"No desee que sea más fácil, desee ser mejor." —Jim Rohn
Hace un tiempo estuve corriendo de forma regular con un amigo, Noel. Y como suele ocurrir, muchas de nuestras apacibles carreras terminaban convirtiéndose en despiadadas competencias.
Noel es más potente de piernas que yo y tiene mejor esprint. Yo tengo más fondo. Para poder ganarle, mi estrategia era imponer desde el principio un ritmo alto, de esta manera llegar con ventaja al final, o traerlo tan machacado, que no pudiera esprintar.
Siempre que lo dejaba llegar con fuerzas a los kilómetros finales, perdía.
Consciente de ello, la mayoría de veces aplicaba mi estrategia y terminaba ganando. Sin embargo, nunca dejó de sorprenderme el espíritu de lucha de Noel. Jamás le pude ganar de manera cómoda.
Su espíritu competitivo es tal, que aunque perdía con frecuencia, era él quien la mayor de las veces daba comienzo a la batalla. Ya en medio de la carrera, aunque estuviera muy rezagado, nunca se daba por vencido. Si yo aflojaba un poco, en seguida lo tenía respirándome en el cuello.
En muchas ocasiones, debido al esfuerzo que hacía, tenía que dejar de correr un par de días mientras sus doloridas piernas se recuperaban. Pasados los dos días volvía más peleón (y en mejor forma) que nunca.
Pocas personas tenemos la actitud de Noel, pocos tenemos la costumbre de esforzarnos más allá de lo que resulta confortable y en ocasiones doloroso.
Una investigación llevada a cabo con corredores de todo tipo encontró que la mayoría tendemos a realizar los entrenamientos a un ritmo cómodo nada exigente. Sin un Noel incordiando, nos lo tomamos con tranquilidad. Cuando nos sentimos muy cansados, decimos ‘no puedo más’ y aflojamos.
Sin embargo, gracias a Noel, mejoré mi condición física de manera acelerada, jamás había estado tan rápido como cuando entrené con él. El esfuerzo extra que me hacía poner se tradujo en rápidas ganancias.
Los Navy Seal, la fuerza de operaciones especiales del ejército de los Estados Unidos, y quizá unos de los tipos más duros y mejor entrenados del planeta, saben que cuando la mayoría de las personas se estrellan con el muro del ‘no puedo más’, eso no es cierto. Incluso tienen una regla para ello: La regla del 40%.
Según este comando élite, cuando decimos ‘no puedo más’, apenas estamos en un 40% de lo que somos en realidad capaces de hacer. Así que como parte de su entrenamiento, los Seal son de forma habitual a llevados a esforzarse (mucho) más allá del primer ‘no puedo más’.
Gracias a ello son una de las personas mentalmente más fuertes y más en forma que existen sobre la tierra.
La capacidad de superar la barrera de lo confortable, ser capaz de recorrer el kilómetro extra, conduce a la excelencia y al triunfo.
Darren Hardy relata la siguiente historia en su estupendo libro ‘El Efecto Compuesto’:
Noel es más potente de piernas que yo y tiene mejor esprint. Yo tengo más fondo. Para poder ganarle, mi estrategia era imponer desde el principio un ritmo alto, de esta manera llegar con ventaja al final, o traerlo tan machacado, que no pudiera esprintar.
Siempre que lo dejaba llegar con fuerzas a los kilómetros finales, perdía.
Consciente de ello, la mayoría de veces aplicaba mi estrategia y terminaba ganando. Sin embargo, nunca dejó de sorprenderme el espíritu de lucha de Noel. Jamás le pude ganar de manera cómoda.
Su espíritu competitivo es tal, que aunque perdía con frecuencia, era él quien la mayor de las veces daba comienzo a la batalla. Ya en medio de la carrera, aunque estuviera muy rezagado, nunca se daba por vencido. Si yo aflojaba un poco, en seguida lo tenía respirándome en el cuello.
