lunes, 23 de mayo de 2016

“Uno llega a ser grande no por lo que escribe, sino por lo que lee”, dijo Borges.

 Leer es asociar un concepto abstracto a una realidad tangible. El hemisferio derecho es analógico con lo real, el izquierdo lo interpreta. Una mesa es parte de la realidad, el símbolo “mesa” es un signo que la representa. Los hemisferios se conectan por el cuerpo calloso, un cable de millones de fibras nerviosas. Al  aprender a leer, el niño avanza de lo conocido y concreto a lo desconocido y abstracto.
La educación debe encauzar su desarrollo con modelos. La mejor educación es el ejemplo y no “haz lo que te digo, pero no lo que yo hago”. El niño es un gran imitador. Generar en la edad de los principios la curiosidad lo hará joven para siempre, porque el niño es el padre del hombre.
Según un estudio las personas que leen por placer son más propensas a manifestar satisfacción con su vida, a sentirse más creativas, menos tendientes a la depresión y tienen más alta su autoestima. Leer nos hace sentir menos solos. La lectura ofrece modelos más ricos y una perspectiva renovada. Ensancha el repertorio de vías de acción y de actitud. La gente que lee encuentra la toma de decisiones más fácil, como también planificar y priorizar. En 20 minutos menos de recorrer Facebook se pueden leer 50 páginas de un libro. El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, lanzó un desafío. Propone leer un libro cada 2 semanas con énfasis en lecturas que permitan comprender nuevas culturas, creencias, historias y tecnologías. 

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