El mundo está viviendo una época de efervescencia en Inteligencia Artificial. Aquí no nos enteramos demasiado, estamos ocupados en otras cosas. Pero hasta en la Casa Blanca se lo han tomado en serio. Por eso, el presidente Obama (¡cómo lo echaremos a faltar!) ha organizado en Pittsburg una conferencia (Frontiers, podréis encontrar información aquí), y ha liderado el desarrollo de un plan estratégico (aquí lo encontraréis) para debatir las profundísimas implicaciones tecnológicas, económicas y filosóficas de la inteligencia artificial, y para convertirla en una fuerza positiva de progreso. Inaudito, ¿verdad? Qué gran talento estratégico y político se nos va.
En innovación y tecnología las cosas pasan extraordinariamente rápidas. Big Data está siendo superado ya por nuevos paradigmas, como la Computación Cognitiva. Intento imaginar cómo será la interacción con el internet del futuro (inmediato, en pocos años). Netscape, Yahoo, Altavista y finalmente Google nos permitieron el acceso a datos infinitos. La revolución del internet de las cosas sumará 50.000 millones de dispositivos interconectados a internet en los próximos años. Los datos, como se ha repetido hasta la saciedad, serán el “nuevo petróleo”. Datos de consumidores, datos provenientes de las redes sociales, datos de desplazamiento de usuarios, datos científicos, datos abiertos de las administraciones públicas, datos médicos, o datos de dónde y en qué estado está todo objeto manufacturado. Todo ello dio lugar al paradigma Big Data: tratar de forma eficiente esos datos permitirá procesos de toma acertada de decisiones. Detrás de ese océano infinito de información se esconden patrones estadísticos. Se puede generar conocimiento y anticipar tendencias de futuro en base al histórico de datos.
Pero ese paradigma está siendo superado en tiempo real: no es necesario tratar los datos, otra capa de inteligencia superior los tratará por nosotros. La interfase web cambiará. Ya no buscaremos datos para, por ejemplo, irnos de vacaciones. Nuestro PC equipado o con acceso a inteligencia artificial, que ya sabrá qué nos gusta (la historia, la gastronomía, la cultura), qué tipo de países preferimos (polares, fríos, templados, europeos, americanos o asiáticos), qué nivel de riesgo asumimos, qué poder adquisitivo tenemos, qué patrones de compra o qué estructura familiar, nos pasará un réport. ¿Dónde me aconsejas ir de vacaciones? Te sugiero ir este verano a Londres. Parece que hará buen tiempo, la libra está baja, y no habrá exceso de turistas por el Bréxit. Te he preparado una ruta ideal para ti. El primer día, ves a la Torre de Londres. Hay unas excavaciones romanas cerca que te encantarán. Tienes el plano y las coordenadas GPS adjuntas. Ideal que llegues en barco, tomando un ferry desde el Parlamento. Te he hecho una pre-reserva en el hotel Century. Las redes sociales hablan muy bien de él, y se ajusta a tu presupuesto. Sugiero una salida a Stonehenge que puedo reservarte ya…
No buscaremos los datos nosotros, ni los procesaremos. Preguntaremos cosas y demandaremos tareas a nuestros sistemas informáticos. Pero la verdadera revolución vendrá cuando la inteligencia artificialtenga iniciativa propia. Cuando no espere a que le preguntemos. Cuando recibamos un mail de nuestro PC, sin demanda previa, diciendo “Te aconsejo unas vacaciones en Londres. Te veo mal, y creo que las necesitas. He analizado tu agenda y has trabajado 67 horas la última semana. La media de los últimos meses es de 58 horas por semana. Tus búsquedas en la web son erráticas e ineficientes. Algo pasa. No puedes seguir así”. O cuando un equipo directivo reciba directrices de su sistema informático, sin pedírselo previamente: “Es el momento de abordar el mercado asiático. Juan y Pedro deberían desplazarse a Hong Kong y firmar los contratos. María es la más indicada para dirigir la nueva división en China. Si no lo hacemos ahora, las probabilidades de éxito caen exponencialmente. Y no olvidéis que hay que vender el negocio de recambios y enfocarnos en equipo origen”
Ese sí que será un verdadero e inquietante punto de inflexión: cuando las máquinas no esperen peticiones humanas y actúen por iniciativa propia. Quizá por ello Obama está tan preocupado (y quizá por ello aquí estamos tan despreocupados, esperando que alguna inteligencia artificial tome el control de todo ;-). De la era de los Datos, pasaremos rápidamente a la de la Inteligencia. Y, de ahí, a la de la Iniciativa.
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