En Junio de 2015 escribí una entrada que se preguntaba si se podía flipar una clase online. También hablamos en Septiembre pasado de estrategias para la evaluación en un entorno flipped. Hoy quiero volver sobre la realidad flipped en un entorno online apoyándome en algunas lecturas recientes.
La verdad es que este enfoque está tomando gran fuerza en la práctica educativa en todo el mundo, como ya expuse muchas veces, por ello es importante que no se pierda de vista la esencia del sentido del flip, que no es otro que el poner en el centro de la escena al protagonista del aprendizaje: al alumno.
¿Pero cómo vamos a poner al alumno en el centro de un lugar que, aparentemente, no existe, porque no tiene un entorno físico?
Si entendemos el término flip en una redefinición del mismo, como señalan Barbi Honeycutt y Sarah Glova, en Faculty Focus, reconoceremos que la esencia del mismo está en la acción del alumno, no en el perímetro de la clase. Así, una clase flipped, ya sea presencial u online, es aquella que se centra en la acción del alumno. Con este enfoque la estructura de la clase ya no es la característica primaria, sino las acciones que el alumno lleva a cabo para promover su propio aprendizaje, ya sea en un entorno físico o virtual.
Lo crucial son las actividades interactivas (discusión, análisis, resolución de problemas, planteamiento de hipótesis, etc.) que se pueden realizar individualmente o en grupo (sí, en una clase online también se pueden hacer grupos), la personalización de la instrucción cuando es el caso, la atmósfera de trabajo y compromiso personal que se crea. Es lo que los expertos en aprendizaje personalizado llaman, en inglés, Voice and Choice, y, más aún, Agency of the Learner.
Por ejemplo, consideremos las técnicas siguientes para que esto ocurra:
- Estimular a los alumnos para que aporten recursos adicionales a las discusiones de clase (¿qué decir del uso de twitter, por ejemplo?).
- Pedir a los alumnos que nos hablen de sus modos preferidos para aprender, tipos de materiales, etc., ello nos permitirá adaptarnos mejor a sus necesidades.
- Modificar los tipos de trabajos que les solicitamos para acomodarnos a sus fortalezas y paliar en la medida de lo posible sus debilidades. No todos los aprendizajes se miden de la misma manera, ni del mismo modo con todos los alumnos.
- Establecer foros de discusión, lo que permite a los alumnos profundizar en su aprendizaje, corregir errores, aclarar dudas, expresarse personalmente en suma.
Hay otros aspectos que quiero apuntar en esta breve entrada, a modo de mera consideración, por si son de utilidad.
- Lo que da valor al aprendizaje es la naturaleza y calidad de los objetivos o metas del mismo que como definía mi colega David Isaacs: "son la expresión de un resultado deseable, posible, esperado y, al menos, en parte alcanzable".
- Pero los objetivos, para que tengan una mínima posibilidad de ser alcanzados, deben tener tras de sí un conjunto razonablemente coherente de actividades que puedan ser desarrolladas en el tiempo y evaluadas de manera eficaz y apropiada.
- Esto supone que todos los elementos del proceso deberían estar perfectamente imbricados en un diseño de instrucción planteado a priori y que será el que dé coherencia a todo el proceso.
- Finalmente quiero señalar que darle voz y capacidad de elección a los alumnos supone además considerar que éstos son diversos, con velocidades de aprendizaje distintas, con motivación e intereses también diferentes. Esto tiene una importancia capital, a mi juicio, pues si invertir la clase no sirve para personalizar el aprendizaje, habremos perdido el punto central de este enfoque.
Es así que si me preguntasen, ¿qué es eso del flipped classroom? respondería: "Es un enfoque pedagógico y metodológico paidocéntrico que lleva a personalizar el aprendizaje de cada estudiante, ayudándole a asumir el peso y la responsabilidad de su propio progreso y desarrollo personal, haciendo para ello uso de la tecnología digital como herramienta necesaria para llevar a cabo dicha personalización, al tiempo que se fomenta un aprendizaje más profundo, flexible y creativo, de modo que el profesor se convierte en guía, mentor y consejero en el itinerario de cada alumno hacia el logro de sus metas".
Y esto puede llevarse a cabo en los entornos online, en los que hay momentos síncronos y otros asíncronos, como en la enseñanza presencial. La diferencia está en que en la segunda la relación síncrona (digámoslo así) se produce en un espacio físico y en un contexto online esto se da en un espacio virtual. Pero lo importante es lo que ocurre en esos momentos (y los previos y posteriores, claro), no el color de las paredes.
En fín, tampoco quiero hacer ninguna apología de lo online sobre lo presencial. Al fin y al cabo lo decisivo son los resultados y el desarrollo que se promueva en las personas.
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