A la hora de tomar decisiones, pensar en una problemática o asentar ideas la gran mayoría de la gente considera que lo mejor que puede hacer es quedarse en un cuarto, concentrada en el tema de turno.
Sin embargo, hoy encontramos que este comportamiento bastante común debería modificarse ya que una manera de asentar una reflexión o de cavilar con mayor flexibilidad podría darse a partir de una caminata al aire libre, que no solo ayudará a nuestro cuerpo sino también al cerebro a oxigenarse, según confirmó una investigación realizada por la Universidad de Stanford, Estados Unidos.
¿En dónde radica el quid de esta cuestión? Una buena caminata genera que el corazón lata más rápido, circunstancia que produce una mayor circulación de sangre y oxígeno al organismo en general. Asimismo, realizar este simple ejercicio con frecuencia es muy favorable para las conexiones cerebrales, el retraso del envejecimiento del cerebro, el aumento del volumen del hipocampo (área muy importante para la memoria) y el incremento de los niveles de moléculas que estimulan el nacimiento de nuevas neuronas y una mejor comunicación en la sinapsis.
Incluso, existen diversas pruebas que mostraron cómo después de hacer actividad física ―sin importar la intensidad― las personas tienen mejores rendimientos en tareas que requieran de la memoria y la atención plena.
Alguna vez el filósofo y pensador alemán Friedrich Nietzsche aseguró: “todos los pensamientos verdaderamente grandes son concebidos caminando”, la ciencia le dio la razón.
Más curiosidades: www.asociacioneducar.com/neurotrucos
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