El proceso de aprendizaje del alumnado de hoy en la sociedad de la información deja a un lado el triángulo ‘profesor-alumno-contenido’. Ésta es una de las premisas en las que se basan las comunidades de aprendizaje (CdA) y en las que aprender es “una actividad social mediada por el lenguaje, que tiene lugar entre iguales y también con toda la diversidad de personas adultas con las que se relacionan los estudiantes. Por eso, en estos centros educativos, y en las iniciativas que ponen en marcha, se promueve la participación de las familias, de los miembros de la comunidad y de personal voluntario”, explica Ramón Flecha, creador de este modelo educativo, investigador y catedrático de la Universidad de Barcelona, en un monográfico publicado sobre este tema en la Revista Inter-universitaria de Formación del Profesorado. A esta definición hay que sumar dos claves más de las CdA: conseguir una mejor convivencia y el éxito educativo para tod@s.
Made in Spain
Efectivamente, las comunidades de aprendizaje son una iniciativa bastante reciente y… nacida en España. La primera aparece a finales de los años 70 cuando empieza a funcionar la Escuela de Personas Adultas de La Verneda-Sant Martí, creada en Barcelona, en 1978, por Ramón Flecha —tenía 26 años—. Desde sus orígenes, este modelo educativo se basó en el trabajo coordinado entre la escuela y su barrio. En la actualidad, casi 40 años después, este centro es considerado, internacionalmente, un referente educativo (de hecho, fue la primera experiencia educativa española que se publicó en la prestigiosa revista Harvard Educational).
Este amplio reportaje, que profundiza en las claves de este modelo educativo, también incluye una tribuna de opinión de su creador, Ramón Flecha, investigador y catedrático de la Universidad de Barcelona; así como las experiencias prácticas del CEIP Miralvalle, en Plasencia (Cáceres), y CEIP Antonio Marín Ocete, en Alfacar (Granada).
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