediciones, este parece lo suficientemente bueno como para mostrarlo al cliente. Si el cliente cambia el anuncio, me enfado, porque me tomé muchas molestias para escribirlo, y lo que escribí, lo escribí con un propósito.

En total se trata de un negocio lento y laborioso.
Otro tanto ocurre a el cantautor, poeta y novelista canadiense, Leonard Cohen, quien describe así su lucha por crear:
Estoy escribiendo todo el tiempo. Y cuando las canciones comienzan a ensamblarse, no hago otra cosa que escribir. Me gustaría ser una de esas personas que escriben canciones rápidamente. Pero no soy así. Me toma mucho tiempo descubrir cuál es la canción. Así que estoy trabajando la mayor parte del tiempo.

[...]

Para ser capaz de encontrar esa canción en la que yo puedo estar interesado, me toma muchas versiones y necesito realizar una gran cantidad de exploración... una gran cantidad de versiones y un montón de trabajo, y mucho sudor.

Pero ¿por qué no debería ser difícil mi trabajo? El trabajo de casi todos es difícil. Uno se distrae por esa creencia de que existe tal cosa como la inspiración, que viene rápido y fácil. Si algunas personas son bendecidas de esa manera; yo no lo soy. Así que tengo que trabajar tan duro como cualquier jornalero para llegar a mi producir carga.
Crear es una opción que está al alcance de todos. Aunque eso no significa que todos vamos a ser creativos; no todas las personas están dispuestas a realizar el esfuerzo que ello exige. Pero ya lo sabes, solo depende de ti.

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