¿Qué es un mapa mental? Para qué sirve? Intentaré dar respuestas a estas dos preguntas y animar al lector a convertir esta técnica en uno de sus puntales de creatividad.
Un mapa mental es un esquema irradiante que ramificándose o capilarizándose hasta el nivel que se desee, sirve para explicar un concepto o encontrar respuestas o soluciones a una incógnita creativa o a un reto creativo.
Es irradiante porque parte de un centro y se va desplazando hacia los lados a través de ramas o principios ordenadores. Conviene que haya de tres a siete ramas, ni menos ni mucho más. Cada rama puede ser de un color diferente, adecuado o no a la temática que desarrolla. Cada una de las ramas o sucesivas ramitas lleva el nombre sobre ella, procurando usar una palabra o máximo dos. Por ejemplo, un mapa mental sobre emprendimiento comenzaría con esta palabra en medio de la hoja y podría tener, por ejemplo, cuatro ramas principales: perfil de los emprendedores, tipos de emprendimiento, sectores más necesitados y ejemplos de éxito. Cada rama iría subdividiéndose en ramitas más pequeñas con los correspondientes subconceptos.
Es importante acompañar el mapa con muchos iconos o pequeños dibujos. Cuánto más visual es un mapa, mejor. Por tanto, la combinación de colores y dibujos o iconos hace que los mapas mentales sean vistosos, agradables y fáciles de recordar. La investigación en neurociencias indica que los mapas mentales son eficaces porque estructuran la información en red, a través de conexiones, tal como opera habitualmente nuestro cerebro. Recordamos las cosas y las conectamos porque el cerebro es un inmenso mapa mental sabiamente interconectado.
Podemos usar los mapas mentales para preparar una conferencia, escribir un artículo o un libro, diseñar una negociación o una reunión importante, resumir lo que sabemos sobre un tema, preparar una entrevista de radio y mil cosas más. Desde la perspectiva creativa, los mapas mentales sirven para desarrollar libremente un concepto (nuevo producto o servicio, modelo de negocio, etcétera). Hay que estar atentos a las conexiones o hibridaciones que podemos ir estableciendo entre las diferentes ramas del mapa: aquí pueden surgir buenas ideas. Nos ayudará un rotulador fluorescente para ir marcando y asociando ideas con potencial analógico.
Va muy bien hacer mapas mentales en equipo: es una excelente oportunidad para colaborar y hacer un trabajo que integre varios puntos de vista. Recuerdo haber hecho mapas mentales gigantes con empresas como TV3, Mango o Promsa, y las dinámicas que se generan son muy interesantes.
Tal vez los lectores de este artículo dirán: “bufff, qué pereza hacer mapas mentales”. Usar colores, papeles de bloc de dibujo, goma de borrar … Pero vale la pena! Nos ayuda a recuperar las habilidades plásticas que dejamos abandonadas en algún momento de nuestra vida y, sobre todo, a dejar de hacer listas o de apuntar cosas en un papel y empezar a hacerlo de forma irradiante y en red. Como dice Tony Buzan, el máximo difusor del concepto en el mundo, los mapas mentales son una excelente herramienta para desarrollar nuestra inteligencia creativa. No debemos verlo como una molestia o como un intruso, sino como un amigo fiel que puede ayudarnos a pensar de otra manera y a cambiar muchos de nuestros hábitos poco creativos y productivos.
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