Un alma plena y poderosa no sólo es capaz de atravesar pérdidas, privaciones, carencias, desprecios dolorosos e incluso terribles, sale de esos infiernos con mayor plenitud y poder; y, para decir lo más esencial, con un nuevo crecimiento en la bienaventuranza del amor. Creo que quien ha adivinado algo de las condiciones más bajas de todo crecimiento en el amor comprenderá a Dante cuando escribió sobre la puerta de su infierno: "también a mí me creó el amor eterno". F. Nietzsche
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