Para Gardner, la felicidad es una elección personal que exige asumir el liderazgo de uno mismo, armar un plan y tener esperanza para lograrlo.
La felicidad trascendió el ámbito del interior personal para impregnar transversalmente todos los ámbitos de nuestro quehacer cotidiano. Investigadores reconocidos van tras los secretos para lograrla, las más prestigiosas universidades y escuelas de negocios indagan sobre los beneficios de crear una atmósfera laboral feliz y hasta algunos países, como el reino de Bhután ya miden el PFI (Producto Felicidad Interno).
La felicidad no un cliché, ni un lugar común, ni una utopía; es una realidad inherente a la humanidad y todos pasamos por el mundo buscándola.
La película En busca de la felicidad, protagonizada por Will Smith y su hijo Jayden, muestra a un padre soltero que enfrenta diversas experiencias amargas en la vida y una inestable situación económica pero que al final del día se da cuenta que la felicidad no es el fin en sí mismo, sino el sendero que debe caminar para llegar a ella.
Smith se puso en la piel de Chris Gardner y su actuación le valió una nominación al Oscar. Gardner, hoy un exitoso agente bursatil y considerado el CEO de la felicidad, revela que “No existen fórmulas precisas para encontrar la felicidad, cada quien labra su propio camino, pero es muy importante saber que nadie más puede ayudarte a encontrarla más que tú mismo”.
Gardner asegura que la felicidad es una cuestión de actitud y que como tal, no es meramente un estado de ánimo o un fenómeno efímero, sino una forma de vida que involucra distintos componentes, y uno de ellos tiene que ver con ser un buen líder.
Con una vida marcada por las carencias, la pobreza, los abusos sexuales, el maltrato familiar y el alcoholismo, Gardner asegura que la suerte no es necesaria para llegar al éxito, sino que lo realmente necesario es creer en uno mismo y desarrollar estos componentes:
Genética espiritual
Según Gardner necesitamos contar con un principio, un elemento determinante y que nos diferencie de los demás, y él lo llama “genética espiritual”.
“Me tardé 28 años en encontrar un camino que me llevara a la felicidad y al éxito personal. Sin embargo, si yo no hubiera contado con este factor diferenciador, jamás lo hubiera logrado”, destaca.
Gardner se ha encargado -en los últimos años- a difundir esta nueva terminología, que, asegura, es un componente diferenciador:
“Tuve a mi lado un padrastro alcohólico que lo único que me decía es que yo nunca iba a llegar a ser nadie en la vida y mira ahora. No porque las circunstancias y el medio lo apremien quiere decir que así sea”, comenta mientras ve una fotografía de su madre, a quien le agradece su factor diferenciador, puesto que fue ella quien le animó a creer y tener confianza en sí mismo antes que en cualquier otra persona.
Cada uno elige su camino
Era 1982, con 28 años de edad y con un hijo de cinco años, este personaje atravesaba una de las crisis laborales más fuertes a las que se ha enfrentado Estados Unidos; 1 de cada 10 estadounidenses no tenía trabajo y la situación económica del país se encontraba en un tremendo bache.
A pesar de las circunstancias, Gardner nunca dejó de soñar con un futuro mejor para él y su hijo. Treinta años después, Gardner es dueño de una casa de corredora de valores y poseedor de una fortuna valuada en millones de dólares.
“Las circunstancias no dictan el camino que debes tomar, siempre hay opciones para ser mejor. ‘En busca de la felicidad’ no es un retrato de mi vida, es un retrato de todos nosotros, donde se aprende que hay veces en las que tenemos que hacer lo que debemos hacer, incluso antes de hacer lo que queremos.
Después de 28 años de carencias, maltratos y malas decisiones, Gardner se miró a sí mismo y se dijo que podía lograrlo.
¿Cómo? Con esperanza: “Es importante saber en qué momento te encuentras, aún si no es el mejor momento, pero es más importante saber que puedes cambiarlo. Hay que empezar con lo que tienes, no importa que tengas décadas de no hacerlo, eso sí, más te vale tener la esperanza y un plan, si no, es ‘bullshit'”.
Una vez que tengamos la esperanza y un plan, Gardner afirma que no hay nada más importante que tener las cinco “C” en tu proyecto: Conciso, Claro, Comprometido, Consistente y Convencido.
Otro secreto es aferrarse bien al “Plan A”: “siempre es bueno tener un plan alterno, sin embargo hay que aferrarse al plan A, porque el B apesta, sino éste sería la primera opción, ¿no creen?”.
El empresario asegura que en la vida no se puede ir con miles de opciones, se deben bajar las ideas y aferrarse a aquéllas que puedan impulsar tu vida, eso sí, protegiéndolas y convirtiéndolas en un plan de vida.
La felicidad no es una opción, es un derecho natural de cada ser humano, y nuestra obligación esir por ella.
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