Dr. Nse. Luis María Labath
Resumen: La corteza prefrontal, como parte más evolucionada del cerebro, colabora en el autoconocimiento. Este proceso es fundamental para reconocer las propias debilidades y mejorar la situación individual de cada persona.
Existen tantas definiciones como debilidades en el ser humano. Citar algunas como falta de fuerza, resistencia o fortaleza, poca firmeza en el carácter, decaimiento, carencia de energía o vigor en las cualidades, etc., es un ejemplo elocuente de su variedad y de los significados.
Cuando se habla de fortaleza o debilidad se hace referencia a comportamientos del hombre dentro de la sociedad en comparación con sus congéneres. Ambas características son complementarias y cada una necesita de la otra, precisamente por ser el desarrollo personal una experiencia de interacciones, una posible optimización de las habilidades o las destrezas para una mejor comunicación, para que el sujeto social se conozca más a sí mismo y a los demás, de modo de crecer y vivir más humanizado.
Para muchos es difícil hablar de sus virtudes, pero mucho más reconocer las debilidades o referirse a ellas sin dificultad porque la capacidad de autocrítica, valorada como cualidad positiva, no siempre está pronta para revelar la actitud de una persona en ese aspecto. Por eso, identificarlas da cuenta del buen nivel de autoconocimiento o, al menos, de la aptitud para reconocer los propios errores.
Trabajar para desarrollar este aspecto es estar dispuesto a nuevos aprendizajes, cumplir una acción con alto grado de compromiso y una disposición al más profundo contacto íntimo. Sin duda, la efectividad de una persona es proponerse metas y responsabilizarse por el logro de ellas, lo que significa recorrer el camino construyendo su propia existencia, poco a poco, en función de un horizonte de mediano y largo plazo en constante superación, potenciando las circunstancias favorables y trabajando meticulosamente sobre las adversidades.
La corteza prefrontal, como parte más evolucionada del cerebro, es el centro ejecutivo o director de orquesta que guía y supervisa el comportamiento, las habilidades, el juicio, los impulsos, la planificación, la organización y el pensamiento crítico. Colabora en el autoconocimiento, organiza los pensamientos, analiza las debilidades y los propios errores. En síntesis, lleva a cabo los planes para ser una persona responsable y efectiva.
Por eso, la mentada efectividad personal no pasa solo por conocer las debilidades; implica también preguntarse cuáles son los propios intereses, qué se desea hacer, qué esperan los demás, con qué se cuenta, cómo concretar una propuesta para construir la identificación de los deseos a través del conocimiento de las propias fortalezas ydebilidades, descubrir y reconocer el sentido de la vida y actuar en consecuencia.
En este desafío de construir la propia existencia está en juego la propia felicidad. Por eso definir lo que encierra la palabra es muy ambicioso, pero es posible afirmar que nadie quiere conscientemente ser infeliz o amargado y la responsabilidad de ser efectivos no es fácil. A todos, sin excepción, el propio reconocimiento les evoca sentimientos diferentes y supone una valoración consciente a través del autoconocimiento, con la posibilidad de responder al qué hacer, de la capacidad al cómo hacerlo, y al deseo que responde a la motivación, fuerza y energía de hacer algo y porqué hacerlo.
Reconocer estas capacidades o los límites no es tan difícil, ya que lo cotidiano confirma que lo que no cuesta esfuerzo siempre es una maravilla y una tranquilidad extrema. En cambio, hablar de las debilidades es mucho más complejo, sobre todo cuando no existe un vasto autoconocimiento, o la experiencia existencial es tan superficial que está llena de fantasías que se confunden con extrema facilidad. Muchas veces el temor o el desagrado sobre ciertas cosas incitan a la evitación o el enquistamiento del problema con la intención de reducir el compromiso de la experiencia desagradable.
