Pocas mujeres resultan más icónicas e inspiradoras que Frida Kahlo. Al menos, esa es la opinión de la ilustradora Nina Cosford y de la escritora Zena Alkayat, quienes, después de abordar las vidas de grandes mujeres del siglo XX, eligieron a la pintora mexicana para contar su biografía con texto e imágenes.
«Primero investigamos la vida de Virginia Woolf, continuamos con otras mujeres relacionadas con el mundo de la literatura y el arte, y posteriormente elegimos a Kahlo porque nos encanta», explica Nina Cosford. «Para mí es un modelo que imitar, por el que no pasa el tiempo y que puede enseñarnos muchas cosas sobre la vida y sobre cómo expresarnos de manera honesta y verdadera».
Kahlo, nacida en Coyoacán en 1907, no tuvo una vida fácil. Durante su niñez le diagnosticaron una poliomielitis y esto redujo su movilidad. En su juventud, tuvo que someterse a numerosas intervenciones quirúrgicas destinadas a paliar los efectos de un grave accidente de autobús que le fracturó la columna por varias partes.
Tanto en un caso como en otro, Kahlo nunca se dio por vencida. De pequeña practicó diferentes deportes para desarrollar su motricidad. De mayor, cuando se vio en la obligación de estar postrada en la cama durante largas temporadas por los dolores de espalda, comenzó a pintar, desarrollando un estilo personal y descarnado, en el que los detalles más crudos de su físico se mezclaban con elementos surrealistas y oníricos. Lejos de caer en la autodestrucción, su desbordante y atractiva personalidad hizo que tampoco le faltasen amantes, amigos ni compañeros.
«A pesar de que su vida fue trágica, creo que hay mucha alegría y pasión en la forma en que la vivió», explica Cosford. «Me resulta muy inspiradora esa juxtaposición entre la alegría y el dolor que aparece tanto en su obra como en su vida. La fuerza y la delicadeza, la felicidad y la tristeza. Su universo visual es tan rico que, como artista, inmediatamente quise trasladar esos conceptos a mi propio estilo. Era un reto transmitir todo eso en una ilustración».
Para lograrlo, Cosford utilizó la misma técnica que viene utilizando en el resto de biografías ilustradas: la acuarela. Con ella desarrolló una paleta colorida y vibrante, muy optimista y con la que, como en un ejercicio de metapintura, recreó no sólo escenas de la vida de Kahlo, sino también sus cuadros o los de personas de su entorno, como Diego Rivera.
«Intenté no reproducir exactamente ninguno de los cuadros de ellos dos, principalmente para evitar problemas de copyright. Esto me permitió desarrollar pinturas inspiradas en las suyas, con sus estilos, pero con un resultado más interesante que si hubieran sido referencias explícitas a cuadros ya existentes. Además, el no estar sujeta a una estética muy determinada me facilitaba la labor de emplear ese estilo en otras partes del libro e imaginar cómo hubiera plasmado ella todo ese mundo».
Para que el conjunto resultase aún más armonioso, Nina decidió rotular a mano todos los textos hasta completar las 128 páginas que componen el volumen.
«Creamos una fuente digital partiendo de mi letra manuscrita. En mi opinión, fue una importante decisión de cara al diseño. Solo así se conseguía que las imágenes y el texto se complementasen y que el contraste entre uno y otras no generase distracciones o interrupciones. Sólo de esa manera se consigue un estilo coherente que se va desplegando a lo largo de todas las páginas».
Además de coherencia, el libro transmite cariño y admiración a partes iguales. Para ello, Cosford no sólo se documentó con bibliografía, sino que decidió hacer un paréntesis en su trabajo y empaparse sin prisas y en persona de la personalidad de Frida Kahlo.
«Era el cuarto libro ilustrado que hacíamos sobre mujeres, así que quise tomármelo con un poco más de calma. Me marché a México, viajé por el país y aproveché para visitar la casa de Frida. Fue una experiencia de un valor incalculable. Conocer el país de primera mano, caminar por su casa, ver su cama, sus ropas, sus pinturas, sus juguetes, ¡incluso su maquillaje! Me encantó la experiencia, me sentí más cerca de ella y me resultó más sencillo sumergirme en el proyecto».
Después de Frida Kahlo, Coco Chanel, Jane Austen y Virginia Woolf, el tándem formado por Nina Cosford y su compañera Zena Alkayat piensa seguir ampliando su colección de biografías de mujeres. La razón es bien sencilla: «queremos traer esas figuras a un contexto más visual y contemporáneo, porque estamos convencidas de que la historia de cada una de estas creadoras es aún relevante para las mujeres de hoy en día».
POR EDUARDO BRAVO
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