miércoles, 26 de octubre de 2016

Vehículos autónomos: ya en la carretera

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Las noticias de los últimos días son de esas que permiten contestar a los escépticos que aventuraban largos plazos de muchos años hasta que la tecnología y la legislación estuvieran a punto: por un lado,Budweiser hace su primer envío de 50,000 latas de cerveza en un camión Volvo completamente autónomo, con autonomía nivel 4. Repetimos: una startup formada por ex-Googlers y recién adquirida por Uber acaba de enviar su primer camión cargado entre dos poblaciones estadounidenses, con un conductor sentado al volante que no ha tenido que tocar nada, y que podía ir haciendo chistes sobre si dedicarse a practicar posturas de yoga.
Por otro, Tesla ha anunciado, tras cierta intriga, su intención de que todos sus vehículos vendidos desde ahora lleven ya instalado todo el hardware necesario para ser completamente autónomos, igualmente nivel 4: $8,000 dólares en sensores y equipos preparados para ser accionados por un software que continúa evolucionando, pero que cuando se considere completado, será instalado mediante una simple actualización, sin tener que sacar el coche del garaje ni llevarlo a ningún concesionario (Tesla, por cierto, no tiene concesionarios, entre otras cosas también cambia el modelo de distribución).
Por el momento, para actualizar tu forma de pensar si aún desconfiabas, puedes ver este vídeo en el que un Tesla en modo totalmente autónomo sale de su garaje, recoge a su dueño, lo lleva hasta una tienda de Tesla, lo deja en la puerta, y se va por su cuenta a buscar aparcamiento:
Mientras tanto, otros fabricantes, como BMWVolvoDaimler y muchos otros prosiguen con avances hacia lo que se ha convertido ya decididamente en la nueva frontera de la automoción, una empresa francesa completa una ronda de financiación para continuar avanzando en autobuses autónomos, y las dudas sobre el proyecto de Apple se contrarrestan con la evidencia de que mantiene equipos trabajando en el desarrollo de un sistema operativo para el mismo tema.
Además, dando una nueva vuelta de tuerca al tan traído y llevado dilema ético, Mercedes anuncia que en caso de accidente, sus vehículos tomarán como prioridad proteger a su conductor, no a los que estén en las proximidades. Unido a las declaraciones de Volvo de que si hay un accidente en uno de sus vehículos autónomos, la responsabilidad será únicamente suya, es una de las afirmaciones más radicales que hemos visto en esta nueva época de la industria automovilística.
La verdad, estoy ya completamente harto del cansino “dilema del tranvía” y de los escépticos que afirman que retrasará la llegada de los vehículos autónomos hasta sabe dios cuántos años más. El “dilema del tranvía” es un ejemplo de libro de un “no problema”: pretender poner en suspenso o retrasar la introducción de una tecnología que puede a salvar millones de vidas, simplemente porque no sabemos qué hacer ante una situación que, en realidad, sabemos que no va a tener lugar jamás. Las perspectivas en las que un vehículo se encuentre de verdad ante una situación en la que no tiene ninguna otra opción más que matar a unos peatones o matar a su conductor son tan mínimas, que resultan directamente absurdas. Plantear el dilema está muy bien para estudiosos de la ética, pero en la vida real, esa situación, cuando los vehículos están completamente erizados de sensores con una elevada calidad y con enormes capacidades para entender el entorno que les rodea, no se va a dar nunca, o únicamente en casos tan excepcionales, que no vale la pena ni planteárselos. Hoy, ante un accidente, nadie se plantea qué debe hacer el conductor, sino que simplemente este actúa con las posibilidades que tiene en ese momento en una situación desesperada. ¿Qué pasa cuando esas situaciones desesperadas no tienen lugar, porque el vehículo siempre sabe con todo detalle qué tiene alrededor? Que intentamos inventarnos el problema, simplificar situaciones hasta el límite, y llegar a un punto muerto. No, el “dilema del tranvía” no existe, porque sus restricciones de origen son falsas: nunca un vehículo se encontrará ante una situación tan radicalmente dicotómica. Si esa es la objeción, lo mejor es hacer lo que estamos haciendo: ignorarla, aprender del pasado, seguir con las pruebas y, en breve, con la comercialización.
Más madera…

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