miércoles, 2 de marzo de 2016

En una nueva adolescencia”

http://facundomanes.com/2016/02/27/hay-gente-de-mas-de-65-anos-en-una-nueva-adolescencia/ 
La información
Por Carlos Salas
Facundo Manes es uno de los neurocientíficos más destacados del momento. Nacido en Quilmes, Argentina, en 1969, creó el Instituto de Neurología Cognitiva y es rector de la Universidad de Favaloro.
PHOTO-74097d237c16ca95a85dfaf82e877935-1456575035-92Manes acaba de escribir un libro de difundir el conocimienrto del cerebro, y desmontar algunos mitos. Se titula Usar el cerebro (Paidós Contextos). Trata de responder a muchas preguntas vitales que ni la filosofía ni la religión han podido responder. Confiesa que en las últimas décadas hemos aprendido más sobre el cerebro que en toda la historia de la humanidad. Pero también reconoce que están empezando a surgir dilemas éticos y morales, que la sociedad tendrá que definir. No los científicos.
P. ¿Por ejemplo?
R. La capacidad de manipular una memoria o la capacidad de leer ciertos pensamientos o qué pasa en la actividad de un paciente con estado vegetativo persistente. Los avances en el estudio del cerebro ayudan a curar muchas enfermedades, ayudan a comprender quiénes somos, pero también generan dilemas morales y éticos que la sociedad va a tener que definir y por eso es importante difundir  las neurociencias.
P. ¿Se sabe ahora mismo cuánto podría vivir un cerebro?
R. No hay evidencia científica de que pueda vivir 300 años. Pero por primera vez en la historia tenemos mucha gente entre 65 y 90 años o más que está bien mentalmente, en una ‘nueva adolescencia’. Eso no pasó nunca en la historia. Eso va a generar nuevas políticas públicas dedicadas a esta ‘nueva adolescencia’. Hasta el último día de vida, tenemos que estar activos mentalmente.
P. ¿Qué avances podría hacer el ser humano medio para usar bien el cerebro?
R. Si uno no tiene ningún problema neurológico o psiquiátrico, no hay ningún método mágico ni pastillas necesarias para el cerebro. Lo que sí sabemos es que ciertas conductas en la vida ayudan a conservar un cerebro saludable y a reducir el riesgo cognitivo.
P. ¿Cuáles son esas conductas?
R. Primero, todo lo que hace bien al corazón, hace bien al cerebro, por ejemplo, cuidar la tensión arterial, la glucosa en sangre, el colesterol, evitar el sobrepeso, no fumar, tomar alcohol de forma moderada, la comida rica en vegetales, pescados sobre todo con omega3… Pero, además, el ejercicio físico genera unas conexiones neuronales que es un buen ansiolítico, antidepresivo. Al cerebro la hace bien la vida social. Sentirse solo es un factor de mortalidad y además al cerebro le viene bien tener desafíos intelectuales, le hace bien dormir, dormir es un factor de protección cerebral y luchar contra el estrés. O sea que podemos decir que si uno quiere reducir el riesgo de riesgo cognitivo debería seguir estas conductas durante la mayor parte de su vida.
P.¿Qué consejo le da a los docentes para estimular el cerebro de los niños?
R. Hoy sabemos que el cerebro humano aprende cuando algo lo motiva, cuando algo lo inspira y cuando algo le parece un ejemplo. Así que, claramente, la educación tiene que ser transformada para que los docentes vuelvan a inspirar, a motivar, a ser el ejemplo. Antes, los docentes tenían la información y transmitían la información, hoy la información está cada vez más va a estar disponible. El rol del docente es enseñar al alumno cómo trabajar con esa información, cómo generar nueva información, nuevas ideas, cómo trabajar en equipo, cómo presentar los datos. La educación va a tener que sufrir una revolución, y la neurociencia puede aportar nuevos conceptos para esa revolución.
P. ¿Qué es lo que está descubriendo la neucociencia?