A través de la disciplina del autoconocimiento es posible elaborar una valoración de ladebilidad mucho más constructiva y capacitarse para darse cuenta de que solo así es posible menguar la vulnerabilidad ante los compromisos difíciles. Por eso, exponer lasdebilidades no tiene que ser un acto tan costoso, más bien es un recurso aprovechable y una fuente de poder indiscutible para más libertad o valoración del propio esfuerzo.
Aceptar las debilidades no es resignarse sino determinar un plan de acción consciente para decidir otro camino. Es crecer y desarrollarse con plenitud responsable sin esconder ni callar nada, con el reconocimiento de lo que también otros pueden estar percibiendo, y así evitar menguar las condiciones sociales.
Vivir en tiempos de necesidad urgente de supervivencia, éxito social, consumo excesivo, inmediatez y falta de espontaneidad se convierte, tarde o temprano, en una fuente de insatisfacción creciente, porque basa la construcción de la personalidad en criterios superficiales, engañosos y con resultados efímeros. La inseguridad que proporciona vivir instalados en la mentira cuenta con la alternativa eficaz y honesta para desterrarla: la autenticidad del autoconocimiento y el reconocimiento de las debilidades. Un sentido profundamente humano en busca de la convicción de comprobar que cuanto más se aceptan y se tratan más humano se es.
Construir la imagen de uno a partir de conceptos erróneos demuestra lo que los demás trasmiten, las propias ilusiones, los sueños o las proyecciones idealistas, no la manera real de ser, de pensar, sentir y actuar. En otras palabras, uno es bien distinto de cómo se ve, y por eso, a la hora de las propias definiciones se cometen muchos errores.
Honestidad, introspección y autocrítica descubren las debilidades. Es una especie de reencuentro con lo que menos gusta de uno. Muchos tienden a pensar que es mejor de lo que es, incluso, existen quienes transitan por caminos derrotistas o casi autodestructivos con un concepto crítico y negativo de sí mismos y sufren cuando definen explícitamente sus debilidades o cuando han de asumirlas tal cual son. Reconocer el efecto ante una determinada situación, problemática o no, genera un pesimismo que frena, o empeora, la capacidad de reacción o de actuación frente a los otros.
Es un aspecto significativo si importa o no aparecer socialmente como vulnerables seres imperfectos y limitados en los ámbitos sociales merecedores del acto de sinceridad para comunicar las debilidades en un ejercicio positivo, sin impulsar un caudal tempestuoso de duras o abruptas confesiones ajenas a la situación actual. Saber medir y ubicar la sinceridad es no abrumar para conseguir un doble efecto positivo: ser realmente conocido y vivir conforme a una autenticidad sin criterios equivocados por la imagen que los demás tienen de uno, o la que, equivocadamente, se ha contribuido a formar. No se trata de despertar ninguna compasión, es dar a conocer una manera de ser y sentir, conceder la oportunidad que se compruebe lo que uno es como humano, limitado y real.
Si el individuo reconoce las debilidades para asumirlas con serenidad y superación, entendidas como partes irrenunciables de su singularidad como ser imperfecto, al menos podrá aducir que ha intentado mejorar su situación individual. Sin dudas, de las debilidades surge la mayor fortaleza.
Leer en sitio web / descargar en PDF: www.asociacioneducar.com/debilidad
Artículo de uso libre, sólo se pide citar autor y fuente (Asociación Educar).
Dr. Nse. Luis María Labath
Ex Director Médico del Hospital José M. Cullen (350 Camas; Nivel IX; Alta Complejidad). Periodo: 2002-2007.
Jefe del Servicio de Clínica Médica Mixta durante más de 25 años ininterrumpidos en el Hospital José M. Cullen.
Miembro de Honor de la Asociación Médica Argentina.
Designado como Maestro de la Medicina Latinoamericana por la Asociación Médica Latinoamericana.
Más artículos: www.asociacioneducar.com/articulos
No hay comentarios:
Publicar un comentario