El ser humano, que decide su devenir o llegar a ser en libertad, auto-responsabilidad y auto-determinación, está amenazado por la posibilidad del fracaso total, o sea, de – llegando a ser – llegar a ser nada. Para Gebsattel el punto de gravedad de la angustia humana está pues en el impedimento del desarrollo del ser humano, de su poder-devenir-él mismo. Al contrario de Heidegger, llama la atención que Gebsattel habla más de “llegar a ser” que de “ser”. En Frankl debe estar la angustia en última instancia fundada en la finitud de la existencia. Esta limitación de la humana existencia en el tiempo es la razón esencial de la búsqueda de sentido de parte del ser humano. Por la finitud el ser humano está exigido a darle forma, a configurar cada día su vida plenamente, porque cada día queda inscripto luego, sin posibilidad de subterfugio alguno, en el “debe” o “haber” del tiempo vital. Si tuviese el ser humano por delante un tiempo infinito para vivir, podría darse también un tiempo infinito y no tendría que afanarse para llenar de sentido cada instante de su vida. Según Frankl, detrás de la búsqueda de sentido está la angustia por la caducidad y nadidad de una vida vacía de sentido. Emanuel Espinosa
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