El desconcierto en el que nos encontramos es en realidad una bendición:
constituye una muestra de sensibilidad. Aquellos que atraviesan la vida sin el más mínimo sentimiento de desamparo son inconscientes. La angustia provocada por nuestra conciencia posee un enorme potencial de transformación, un tesoro de energía en el que podemos a manos llenas y que podemos utilizar para construir algo mejor, lo que la indiferencia no permite.
Escrito por el autor según un consejo dado oralmente.
Jigme Khyentse
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