"Aquellos que piensan que no tienen tiempo para hacer ejercicio, tarde o temprano tendran que encontrar tiempo para la enfermedad" —Edward Stanley
Cuando entrenaba natación durante mi niñez, y parte de mi adolescencia, se consideraba como verdad incuestionable que la carrera de un nadador terminaba al cumplir los 25 años.
Mark Spitz, el nadador más exitoso de la historia hasta la aparición de Michael Phelps, confirmaba dicha creencia al retirarse de la competición a los 22.
Y fue precisamente Phelps quien se encargó de demostrar que la barrera de los 25 años no era más que un frágil mito. A los 31 años se convirtió en el nadador más veterano en ganar una medalla de oro individual.
De igual manera lo hizo Kristin Armstrong, quien, aunque en otro deporte, a los 43 se convirtió en la ciclista más vieja en ganar una medalla (oro).
Estos “veteranos” deportistas se han encargado de recordarnos a todos que la edad es una cuestión más de actitud y esfuerzo que de calendario. Y la ciencia los respalda.
Hasta hace muy poco se pensaba que la velocidad a la cual envejecemos era algo inalterable. Por fortuna (para aquellos que pasamos los 40), cada día se va amontonando evidencia que señala que esto no es cierto.
Un estudio realizado con personas mayores, encontró que aquellos que practicaban deporte con regularidad mostraban grandes divergencias entre su edad cronológica y la biológica. Las pruebas médicas realizadas a personas de 80 años, por ejemplo, eran equiparables a las de personas ¡20 años más jóvenes!
Genial, ya sabemos que el ejercicio es fuente de juventud para nuestro cuerpo. Pero, ¿y qué pasa con nuestra mente, la otra gran afectada por el paso de los años?
Aquí también hay buenas noticias; la actividad física ayuda de igual manera a rejuvenecer el cerebro. Un estudio reciente publicado por la revista Neurology reportó que el deporte puede retrasar el envejecimiento de la sesera hasta por 10 años.
Y te estarás preguntando, ¿qué tipo de ejercicio es el que más conviene, aeróbicos o pesas? Ambos.
Las investigaciones señalan que las actividades aeróbicas como caminar, trotar, nadar, montar en bici son las que producen mejores resultados en la conservación de la capacidad mental.
No obstante, el trabajo con pesas es vital a la hora de combatir algunos de los grandes problemas del envejecimiento: la pérdida de masa muscular y densidad ósea que se presenta a partir de la tercera década de vida. Músculos y huesos fuertes evitan muchos de los inconvenientes asociados con la vejez, como la lentitud al andar, el encorvamiento y la pérdida de fuerza, por citar algunas.
Y como lo dije atrás, conservarse sano y fuerte durante más tiempo es cuestión de esfuerzo (actividad física) y actitud (mentalidad).
Yo vivo fascinado con el poder que tiene la mente sobre el cuerpo, en ocasiones me parece cuestión de hechicería.
En una investigación, a dos grupos de personas se les mostraron imágenes en una pantalla, pero a uno de los grupos se les presentó palabras relacionadas con la vejez de manera subliminal (las palabras eran mostradas a una velocidad que no permitía que fueran captadas por la conciencia, pero si por el subconsciente).
Después de ver las imágenes los participantes debían caminar por un pasillo sin saber que estaban siendo observados por los investigadores, quienes tomaron el tiempo que cada persona tardaba en recorrer esa distancia. El grupo que había sido expuesto a las palabras “ancianas” en promedio tardó más en atravesar el pasillo.
En este caso las palabras los habían hecho más conscientes de su edad y se comportaban con mayor precaución. Las palabras relacionadas con la vejez los hizo sentirse y comportarse como personas mayores.
Pero nuestra poderosa mente también puede producir el efecto contrario. En otro fascinante estudio realizado en 1979 y difundido por el New York Times, un grupo de personas mayores fue llevado a vivir en una casa que estaba decorada y equipada con objetos que se utilizaban dos décadas atrás. Además, a los participantes se le pidió que se comportan como si estuvieran en el año 1959.
Cuando finalizó el estudio, una semana más tarde, el grupo mostró mejoras en su "fuerza física, destreza manual, modo de andar, postura, percepción, memoria, cognición, sensibilidad en el gusto, audición y visión" afirmó Ellen Langer una de las investigadoras.
