sábado, 30 de enero de 2016

Sobre el modelo de Silicon Valley

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¿Se agota el modelo de Silicon Valley? Apple y Twitter pierden fuelle frente a Google y Facebook - El DiarioHablé con Marta Garijo, de El Diario, sobre los recientes resultados presentados por Apple y la supuesta crisis del modelo de Silicon Valley, un tema en el que decididamente tengo la impresión de que tienden a mezclarse muchas ideas y conceptos. Ayer, Marta publicó su noticia, titulada “¿Se agota el modelo de Silicon Valley? Apple y Twitter pierden fuelle frente a Google y Facebook” (en pdf), y citó algunos de mis comentarios.
Para empezar, los resultados de Apple no me parecieron malos en absoluto. A estas alturas, entender que los modelos de crecimiento ilimitado no existen y penalizar a una compañía por ello me parece una buena prueba de lo malos que son los mercados financieros como forma de calcular del valor real de nada. Apple ha planteado la reinvención de numerosos productos y categorías, y seguirá haciéndolo, porque está en su forma de plantear la innovación. Que el parque de iPhone, cimiento básico de los ingresos de la compañía, avance a más o menos ritmo depende de muchos factores, entre otros la conciencia de que es un aparato suficientemente potente para el uso que le damos o no, y en este momento, claramente parecemos estar en un compás de espera: nuestros terminales nos ofrecen las prestaciones que necesitamos para el uso que les damos. Surgirán, por supuesto, nuevos usos, nuevas apps y nuevas posibilidades, y volveremos a ritmos de crecimiento rápidos en ese ámbito. Apple ha estado ya ahí, y se ha recuperado en otras ocasiones perfectamente, con simplemente poner en el mercado una nueva edición de iPhone. El modelo de negocio de Apple, que combina avances en cuota de mercado con, sobre todo, avances en cuota de cliente, sigue teniendo muy buena salud: todos los años, los usuarios de productos de la marca siguen pasando por una Apple Store física o virtual, gastándose un poco más de dinero, y estando aparentemente encantados con ello.
Google avanza en su valoración bursátil, compite con Apple por el derecho a considerarse la compañía más valiosa del mundo, y aunque sigue teniendo una patológica dependencia en sus ingresos de un modelo que puede tener sus obvias limitaciones, parece haber entendido fantásticamente bien la idea de lucha contra el isomorfismo y de preservación de la innovación con la definición de Alphabet como holding empresarial. Como en el caso anterior, si esto es una crisis, quiero estar en crisis mañana mismo.
Facebook es otro caso similar. Si alguien puede imaginarse sentado encima de una atalaya que permite una mirada inmediata a los intereses de más de mil seiscientos millones de personas en todo el mundo, entenderá lo que esta compañía vale y las cosas que puede plantearse hacer. No, no crecerá toda la vida al mismo ritmo porque se le acabarían las personas en el mundo, pero sin duda sigue creciendo en su modelo de uso, en las opciones que ofrece, en el camino hacia convertirse en el sitio en el que más usuarios acceden a noticias, y en un aporte de valor que no parece en absoluto estar en crisis, hasta el punto de poder seguir planteándose pagar – aunque a veces sean cantidades absurdas – por cualquier indicio de cualquier cosa que pueda llegar a plantear competencia a su modelo de atención.
¿Twitter? Claramente, un problema diferente. Hablamos de una caída del valor de la acción muy significativa desde los valores de su IPO que la ubica como objetivo posible para adquisiciones, de una transición directiva compleja, y de una compañía que, aunque nadie entre el mundo empresarial bien informado o entre los personajes públicos discute su propuesta de valor, encuentra problemas para definirla cuando hablamos de usuarios comunes, de la base de la pirámide. Una empresa o una celebridad entiende perfectamente Twitter como una herramienta de comunicación, de servicio al cliente o de publicidad de gran valor, que si no existiese habría que inventar… pero el número de usuario no crece, porque el usuario medio ya no sabe para qué diablos sirve Twitter, ni que actualizar ahí. ¿Sigue teniendo sentido compartir un momento mundano de mi vida, o no? ¿Es interesante compartir noticias que me parecen relevantes? ¿Me arriesgo por hacerlo a ser etiquetado de una manera u otra? ¿Cómo se refleja mi uso de Twitter y en qué, qué consecuencias puede llegar a tener? Cada vez más usuarios están en Twitter como meros lurkers, como consumidores pasivos, y la empresa tiene evidentes problemas de crecimiento, que seguirá teniendo mientras no encuentre una manera adecuada de explicar al usuario medio su modelo de uso y su propuesta de valor.
¿Crisis del modelo de Silicon Valley? Silicon Valley no es un modelo. Es un ecosistema en el que se ha conseguido que confluyan personas con ideas interesantes, desarrolladores buenos capaces de convertir esas ideas en código ejecutable, una educación de primer nivel y un capital ávido de oportunidades de inversión. Dudo mucho que ese modelo llegue a estar en crisis alguna vez, por mucho que puedan llegar a decir las caprichosas valoraciones financieras. Todos los países del mundo darían cualquier cosa por tener su Silicon Valley, porque es el mejor modelo conocido hasta ahora de generación continua de innovación relevante. Si eso es una crisis, de nuevo: ya me gustaría estar en una.

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