Los personajes esperaban la salida del sol a 5.550 m de altura y 7 grados bajo cero.
La laguna entre volcanes apagados y glaciares lamiendo las laderas esperaba brillar turquesa cuando le diera el sol.
Se nubló el cielo, amenzante. La laguna no se iluminó demasiado.
Se llama Corona del Inca, está en La Rioja y se llega después de 5 horas de manejo en camionetas por caminos desérticos, ásperos y desolados, en constante subida.
Yo, prendida a la pantalla de TV, seguía la proeza de los aventureros que se animaban a esta hazaña.
Con mi cel le saquė fotos a la pantalla.
Fue sensacional.
Me pareció un paisaje de otro planeta.
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