En muchas ocasiones, debido al esfuerzo que hacía, tenía que dejar de correr un par de días mientras sus doloridas piernas se recuperaban. Pasados los dos días volvía más peleón (y en mejor forma) que nunca.
Pocas personas tenemos la actitud de Noel, pocos tenemos la costumbre de esforzarnos más allá de lo que resulta confortable y en ocasiones doloroso.
Una investigación llevada a cabo con corredores de todo tipo encontró que la mayoría tendemos a realizar los entrenamientos a un ritmo cómodo nada exigente. Sin un Noel incordiando, nos lo tomamos con tranquilidad. Cuando nos sentimos muy cansados, decimos ‘no puedo más’ y aflojamos.
Sin embargo, gracias a Noel, mejoré mi condición física de manera acelerada, jamás había estado tan rápido como cuando entrené con él. El esfuerzo extra que me hacía poner se tradujo en rápidas ganancias.
Los Navy Seal, la fuerza de operaciones especiales del ejército de los Estados Unidos, y quizá unos de los tipos más duros y mejor entrenados del planeta, saben que cuando la mayoría de las personas se estrellan con el muro del ‘no puedo más’, eso no es cierto. Incluso tienen una regla para ello: La regla del 40%.
Según este comando élite, cuando decimos ‘no puedo más’, apenas estamos en un 40% de lo que somos en realidad capaces de hacer. Así que como parte de su entrenamiento, los Seal son de forma habitual a llevados a esforzarse (mucho) más allá del primer ‘no puedo más’.
Gracias a ello son una de las personas mentalmente más fuertes y más en forma que existen sobre la tierra.
La capacidad de superar la barrera de lo confortable, ser capaz de recorrer el kilómetro extra, conduce a la excelencia y al triunfo.
Darren Hardy relata la siguiente historia en su estupendo libro ‘El Efecto Compuesto’:
Lou Holtz, el famoso entrenador de fútbol americano, sabía que el esfuerzo extra añadido tras entregarse al máximo, era lo que llevaba a la victoria. En un partido, su equipo iba perdiendo al final de la primera parte con una puntuación de 42 a 2. En el descanso, Lou mostró al equipo un vídeo con imágenes de ese esfuerzo extra para bloquear, placar y recuperar el balón. Dijo a sus jugadores que no estaban en el equipo porque podían dar lo mejor de sí en cada partido, eso era lo normal. Les dijo que estaban en su equipo por su capacidad de aportar ese esfuerzo extra fundamental en cada partido. Lo que marca la diferencia es el esfuerzo extra añadido tras el rendimiento máximo. Su equipo ganó el partido en la segunda parte. Así es como se gana.
Cualquiera que sea el desafío: incrementar tus ventas, perder peso, adquirir una nueva habilidad, siempre habrá un momento cuando las cosas se pondrán difíciles. Es ahí, cuando persistimos y seguimos luchando donde realmente crecemos. Continua Darren Hardy:
Cuando las condiciones son favorables, las cosas son fáciles: no hay distracciones, nadie interrumpe, no hay tentaciones y nada perturba nuestros largos y acelerados pasos. Así es cuando casi todo el mundo consigue buenos resultados. Hasta que no surgen situaciones difíciles, problemas y tentaciones enormes, no demostramos que merecemos progresar. Como diría Jim Rohn, "no desee que sea más fácil, desee ser mejor".
Cuando choque contra ese muro en el ejercicio de sus disciplinas, rutina, ritmos y constancia, comprenda que está separándose de su antiguo 'yo', que está escalando el muro y encontrando un nuevo 'yo', más fuerte, triunfador y victorioso.
[...]
Verse a sí mismo como el competidor más duro es uno de los mejores métodos para multiplicar resultados. Cuando llegue al muro, [al 'no puedo más'], siga adelante.
Entre tanto, Noel, si lees esto: ¡regresa, por favor!
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