martes, 22 de marzo de 2016

El poder del sueño

http://facundomanes.com/2016/03/20/el-poder-del-sueno/ 
122 días de cada año nos la pasamos durmiendo. ¡Un tercio de los 365 días! Para que el sueño ocupe tanto tiempo de nuestra vida, debe tener una función muy importante. ¿Cuál es?
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El sueño cumple un rol fundamental para nuestro desarrollo saludable. Por ejemplo, ayuda al cuerpo a recuperarse de todo el trabajo que hizo cuando estábamos despiertos. En la evolución también permitió a los animales permanecer escondidos y protegidos mientras no buscaban comida; por eso los animales más expuestos a depredadores (una oveja) suelen dormir menos horas que aquellos menos expuestos (un león).
La ciencia demostró que mientras dormimos el cerebro no descansa y sigue trabajando. Durante el sueño el cerebro procesa la información aprendida recientemente y así se consolidan los nuevos aprendizajes (por eso es tan importante dormir y descansar bien antes de rendir un examen). También el sueño afecta la memoria: hace resistentes los recuerdos a las interferencias y los integra con el conocimiento general.
En general existen dos estados del sueño bien diferenciados: uno que los científicos llamamos “REM” (por su sigla que en inglés significa Movimientos Oculares Rápidos, ya que los ojos se mueven rápidamente de un lado a otro debajo de los párpados), es cuando ocurre la mayor parte de los sueños y, si se mide con un electroencefalograma la actividad eléctrica del cerebro, es prácticamente igual a la actividad que tenemos al estar despiertos; el segundo estado es llamado “noREM“. Este último tiene, a su vez, diferentes etapas basadas en el tipo de actividad en el cerebro incluyendo el sueño profundo.
Durante la noche, una persona pasa por las diferentes etapas, alternando sueños livianos y más profundos en ciclos de aproximadamente 90 minutos. Cuanto más sueño profundo tengamos y en qué momento de los ciclos nos despertemos va a influir en la calidad del descanso y en los beneficios.
Nuestro organismo regula naturalmente las horas en que dormimos y en que estamos despiertos. Sin embargo, las demandas culturales como, por ejemplo, las largas horas de trabajo nocturno, las cenas muy tarde a la noche, la computadora y la televisión, llevan a que este ciclo de sueño y vigilia se rompa. 
 En consecuencia, muchas veces estamos despiertos cuando se supone que deberíamos estar durmiendo y estamos durmiendo cuando nuestro cuerpo recibe las señales de tener que estar despiertos. El problema de esto es que se trata de un proceso fácil de alterar pero difícil de volver a equilibrar.
La falta de sueño no sólo genera cansancio físico sino que perjudica el funcionamiento de nuestro organismo. Las investigaciones sugieren que cuando uno no duerme se provocan fallas en la atención, bajo rendimiento cognitivo y un deterioro de la capacidad de comprender, tomar decisiones e, incluso, problemas cardiovasculares.
Entonces, una de las respuestas máximas a la pregunta inicial sobre para qué sirve dormir quizá sea que dormimos para vivir. Y para vivir mejor.
Facundo Manes es neurólogo y neurocientífico. Presidente de la Fundación INECO y rector de la Universidad Favaloro.

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