“La gran cuestión es si vas a ser capaz de darle un sí, a tu aventura”.Joseph Campbell
Meses atrás nos preguntábamos si ¿Somos positivos o negativos? ¿Somos fuertes? ¿Somos Honestos? , de cómo las emociones también las podemos expresar en nuestro trabajo, de cómo poder intentar ser un poco más felices en nuestro punto de trabajo.
Hace unos días, fui a una charla sobre comunicación verbal y no verbal, realmente, quería ir porqué todos los ponentes los conocía en persona, y si más no, así era otra forma de poder seguir en contacto, tener comunicación de nuevo entre todos, porqué no sé si nos pasa a todos, que al final tenemos que buscar una excusa para reunirte con la gente por las agendas, calendarios, trabajos, familia, que al final la comunicación auditiva y visual la terminamos perdiendo con nuestras personas más próximas, incluso a veces en el mismo lugar de trabajo. Con la excusa de ir a la charla, los podría ver a todos, y así luego tener entre todos, una pequeña sobremesa para conversar. (Momentos sublimes de la red)
No hace mucho, una persona me contaba que la persona superior en su puesto de trabajo se comunicaba con el grupo a través del email, cuando esta persona estaba sentada justo delante de todos ellos.
Miguel Ángel García, en uno de sus retos que está completando este año, de leer, resumir un libro por semana, al que admiro mucho tanto hacía él como a su propio reto, digno de ver, y de leer, con quien mantenemos comunicación, aunque nos separe la distancia, nos empezaba con esta frase demoledora, a raíz de un libro que acaba de leer, titulado “Conversación” de Theodore Zeldin. ¿Tienes conversaciones de calidad?
“Esta sociedad ha de recuperar el arte de la conversación”
La importancia de la empatía entre las personas, es fundamental, importante, y sea cual sea el ámbito, si estás delante de una persona, si estás en el trabajo, en una entrevista, en una comida familiar, entre amigos.
Es por ello que hoy, a raíz de unos estudios que fui leyendo a partir de la biblioteca que siempre me gusta contaros, dónde almacenamos miles y miles de artículos quería llevar este tema a la parrilla, para luego asarla.
Puede ser la forma más alta de adulación, pero la imitación es una de las formas más bajas de la empatía. Sin embargo, eso no significa que sea de sentido.
Hace años que los estudios nos han demostrado que los orangutanes imitan las expresiones faciales de los demás, proporcionando evidencia de que la empatía puede existir en los animales.
El estudio Rapid facial mimicry in orangutan play by Marina Davila Ross, Susanne Menzler, Elke Zimmermann publicado 23 Febrero de 2008.DOI: 0.1098/rsbl.2007.0535 publicado en la revista Biology Letters y dirigido por los investigadores de la Universidad de Portsmouth (en el Reino Unido) y la Universidad de Hannover (Alemania), examinaron 25 orangutanes en cautiverio. Los investigadores se enfocaron en una de las expresiones faciales de los orangutanes: bocas abiertas de forma ovalada, que son análogas, por no decir, casi iguales a la risa del ser humano. Al igual que entre los seres humanos, los investigadores encontraron, la risa de los orangutanes era igual de contagiosa que la misma que nosotros podemos contagiar cuando reímos. Cuando uno de ellos mostraba su sonrisa con la boca abierta, otros alrededor de él hacían lo mismo más o menos dos tercios del tiempo en que duraba la sonrisa.
Formalmente, esto lo podemos llamar a que hay una evidencia sobre el “contagio emocional”, entre nosotros, los seres humanos, dado que las emociones las podemos pasar, transmitir involuntariamente de una persona a otra, como si de un resfriado fuera. Es una forma básica pero todavía importante sobre la empatía, lo que nos indica que un animal es capaz de experimentar la emoción de otro como si fuera su propia emoción. En los seres humanos, esta mímica facial involuntaria puede ocurrir en menos de la cuarta décimas de segundo. En este estudio, los investigadores descubrieron que los orangutanes reaccionan con la misma rapidez, ¿curioso no creéis?
