Ingeniero, polivalente y con experiencia internacional son algunas de las cualidades que definen al empresario de los próximos años. Servicios, márketing y publicidad y comercio son los sectores en los que prefiere poner en marcha sus negocios.
Hombre de 24 años, con experiencia internacional previa y con familiares que ya han emprendido alguna vez... Son las aptitudes que definen al alumno que en un futuro desea ser su propio jefe. Entre los estudiantes de títulos superiores, la opción de crear una empresa ya empieza a concebirse como una posibilidad más para incorporarse al mundo laboral.
Aunque aún la mayoría de jóvenes prefiere optar por ocupaciones que otorguen una mayor seguridad laboral, en los últimos cinco años ha aumentado el porcentaje de universitarios y estudiantes de Formación Profesional que desea emprender o que ya ha empezado a dar los primeros pasos para poner en marcha su negocio. Así se concluye en la encuesta...Y después de la Universidad, ¿qué?, elaborada por Educa2020 y Fundación AXA, y analizada por GAD3, que establece que alrededor de un 20% de los jóvenes desea ser emprendedor.
Influencia
"Que haya menos oportunidades laborales en el mercado, incentiva a que haya más deseo de emprender. La tecnología ha destruido empleo, pero también genera otros nuevos y y da lugar a modelos de negocio diferentes. En este punto, cabe destacar que los jóvenes dominan la tecnología como no lo hacen sus mayores y esto les permite crear en mayor medida", aseguraba Narciso Michavila, presidente de GAD3, durante el acto de presentación de esta encuesta. Una opinión que apoyaba Iñaki Ortega, doctor en economía y director de Deusto Business School en Madrid: "Se ha producido una ruptura respecto a lo que pasaba antes. Pensábamos que los jóvenes no eran innovadores y sí lo son. Un factor clave ha sido la tecnología que ha dado cierta irreverencia a los universitarios, y la rebeldía es algo fantástico para la innovación de un país".
Existen diversas variables que explican el potencial emprendedor de un alumno. En primer lugar, la situación laboral de los padres es muy influyente, por lo que aquellos cuyo padre o madre trabaja por cuenta propia se muestran más proclives a emprender.
Haber vivido en el extranjero también juega un papel importante. Vivir en otro país se concibe muchas veces como un reto, ya que se debe asumir cierto riesgo, al igual que sucede cuando se decide emprender. Este traslado suele implicar el conocimiento de otra lengua, algo que le permitirá al alumno desarrollar un negocio con un pensamiento más global.
Por último, otro aspecto que define el carácter emprendedor es la polivalencia, un factor que se ve reflejado en aquellos jóvenes que estudian y trabajan a la vez. Según esta encuesta, el 36% de los alumnos con mejores aptitudes para desarrollar su idea compatibiliza su carrera con un trabajo.
Motivación laboral
Entre las principales motivaciones que animan a un alumno a emprender predomina la realización personal y "trabajar en algo que me gusta". Así, para este tipo de estudiante, el puesto ideal debería proporcionarle independencia -como principal aspiración-, hacer realidad una idea personal y tener capacidad de decisión. Además, considera menos necesario que el resto el hecho de tener un jefe. Por su parte, los que pretenden trabajar para la administración pública dan prioridad, sobre todo, a tener asegurado un puesto de trabajo.
Los sectores de educación y sanidad son los que atraen en mayor medida a los alumnos que se quieren dedicar al ámbito público. En cambio, los que se plantean ser empresarios se decantan por sectores muy diversos: servicios, márketing y publicidad, comercios... Aunque son los que estudian ingeniería, arquitectura o ciencias sociales y jurídicas los que miran con mejores ojos la idea de emprender.
En este sentido, destacan los ingenieros, ya que para ellos la idea de montar su empresa va de la mano de un gran desarrollo tecnológico y, por tanto, son los que se posicionan como los más innovadores. De hecho, un 75% se plantea desarrollar un producto desconocido por los consumidores. "Además, desde el punto de vista de las universidades, se está produciendo un cambio en la enseñanza basado en el modelo del Plan Bolonia. Las titulaciones son más dinámicas y los centros tienen mayor vocación al emprendimiento, por ejemplo, a través de viveros de empresas", concluía Fernando Suárez, rector de la Universidad Rey Juan Carlos.
La vocación de los alumnos de FP
En España la opción de cursar un módulo de Formación Profesional (FP) siempre ha sido infravalorada frente a la idea de estudiar una carrera universitaria. Una de las razones principales de esta situación es que estos estudios no han logrado el prestigio que sí han alcanzado en otros países como en Alemania. De hecho, en nuestro mercado laboral existen, por una parte, muchos perfiles poco cualificados y, por otro, profesionales muy cualificados, de manera que los que cuentan con una formación intermedia, como FP, sólo representan el 23%. Aunque el porcentaje de titulados en FP aún no alcanza la media de otros lugares, en nuestro país se ha duplicado el número de alumnos durante la crisis económica. A pesar de que estos estudios no gozan de la popularidad que tiene la Universidad, hay que tener en cuenta que la mayoría de sus estudiantes aprecian que esta formación tiene más y mejores salidas laborales. Además, en estas aulas también aumenta poco a poco el interés por el emprendimiento, una actitud que se asemeja a la de los estudiantes universitarios. Un 26% de los alumnos de FP ha empezado o tiene pensado crear su propia empresa en los próximos años, respecto al 27% del conjunto de estudiantes de educación superior. Así, los sectores en los que estos jóvenes desean emprender son márketing, publicidad y diseño (20%) y educación (13%).
No hay comentarios:
Publicar un comentario