El anhelo más profundo del ser humano es el deseo de ser apreciado y querido. Todos lo necesitamos, y especialmente aquellos que tienen menos notoriedad. Hay gente que hace una labor callada, discreta, poco vistosa, pero tremendamente eficaz. El elogio es alimento para el espíritu. A pesar de ello, el 75% de los jefes reconoce que les cuesta mucho practicar el reconocimiento. Hacer sentir importante a todo el mundo es primordial.
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