La presencia de contagio emocional en los orangutanes sugiere la empatía está profundamente arraigada en la naturaleza humana, que se extiende hacia atrás en el tiempo, tanto como hace 12 a 16 millones de años, cuando los seres humanos y los orangutanes compartíamos un ancestro evolutivo común.
Una sonrisa en la que podemos confiar.
Un estudio ha abordado una de las cuestiones más importantes sobre la confianza entre las personas: ¿Quién puede confiar en nosotros?
Arvid Kappas, es uno de los autores del estudio, dice que las caras neutrales pueden tener un parecido sospechoso porque no siguen una norma social: sonriente en la presentación de uno mismo. “Creo que la mayoría de las personas son conscientes de que no todas las personas que nos saludan con una sonrisa son verdaderamente felices por vernos, pero siguen las reglas de etiqueta, el contrato o comportamiento social“, dice Kappas, profesor de psicología en la Universidad Jacobs en Alemania. “Las personas que no cumplan con este contrato social aparecen como personas negativas“.
En el estudio titulado Facial dynamics as indicators of trustworthiness and cooperative behavior, publicado en el mes de noviembre del 2007 en la revista Emotion, los investigadores observaron cómo señales faciales sutiles nos ayudan a las personas a decidir si otra persona es digna de nuestra confianza. Idearon un simple juego de ordenador en el que los participantes se les retribuían con una cantidad de dinero según la acción que hicieran.
Antes de comenzar el juego, los investigadores participantes en el estudio mostraron video clips cortos de varias personas diferentes, pidiendo a los participantes que persona elegirían como su socio para el juego. Las personas en los videos mostraban ya sea una sonrisa genuina, una sonrisa falsa, o una expresión facial neutra. Teniendo en cuenta las reglas del juego, los participantes, obviamente, tenían incentivos para elegir el jugador que parecía más digno de su confianza.
Aunque las expresiones faciales fueron sutiles y fugaces, influyeron fuertemente en cómo los participantes tomaron sus decisiones. Los jugadores con la sonrisa genuina fueron los que más elegían de forma más frecuentemente, mientras que aquellos con la cara neutra fueron escogidos menos veces. Los que tenían una sonrisa genuina también se calificaron como los más simpáticos, atractivos y cooperativas; las caras neutrales obtuvieron las puntuaciones más bajas en todas las escalas.
En su artículo de emoción, los investigadores dicen que sus resultados sugieren seres humanos que “parecen haber evolucionado con sistemas especiales que les permiten detectar tramposos, que las emociones falsas, pero aparecen como signo de confianza y de cooperación.” Sin embargo, si las sonrisas falsas son generalmente asociadas con los tramposos, ¿por qué los que tenían una sonrisa falsa parecen ser los socios más deseables que las caras neutrales?
Todo ello viene, porqué a veces, nos fiamos más de una sonrisa que de una cara neutral que no exprese sentimiento ni emoción.
A veces, nuestras expresiones, nuestras emociones nos muestran nuestro estado de ánimo, no siempre lo tendremos de forma positiva ni negativa, a veces incluso estaremos de forma neutral, todo ello nos implicará a que grado de empatía tendremos hacía los demás.
“¿Para qué hacer mala cara si podemos sonreír los dos? – María 92 años.
Para que podamos finalizar, una sonrisa, puede causar un efecto contrario a lo que queremos expresar, a veces incluso la podemos contagiar, tengo una persona, amiga mía de 92 años, cada semana salimos a la calle, los dos, entre las numerosas charlas y conversaciones, ella va siempre sonriendo, sonríe a los niños, sonríe a los jóvenes a todo el mundo en general, y os aseguro que su sonrisa y risa es muy contagiosa. Ella, crea empatía a todo el mundo que le rodea.
«Cuando la oportunidad llega, ya es muy tarde para prepararse».John Wooden
Gracias por leerme, por disfrutar, por compartir.
Ricard Lloria by @Rlloria
Facial dynamics as indicators of trustworthiness and cooperative behavior.Krumhuber, Eva; Manstead, Antony S. R.; Cosker, Darren; Marshall, Dave; Rosin, Paul L.; Kappas, Arvid – Emotion, Vol 7(4), Nov 2007, 730-735
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