"El movimiento es tranquilidad" —Stirling Moss
Cuando los astronautas viajan al espacio cosas sorprendentes ocurren a sus cuerpos. La ausencia de gravedad produce un envejecimiento ultra acelerado en ellos.
Por ejemplo, bajo condiciones normales (es decir, con los pies en la tierra) después de los 20 años perdemos un 10% de capacidad aeróbica cada década. Los astronautas pierden un 25% en ¡dos semanas!
Con la densidad de los huesos ocurre algo similar; el cuerpo tarda una década en perder 1% de densidad ósea, los astronautas pierden 5% en un mes.
Por fortuna, todos estos efectos negativos, que son muchos más de los arriba citados, pueden ser reversados en su totalidad. Un cuidadoso programa de acondicionamiento físico les devuelve la salud a los viajeros espaciales.
Ahora bien, resulta que el sedentario estilo de vida actual, está sometiendo a nuestro cuerpo a un deterioro similar, aunque no tan severo, del que sufren las personas que viajan al espacio.
La vida de nuestros ancestros era muy activa: cazar y recolectar alimentos, recoger agua, huir de depredadores, cortar madera para hacer fuego, pastorear el ganado, eran actividades que mantenían a las personas en continuo movimiento.
El cuerpo humano ha evolucionado durante millones de años para hacer frente a ese estilo de vida activo. No para permanecer ocho horas sentado al frente de un teclado. El sedentarismo causa los mismos estragos en nuestro cuerpo, aunque no tan acelerados, que la ausencia de gravedad.
Y al igual que ocurre con los astronautas, los efectos nocivos que causa permanecer sentados durante mucho tiempo, pueden ser revertidos por completo mediante actividad física.
Pero no es yendo al gimnasio o corriendo durante una hora, tres o cuatro veces a la semana como podremos arreglar el asunto. Hacer ejercicio 45 o 60 minutos al día, aunque tiene múltiples beneficios, no deshace los daños causados por permanecer 8 o 10 horas sentados.
Incluso es posible ser deportista y sedentario a la vez. Las personas que hacen ejercicio varias veces por semana, pero que luego permanecen sentados durante mucho tiempo, tienen un riesgo similar al de los totalmente sedentarios.
Lo que necesitamos hacer para revertir los daños de la falta de actividad, es convertirnos en máquinas de movimiento permanente como lo eran nuestros antepasados. Por suerte esto es mucho más fácil de lo que parece.
Basta con moverse un poco, ni siquiera es necesario hacerlo de manera vigorosa, durante el día, para deshacer el daño causado por el escritorio de la oficina y el sofá de la casa.
Por ejemplo, levantarse del asiento y volver a sentarse lentamente cada 20 minutos es un gran ejercicio, cargar la bolsa de la compra, utilizar las escaleras, aparcar el coche un poco más distante, realizar estiramientos, pararse muy erguido. Todas estas son actividades que puedes realizar durante el día para evitar el deterioro de la salud que causa la inmovilidad.
Combinar el ejercicio vigoroso, como el del gimnasio, con movimientos suaves durante todo el día es la mejor forma de combatir los efectos nocivos del sedentarismo y gozar de una super salud.
Por ejemplo, bajo condiciones normales (es decir, con los pies en la tierra) después de los 20 años perdemos un 10% de capacidad aeróbica cada década. Los astronautas pierden un 25% en ¡dos semanas!
Con la densidad de los huesos ocurre algo similar; el cuerpo tarda una década en perder 1% de densidad ósea, los astronautas pierden 5% en un mes.
Por fortuna, todos estos efectos negativos, que son muchos más de los arriba citados, pueden ser reversados en su totalidad. Un cuidadoso programa de acondicionamiento físico les devuelve la salud a los viajeros espaciales.
Ahora bien, resulta que el sedentario estilo de vida actual, está sometiendo a nuestro cuerpo a un deterioro similar, aunque no tan severo, del que sufren las personas que viajan al espacio.
La vida de nuestros ancestros era muy activa: cazar y recolectar alimentos, recoger agua, huir de depredadores, cortar madera para hacer fuego, pastorear el ganado, eran actividades que mantenían a las personas en continuo movimiento.
El cuerpo humano ha evolucionado durante millones de años para hacer frente a ese estilo de vida activo. No para permanecer ocho horas sentado al frente de un teclado. El sedentarismo causa los mismos estragos en nuestro cuerpo, aunque no tan acelerados, que la ausencia de gravedad.
Y al igual que ocurre con los astronautas, los efectos nocivos que causa permanecer sentados durante mucho tiempo, pueden ser revertidos por completo mediante actividad física.
Pero no es yendo al gimnasio o corriendo durante una hora, tres o cuatro veces a la semana como podremos arreglar el asunto. Hacer ejercicio 45 o 60 minutos al día, aunque tiene múltiples beneficios, no deshace los daños causados por permanecer 8 o 10 horas sentados.
Incluso es posible ser deportista y sedentario a la vez. Las personas que hacen ejercicio varias veces por semana, pero que luego permanecen sentados durante mucho tiempo, tienen un riesgo similar al de los totalmente sedentarios.
Lo que necesitamos hacer para revertir los daños de la falta de actividad, es convertirnos en máquinas de movimiento permanente como lo eran nuestros antepasados. Por suerte esto es mucho más fácil de lo que parece.
Basta con moverse un poco, ni siquiera es necesario hacerlo de manera vigorosa, durante el día, para deshacer el daño causado por el escritorio de la oficina y el sofá de la casa.
Por ejemplo, levantarse del asiento y volver a sentarse lentamente cada 20 minutos es un gran ejercicio, cargar la bolsa de la compra, utilizar las escaleras, aparcar el coche un poco más distante, realizar estiramientos, pararse muy erguido. Todas estas son actividades que puedes realizar durante el día para evitar el deterioro de la salud que causa la inmovilidad.
Combinar el ejercicio vigoroso, como el del gimnasio, con movimientos suaves durante todo el día es la mejor forma de combatir los efectos nocivos del sedentarismo y gozar de una super salud.
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