Un estudio revela las ventajas de reírse mientras se entrena, en el caso de las personas mayores
Un estudio dirigido por la Georgia State University de EEUU ha revelado que incorporar la risa en los programas de actividad física de las personas mayores puede mejorar la salud mental, la resistencia aeróbica y las expectativas de recuperación de dichas personas.
Incorporar la risa en un programa de actividad física centrado en la fuerza, el equilibrio y la flexibilidad puede mejorar otras habilidades como la salud mental, la resistencia aeróbica y la confianza, ha revelado un estudio dirigido por la Georgia State University de EEUU.
En la investigación participaron adultos mayores residentes en viviendas con instalaciones de asistencia. Todos ellos participaron en un programa de ejercicios de intensidad media llamado "LaughActive", que incorpora la risa simulada en los ejercicios físicos.
Esa risa simulada consiste en que la gente empiece inicialmente a reír (aunque no tenga ganas), y luego pase por los distintos movimientos de la risa. En este proceso, se utilizan ejercicios que facilitan el contacto visual y los comportamientos lúdicos con otras personas, lo que ayuda a que esa risa inicialmente simulada se convierta en genuina.
Las técnicas de risa simulada están basadas en el conocimiento de que el cuerpo no puede distinguir entre risa real fruto del humor de la risa auto-iniciada como ejercicio físico. Ambas formas de risa tienen grandes beneficios para la salud, indican los especialistas.
Características del programa
Durante seis semanas, los participantes del estudio acudieron a dos sesiones de ejercicio físico por semana que incluían 10 ejercicios de risa de entre 30 y 60 segundos.
De este modo, se incorporó el ejercicio de risa a la rutina de un entrenamiento basado en ejercicios de fuerza, equilibrio y flexibilidad. Ya estaba demostrado científicamente que la risa fortalece y relaja los músculos mientras se trabaja la fuerza, el equilibrio y la flexibilidad.
El estudio tuvo los siguientes resultados: se constataron pequeñas mejorías en los participantes en salud mental, resistencia aeróbica y expectativas de recuperación, basándose en el asesoramiento completado por los participantes.
Cuando se le preguntó a los participantes sobre su satisfacción con el programa, el 96,2% de ellos indicaron que la risa añadida al ejercicio les proporcionó disfrute; el 88,9% indicó que la risa les ayudó a hacer que el ejercicio físico fuese más llevadero; y el 88,9% que el programa realzó su motivación para participar en otros ejercicios colectivos o actividades.
En la investigación participaron adultos mayores residentes en viviendas con instalaciones de asistencia. Todos ellos participaron en un programa de ejercicios de intensidad media llamado "LaughActive", que incorpora la risa simulada en los ejercicios físicos.
Esa risa simulada consiste en que la gente empiece inicialmente a reír (aunque no tenga ganas), y luego pase por los distintos movimientos de la risa. En este proceso, se utilizan ejercicios que facilitan el contacto visual y los comportamientos lúdicos con otras personas, lo que ayuda a que esa risa inicialmente simulada se convierta en genuina.
Las técnicas de risa simulada están basadas en el conocimiento de que el cuerpo no puede distinguir entre risa real fruto del humor de la risa auto-iniciada como ejercicio físico. Ambas formas de risa tienen grandes beneficios para la salud, indican los especialistas.
Características del programa
Durante seis semanas, los participantes del estudio acudieron a dos sesiones de ejercicio físico por semana que incluían 10 ejercicios de risa de entre 30 y 60 segundos.
De este modo, se incorporó el ejercicio de risa a la rutina de un entrenamiento basado en ejercicios de fuerza, equilibrio y flexibilidad. Ya estaba demostrado científicamente que la risa fortalece y relaja los músculos mientras se trabaja la fuerza, el equilibrio y la flexibilidad.
El estudio tuvo los siguientes resultados: se constataron pequeñas mejorías en los participantes en salud mental, resistencia aeróbica y expectativas de recuperación, basándose en el asesoramiento completado por los participantes.
Cuando se le preguntó a los participantes sobre su satisfacción con el programa, el 96,2% de ellos indicaron que la risa añadida al ejercicio les proporcionó disfrute; el 88,9% indicó que la risa les ayudó a hacer que el ejercicio físico fuese más llevadero; y el 88,9% que el programa realzó su motivación para participar en otros ejercicios colectivos o actividades.
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Beneficios del ejercicio físico
A pesar de los beneficios del ejercicio físico para la salud y del riesgo que tiene la inactividad física, muchos adultos siguen sin comprometerse a realizar más deporte.
La regularidad en la actividad física es un gran reto para la mayoría de las personas mayores, que aún así deberían practicar al menos 30 minutos de deporte cinco veces a la semana para obtener resultados beneficiosos para su salud, según la guía para la Actividad Física del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos.
Estos beneficios incluyen una reducción de la tasa de mortalidad y de padecer alguna enfermedad crónica, incluyendo enfermedades coronarias, alta presión sanguínea, derrame cerebral, diabetes tipo II, síndrome metabólico, osteoporosis, cáncer de colon, cáncer de pecho, ansiedad y depresión.
La actividad física regular también reduce el impacto de la disminución de resistencia aeróbica, relacionada con la edad, la posibilidad de sufrir caídas y fracturas de cadera y la pérdida degenerativa de masa muscular. Todos estos beneficios son cruciales en adultos de edad avanzada para poder seguir realizando actividades de su vida diaria.
