Sean cuales sean sus sentimientos hacia alguien, es conveniente que no te dejes llevar por tus impulsos sino que intentes reflexionar y encontrar la mejor solución. De hecho, si respondes con rudeza es probable que recibas lo mismo, cerrando así el canal de comunicación y generando una situación de malestar que se podía haber evitado.
Ante un ataque, no significa que no puedas defenderte, pero hazlo con inteligencia y sin alterar tu equilibrio emocional porque si te pones al nivel de la otra persona, la situación degenerará rápidamente y ninguno saldrá beneficiado. Es difícil poner buena cara al mal tiempo, pero la diplomacia y la serenidad siempre son la mejor baza.
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