R. Hay un plan de mapear el cerebro: se llama Conectoma. Se basa en la hipótesis de que cada ser humano tiene un circuito de conexión específico por cada experiencia. Durante mucho tiempo se pensó que había una neuroimagen de un área, y que esa área era la encargada de tal función. Hoy sabemos que el cerebro trabaja más en red. Las neuroimágenes son una herramienta de investigación muy útil pero hay que usarlas e interpretarlas con prudencia.
P. ¿No hay muchos gurús de la neurociencia que no son científicos ni nada?
R. Uno de los riesgos de esta explosión de neurociencia es que muchos utilicen el prestigio de la ciencia como marketing. Y los neurocientíficos tenemos que ayudar a la sociedad a educarse en estos temas de forma seria, porque hay mucha gente que o por motivos comerciales o por otros motivos utiliza la ciencia como mecanismo de marketing.
P. ¿Podemos aprender lenguas ya de mayores?
R. Sí, siempre es necesario. Una cosa que recomendamos los neurocientíficos es aprender idiomas, aprender un instrumento musical o un tema nuevo. Siempre hay que aprender. Lo que pasa es, a medida en que nos hacemos mayores, es más difícil pero no imposible aprender un idioma. Pero claramente los niños antes de los 7 meses son multilingües. Hablar dos o más lenguas produce una cierta reserva cognitiva que procedería contra el deterioro cognitivo.
P. ¿Cuántas neuronas perdemos a partir de qué edad?
R. Es difícil esa pregunta a nivel del cerebro global. Pero, por ejemplo, a partir de los 65 años el hipocampo, que es una zona clave para la memoria, se atrofia a ritmo del 1% anual. Una vez se hizo un experimento: se escogió un grupo de  personas de 65 años y a la mitad le dijeron que caminase varias veces por semana, a la otra mitad le dijeron siguiera siendo sedentario. La gente que caminó, lograba que el hipocampo no se atrofiara un 1% anual. O sea que solamente caminar genera nuevas conexiones neuronales.
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P. En la películas “Alguien voló sobre el nido del cuco” le hacen una lobotomía a un paciente en un manicomio y lo dejan tonto. ¿Qué diría ahora un neurocientífico?
R. Muchas veces, los procedimientos que se utilizaban no eran efectivos y además causaban un daño terrible. Por suerte, muchos de estos procedimientos se han eliminado o se han generado técnicas de cirugía o tratamiento menos crueles y con menos efectos adversos para las personas.
P. ¿Cuál es la pregunta sobre el cerebro a la que todavía no ha encontrado respuesta?
R. Sabemos mucho de muchas partes del cerebro como toma de decisiones, de emoción, de memoria, de percepción, pero no tenemos una teoría general sobre el cerebro.
P.  ¿Puede llegar la respuesta en cinco o diez años?
R. Es ya fascinante que el cerebro humano intente entenderse a sí mismo. No hay otro órgano en el mundo o en el universo que intente entenderse a sí mismo. Pero que se vaya a poder entender completamente es un misterio.
P. Hay una corriente en EEUU que dice que vamos a vivir más de 100 años, tendremos chips recorriendo el cuerpo y arreglando problemas neuronales.
R. Soy escéptico de que eso ocurra en las próximas décadas.
P. ¿Por qué?
R. Las computadoras tienen décadas y fueron hechas por el humano. El ser humano tiene miles y miles de años y las emociones nuestras, la empatía, las emociones guían la conducta y las computadoras todavía no tienen emociones.
P. ¿No piensa que hay muchas disciplinas como la neurociencia, la filosofía o la física que no están conectadas entre sí?
R. Totalmente. La universidad del futuro va a consistir en que un estudiante de psicología vaya a una clase en física y el físico vaya a una clase en arquitectura. El conocimiento en la actualidad se genera en equipo. Hubo un estudio publicado en Science que evaluó patentes –que es un sinónimo de innovación–, y observó que el conocimiento hoy se genera en equipo, incluso en las ciencias humanísticas, no solo ciencias puras. La inteligencia colectiva es mucho mejor que la individual. Todos somos producto de la inteligencia colectiva.
(Con la colaboración de Deva Salas)

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