Así que ya lo sabes, con un poco de movimiento y la mentalidad adecuada, los años le pasarán a tu vecino, no a ti.
Mark Spitz, el nadador más exitoso de la historia hasta la aparición de Michael Phelps, confirmaba dicha creencia al retirarse de la competición a los 22.
Y fue precisamente Phelps quien se encargó de demostrar que la barrera de los 25 años no era más que un frágil mito. A los 31 años se convirtió en el nadador más veterano en ganar una medalla de oro individual.
De igual manera lo hizo Kristin Armstrong, quien, aunque en otro deporte, a los 43 se convirtió en la ciclista más vieja en ganar una medalla (oro).
Estos “veteranos” deportistas se han encargado de recordarnos a todos que la edad es una cuestión más de actitud y esfuerzo que de calendario. Y la ciencia los respalda.
Hasta hace muy poco se pensaba que la velocidad a la cual envejecemos era algo inalterable. Por fortuna (para aquellos que pasamos los 40), cada día se va amontonando evidencia que señala que esto no es cierto.
Un estudio realizado con personas mayores, encontró que aquellos que practicaban deporte con regularidad mostraban grandes divergencias entre su edad cronológica y la biológica. Las pruebas médicas realizadas a personas de 80 años, por ejemplo, eran equiparables a las de personas ¡20 años más jóvenes!
Genial, ya sabemos que el ejercicio es fuente de juventud para nuestro cuerpo. Pero, ¿y qué pasa con nuestra mente, la otra gran afectada por el paso de los años?
Aquí también hay buenas noticias; la actividad física ayuda de igual manera a rejuvenecer el cerebro. Un estudio reciente publicado por la revista Neurology reportó que el deporte puede retrasar el envejecimiento de la sesera hasta por 10 años.
Y te estarás preguntando, ¿qué tipo de ejercicio es el que más conviene, aeróbicos o pesas? Ambos.
Las investigaciones señalan que las actividades aeróbicas como caminar, trotar, nadar, montar en bici son las que producen mejores resultados en la conservación de la capacidad mental.
No obstante, el trabajo con pesas es vital a la hora de combatir algunos de los grandes problemas del envejecimiento: la pérdida de masa muscular y densidad ósea que se presenta a partir de la tercera década de vida. Músculos y huesos fuertes evitan muchos de los inconvenientes asociados con la vejez, como la lentitud al andar, el encorvamiento y la pérdida de fuerza, por citar algunas.
Y como lo dije atrás, conservarse sano y fuerte durante más tiempo es cuestión de esfuerzo (actividad física) y actitud (mentalidad).
Yo vivo fascinado con el poder que tiene la mente sobre el cuerpo, en ocasiones me parece cuestión de hechicería.
En una investigación, a dos grupos de personas se les mostraron imágenes en una pantalla, pero a uno de los grupos se les presentó palabras relacionadas con la vejez de manera subliminal (las palabras eran mostradas a una velocidad que no permitía que fueran captadas por la conciencia, pero si por el subconsciente).
Después de ver las imágenes los participantes debían caminar por un pasillo sin saber que estaban siendo observados por los investigadores, quienes tomaron el tiempo que cada persona tardaba en recorrer esa distancia. El grupo que había sido expuesto a las palabras “ancianas” en promedio tardó más en atravesar el pasillo.
En este caso las palabras los habían hecho más conscientes de su edad y se comportaban con mayor precaución. Las palabras relacionadas con la vejez los hizo sentirse y comportarse como personas mayores.
Pero nuestra poderosa mente también puede producir el efecto contrario. En otro fascinante estudio realizado en 1979 y difundido por el New York Times, un grupo de personas mayores fue llevado a vivir en una casa que estaba decorada y equipada con objetos que se utilizaban dos décadas atrás. Además, a los participantes se le pidió que se comportan como si estuvieran en el año 1959.
Cuando finalizó el estudio, una semana más tarde, el grupo mostró mejoras en su "fuerza física, destreza manual, modo de andar, postura, percepción, memoria, cognición, sensibilidad en el gusto, audición y visión" afirmó Ellen Langer una de las investigadoras.
Así que ya lo sabes, con un poco de movimiento y la mentalidad adecuada, los años le pasarán a tu vecino, no a ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario