Cuando en 1997 Apple estaba en el fango, Microsoft invirtió 150 millones de dólares en comprar acciones de la empresa de la manzana y ayudarla a ponerse en pie de nuevo. Gates pensó que el suyo era un gesto amable con pocas consecuencias sobre el mercado informático en el que entonces reinaba Microsoft. Pero Apple dio el golpe con el iMac y la apuesta por la innovación ayudó a convertir a Apple en una empresa rentable y, a la larga, más competitivo de lo que Gates había imaginado.
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