Estar alegres es momentáneo y puede aparecer fruto de algún hecho casual y que no tiene por qué ser continuo. La calma y la paz interior, en cambio, son estados más inalterables
A pesar de que no siempre es fácil estar alegres, no deben faltarnos motivos para estar en paz. Porque estar en paz es vivir lejos de los conflictos y libres de ataduras externas que vetan por completo nuestra tranquilidad.
Si lo pensamos bien, formamos parte de una sociedad donde “se nos vende” la idea de que debemos ser felices. Sin embargo, las presiones externas y muchos de nuestros hábitos de vida nos alejan bastante de ese ideal donde se inscribe la alegría.
Ahora bien, es necesario enfocar nuestro bienestar de otro modo. La alegría no debe asociarse a la obligación de conseguir todo lo que deseamos, a cumplir las metas que tenemos en mente y que no siempre podemos alcanzar.
Para estar alegres basta con estar tranquilos, en equilibrio con los nuestros, con lo que nos define. La paz interior es la calma del corazón que se siente bien con lo que le envuelve sin necesitar nada más.
Te invitamos a reflexionar sobre ello.
Para estar alegres no necesitamos tanto
La alegría es el reflejo de la felicidad más intensa. Hay días en que, casi sin saber por qué, nos sentimos más receptivos, “conectados” a nuestro entorno. Somos felices y lo disfrutamos.
En otras ocasiones, sin necesidad de que las cosas se tuerzan o salgan mal, no nos sentimos igual, dejamos de estar alegres, dejamos de sentirnos bien y aparece casi al instante el rumor de esos pensamientos limitantes que tanto destruyen nuestro bienestar.
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Por ello, sería muy adecuado pensar durante unos instantes en estas dimensiones.
La paz interior empieza aceptándonos a nosotros mismos
Mientras la ansiedad es esa cuerda que tira de nosotros para recordarnos “todo lo que debemos hacer y que aún no hemos hecho”, la depresión es ese lazo que nos encalla en el ayer, en lo perdido, lo frustrado, lo lamentado y no alcanzado.
¿Por qué nos olvidamos de atender al presente? Este es el error en el que todos caemos. Lejos de aceptar el aquí y ahora y a nuestra persona en este mismo instante,nos alejamos de nuestras esencia destruyendo nuestra autoestima.
- Acepta todo lo vivido, con cada error, pérdida y fracaso, pero también cada logro, cada triunfo. Son tus raíces, es lo que te ha ayudado a ser quien eres ahora. Integrarlo es el primer paso para encontrar la calma.
- Ahora, deja de focalizarte en el futuro de forma obsesiva. No existe, no ha ocurrido, no está. El aquí y ahora es lo que puedes sentir, ver y tocar. Eso es lo importante.
- Eres la persona que ves hoy ante tu espejo, así que toma aire y deja escapar toda ansiedad, toda inquietud. La calma y la paz interior se hallan en ese punto donde encontramos nuestro propio equilibrio, aceptándonos a nosotros mismos.
La felicidad es la ausencia del miedo
Si relacionamos el estar alegres con ser felices, es necesario tener en cuenta que, para ello, basta solo con dejar de tener miedo.
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