Todo profesional debe generarse su propia marca personal. Su marca personal es lo que opinan los demás de él como profesional.
Por JAVIER CARRIL
El mundo profesional ha cambiado profundamente en los últimos años. Hoy nadie está seguro en su puesto de trabajo, esté trabajando en la Administración Pública, en una multinacional o en una pyme. Esto provoca que, desde hace tiempo, los profesionales estén obligados a cambiar su mentalidad radicalmente. Deben darse cuenta de que ya no trabajan para su empresa, sino para ellos mismos, independientemente de si son empleados, funcionarios o emprendedores.
El hecho de tomar conciencia de algo tan importante conlleva empezar a cambiar actitudes como la autocomplacencia, y a cambiar la creencia de que están seguros o estables en su trabajo, y por tanto, a ser mucho más emprendedores, incluso si están cobrando una nómina en una empresa. Es lo que se ha denominado intraemprendedor, es decir un empleado con mentalidad de emprendedor dentro de una empresa. Un empleado con iniciativa, proactivo, inconformista e innovador.
Todos estos cambios nos llevan a un aspecto esencial de la nueva era: la marca personal. Todo profesional debe generarse su propia marca personal, independientemente de su sector o profesión. Su marca personal es lo que opinan los demás de él como profesional. Para ello, aparte de hacerlo bien, hay que comunicarlo. Es decir, debemos saber cómo vendernos al mercado o dentro de nuestra empresa, y eso tarde o temprano nos traerá beneficios tangibles e intangibles. Y para saber cómo vender nuestro valor como profesionales, debemos tener clara nuestra marca personal.
Red Hoffman, fundador de Linkedin, escribió hace un par de años el libro “El mejor negocio eres tú”. Es un libro interesantísimo que confirma que el mercado laboral se ha transformado y necesita otro tipo de profesionales diferente, cuyas características he mencionado anteriormente: con iniciativa, creativo, emprendedor, comunicador, y con una marca personal potente y diferenciada. En el libro nos ofrece una herramienta explícita, “La ventaja competitiva” para trabajar esa marca personal. Cada profesional debe buscar su propia ventaja competitiva, igual que una empresa o un producto del mercado. A continuación te la explico:
1. Tus activos. Debes identificar y tener muy claros cuales son tus activos, es decir tu experiencia profesional, tus conocimientos técnicos y de idiomas, tu formación, tus logros y éxitos, tus fortalezas y habilidades, y también el dinero que tienes ahorrado. En general, se trata de que detectes todo lo que te hace distinto y especial.
2. Tus aspiraciones. El segundo punto es que te pares un instante a plantearte qué deseas, a qué aspiras a nivel profesional. Por tanto, debes identificar tus valores personales, qué te motiva y apasiona, adónde quieres llegar en tu carrera profesional. En definitiva, tus sueños profesionales, tus metas. No te limites en este punto, debes ser todo lo ambicioso que quieras.
3. La realidad del mercado. Esta última variable nos hace aterrizar, después de haber volado con nuestra imaginación. Debes plantearte, y si es necesario investigar y preguntar, qué necesita el mercado, qué tipo de profesional necesita tu sector, qué se está demandando (inglés perfecto, perfil tecnológico que domine las redes sociales, perfil vendedor y comunicador). Puede ser interesante también analizar qué nuevas profesiones han surgido recientemente que demanden muchos nuevos profesionales.
Una vez que hayas realizado este trabajo profundo y concienzudo, te faltaría un paso más, según Hoffman. Se trata de cruzar los tres puntos anteriores, con el fin de buscar conexiones y sinergias entre ellos, y poder redactar en un párrafo tu ventaja competitiva.
La ventaja competitiva debe ser algo que te apasione y motive (aspiraciones); algo para lo que además tú tengas especial ventaja sobre el resto por tu experiencia profesional, formación o habilidades (activos), y si te falta algo de esto, tendrías que ponerte a cubrir ese agujero inmediatamente; y por último, que todo ello sea interesante para un sector o un mercado o un tipo de empresa, de modo que quieran o necesiten contratarte a ti, y no a otro.
Si tienes clara tu ventaja competitiva, y redactada por escrito, ya tienes clara tu marca personal. Ese eres tú, y si has realizado el ejercicio con honestidad y rigor, esa marca personal tiene un valor importante, que se debe traducir en dinero (un buen sueldo si eres empleado en una empresa, o unos ingresos importantes si tienes una empresa propia). La marca personal te permitirá tener claro quién eres y cómo puedes venderte mejor, para lograr tus sueños profesionales.
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