viernes, 1 de abril de 2016

¿Cuanta vida te está costando tu salario?

http://weebly.us10.list-manage.com/track/click?u=b38809c9ccda2f64dbcc325cd&id=6c4a79a085&e=47dffa9278 

"Libertad significa que estas libre de obstáculos para vivir tu vida como elijas. Cualquier cosa menos que eso es una forma de esclavitud" —Wayne Dyer

Cuadro
(clic sobre la imagen para más info.)
Emprender es duro, no conozco a ningún emprendedor que diga que el camino ha sido fácil y libre de angustia.

Sin embargo, a pesar del estrés, la incertidumbre y las jornadas maratónicas, los emprendedores se encuentran más satisfechos que los empleados. La mayoría, al ser preguntados, responde que prefiere su situación a estar trabajando bajo órdenes de otros.

Una de las principales razones (quizá la principal) de esta preferencia radica en el control que el emprendedor tiene sobre su destino. Para los seres humanos el grado de control que ejercen sobre su vida tiene una fuerte relación con el grado de satisfacción con la misma. Como lo demuestran varias investigaciones, está en nuestros genes el anhelo de libertad.

En el estupendo libro Genoma - La Autobiografía de Una Especie En 23 Capítulos, el autor, Matt Ridley, hace referencia a estudios científicos que demuestran que la falta de potestad sobre nuestras decisiones tiene severas consecuencias sobre nuestra salud.
Algunas de las mejores revelaciones del modo en que la conducta altera la expresión genética proceden de los estudios de monos... Recordemos que somos chimpancés en un 98% y mandriles en un 94%. De modo que las mismas hormonas funcionan de la misma forma y activan los mismos genes en los monos. Hay un grupo de mandriles en África oriental cuyos niveles de cortisol en sangre se han estudiado cuidadosamente. Cuando cierto mandril joven se unía a un grupo nuevo, como suelen hacer los mandriles a una determinada edad, se volvía sumamente agresivo conforme luchaba por establecerse en la jerarquía de la sociedad de su elección. El resultado era un fuerte aumento de la concentración de cortisol (la hormona del estrés) en su sangre, así como en la de sus reacios anfitriones. A medida que aumentaba en sus niveles de cortisol —y testosterona—, también disminuía su recuento de linfocitos. Su sistema inmunológico llevaba el peso de su conducta. Al mismo tiempo, su sangre empezaba a contener cada vez menos colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad —HDL—. Esta caída es el precursor típico del engrosamiento de las arterias coronarias. El mandril no sólo alteraba sus hormonas mediante su propia conducta, y por lo tanto la expresión de sus genes, sino que de ese modo aumentaba su riesgo a las infecciones y a la enfermedad de las arterias coronarias.

Entre los monos de los parques zoológicos, los que tienen las arterias engrosadas son los que se encuentran en lo más bajo del orden jerárquico. Intimidados por sus compañeros de más categoría, están constantemente estresados, su sangre contiene abundante cortisol, sus cerebros poca serotonina, sus sistemas inmunológicos están permanentemente deprimidos y sobre las paredes de sus arterias coronarias se forma tejido cicatrizal. El porqué es todavía un misterio, [pero] el efecto del estrés es disminuir la vigilancia de estas infecciones latentes por parte del sistema inmunológico, lo que les permite florecer…

Las personas se parecen mucho a los monos. El descubrimiento de que los monos de baja jerarquía contraen la enfermedad cardiaca llegó poco después del descubrimiento mucho más asombroso de que los funcionarios británicos que trabajan en Whitehall también contraen la enfermedad cardiaca en proporción a su inferioridad en el orden jerárquico burocrático. En un estudio masivo de diecisiete mil funcionarios, apareció una conclusión casi increíble: la categoría del trabajo de una persona podría predecir mejor sus posibilidades de un ataque cardiaco que la obesidad, el tabaquismo o la hipertensión. Una persona con un trabajo de categoría inferior, como un conserje, tenía casi cuatro veces más posibilidades de tener un ataque al corazón que una secretaria permanente de alto rango. En efecto, aunque la secretaria permanente fuera obesa, hipertensa o fumadora, seguía teniendo menos posibilidades de sufrir un ataque cardiaco que un conserje delgado, no fumador e hipotenso. Exactamente los mismos resultados surgieron en un estudio similar de un millón de empleados de la Bell Telephone Company en los años sesenta.

El corazón está a merced del rango salarial. ¿Qué diablos ocurre?

Los monos tienen la clave. Cuanto más bajos están en el orden jerárquico, menos control tienen sobre su vida. Asimismo, en el funcionariado los niveles de cortisol aumentan en respuesta, no a la cantidad de trabajo que se hace, sino al grado de ir de aquí para allá que los demás ordenan. En realidad el efecto se puede demostrar experimentalmente, dando simplemente a dos grupos de personas la misma tarea, pero mandando a un grupo que la haga de una manera determinada e imponiendo un horario. Este grupo controlado externamente sufre un mayor aumento de las hormonas del estrés, de la presión sanguínea y de la frecuencia cardiaca.
La falta de control sobre tu vida afecta gravemente tu salud. Por fortuna, aunque de manera tímida e insuficiente, algunas empresas están por fin entendiendo que la mejor manera de liberar el potencial de sus empleados no es a través de la micro-gestión y el control excesivo, y están abrazando modelos de gestión que dan mayor espacio a la iniciativa personal.

Aunque falta un gran camino por recorrer, saludemos que ya se empiezan a percibir vientos de cambio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario