Insistió en que debemos cultivar la facultad imaginativa – la capacidad de formar imágenes esperanzadoras y anticipatorias del futuro. En una era de increíbles logros tecnológicos, podríamos llegar a admitir ciegamente que todos los desafíos humanos tienen una solución tecnológica. Cuando enfrentamos grandes desafíos, pasivamente esperamos que algún experto provea una solución tecnológica. La consecuencia no prevista de tal fe en los avances tecnológicos es la derrota de nuestra imaginación, nuestra propia habilidad para generar soluciones creativas. Estamos perdiendo nuestra facultad imaginativa, esa capacidad para combinar los materiales de nuestros mundos interno y exterior, fruto del uso de todos nuestros sentidos, para darle forma a nuevos patrones de realidad”. BARRET, FRANK J. y FRY, RONALD E.
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