La risa ayuda a moverse
Asociar la risa al ejercicio físico puede hacer que las personas se mantengan motivadas y que sigan haciendo deporte. Como explica Celeste Greene, autora principal del estudio, en un comunicado de la Georgia State University, "la combinación de risa y ejercicio puede motivar a las personas mayores a comenzar a hacer deporte y a seguir con su programa de entrenamiento”.
Además, la risa simulada puede ser una manera ideal para los más mayores con deterioro funcional o cognitivo, ya que mejora la fisiología y el funcionamiento cognitivo. En el programa ideado por Greene y su equipo, los participantes sólo tienen que iniciar la risa como ejercicio corporal. No hay necesidad de confiar en las habilidades cognitivas para "pillar la broma", porque no hay broma.
Aún, se necesitan más investigaciones para comprender mejor los mecanismos ocultos de la risa, el efecto de los diferentes niveles de exposición, y los beneficios que tiene para la salud; pero de momento la risa como herramienta de motivación para el ejercicio físico ha demostrado resultar muy útil.
Por si esto fuera poco, diversos estudios previos sobre la risa y la salud han demostrado que reírse que la risa ayuda a optimizar las hormonas del sistema endocrino, reduciendo los niveles de cortisona y epinefrina (hormonas relacionadas con el estrés); que la risa tiene efectos positivos en la regulación del sistema inmune, porque incrementa la producción de anticuerpos y la activación de ciertas células protectoras del organismo; y que las carcajadas mejoran el estado de humor, reducen los niveles de colesterol en sangre y regulan la presión sanguínea.
La primera persona en sugerir que el humor y la risa podían beneficiar a la salud humana fue Norman Cousins, un profesor de medicina de la Medical Humanities for the School of Medicine de la Universidad de California en Los Ángeles, que se dedicó a investigar la bioquímica de las emociones humanas, y que desarrolló un programa de recuperación que incluía la risa y que experimentó consigo mismo, puesto que Cousins sufría una enfermedad autoinmune.
A pesar de los beneficios del ejercicio físico para la salud y del riesgo que tiene la inactividad física, muchos adultos siguen sin comprometerse a realizar más deporte.
La regularidad en la actividad física es un gran reto para la mayoría de las personas mayores, que aún así deberían practicar al menos 30 minutos de deporte cinco veces a la semana para obtener resultados beneficiosos para su salud, según la guía para la Actividad Física del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos.
Estos beneficios incluyen una reducción de la tasa de mortalidad y de padecer alguna enfermedad crónica, incluyendo enfermedades coronarias, alta presión sanguínea, derrame cerebral, diabetes tipo II, síndrome metabólico, osteoporosis, cáncer de colon, cáncer de pecho, ansiedad y depresión.
La actividad física regular también reduce el impacto de la disminución de resistencia aeróbica, relacionada con la edad, la posibilidad de sufrir caídas y fracturas de cadera y la pérdida degenerativa de masa muscular. Todos estos beneficios son cruciales en adultos de edad avanzada para poder seguir realizando actividades de su vida diaria.
La risa ayuda a moverse
Asociar la risa al ejercicio físico puede hacer que las personas se mantengan motivadas y que sigan haciendo deporte. Como explica Celeste Greene, autora principal del estudio, en un comunicado de la Georgia State University, "la combinación de risa y ejercicio puede motivar a las personas mayores a comenzar a hacer deporte y a seguir con su programa de entrenamiento”.
Además, la risa simulada puede ser una manera ideal para los más mayores con deterioro funcional o cognitivo, ya que mejora la fisiología y el funcionamiento cognitivo. En el programa ideado por Greene y su equipo, los participantes sólo tienen que iniciar la risa como ejercicio corporal. No hay necesidad de confiar en las habilidades cognitivas para "pillar la broma", porque no hay broma.
Aún, se necesitan más investigaciones para comprender mejor los mecanismos ocultos de la risa, el efecto de los diferentes niveles de exposición, y los beneficios que tiene para la salud; pero de momento la risa como herramienta de motivación para el ejercicio físico ha demostrado resultar muy útil.
Por si esto fuera poco, diversos estudios previos sobre la risa y la salud han demostrado que reírse que la risa ayuda a optimizar las hormonas del sistema endocrino, reduciendo los niveles de cortisona y epinefrina (hormonas relacionadas con el estrés); que la risa tiene efectos positivos en la regulación del sistema inmune, porque incrementa la producción de anticuerpos y la activación de ciertas células protectoras del organismo; y que las carcajadas mejoran el estado de humor, reducen los niveles de colesterol en sangre y regulan la presión sanguínea.
La primera persona en sugerir que el humor y la risa podían beneficiar a la salud humana fue Norman Cousins, un profesor de medicina de la Medical Humanities for the School of Medicine de la Universidad de California en Los Ángeles, que se dedicó a investigar la bioquímica de las emociones humanas, y que desarrolló un programa de recuperación que incluía la risa y que experimentó consigo mismo, puesto que Cousins sufría una enfermedad autoinmune.
Referencia bibliográfica:
Celeste M. Greene, Jennifer Craft Morgan, LaVona S. Traywick, Chivon A. Mingo. Evaluation of a Laughter-based Exercise Program on Health and Self-efficacy for Exercise. The Gerontologist (2016). DOI:10.1093/geront/gnw105.
Celeste M. Greene, Jennifer Craft Morgan, LaVona S. Traywick, Chivon A. Mingo. Evaluation of a Laughter-based Exercise Program on Health and Self-efficacy for Exercise. The Gerontologist (2016). DOI:10.1093/geront/gnw105.
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